Julia estaba apoyada contra la pared a un par de metros del salon dónde en cuestión de minutos Andrés impartiría su clase. Tenía la mirada fija en el suelo, observando distraídamente los pies de los cientos de alumnos que pasaban justo frente a ella.No quería entrar. No quería verlo.
Bueno, en realidad sí, pero le daba miedo.
La idea de que despues de lo que pasó el día anterior él pudiera rechazarla le daba terror. Sabía que Andrés no sería capaz de hacerlo, pero al mismo tiempo la constante voz de su madre junto a sus propios miedos le repetían una y otra vez que un hombre como él no se fijaría en una niña como ella. O al menos no para algo serio.
—¿Julia? —levantó la vista al reconocer la voz de Sam—, ¿Está todo bien?
—Sam, hola —la saludó volviendo a caer en la realidad. Julia tenía el rostro más pálido de lo normal, y a pesar de que nunca fue muy sociable Sam nunca la había visto cabizbaja como hoy.
—¿Que ha pasado? —volvió a preguntar, esta vez segura de que algo con Julia no andaba bien.
Ella intentó sonreír pero en su lugar una extraña mueca se formó en su rostro.
A Julia no le gustaba hablar de sus problemas, pero en ese momento tampoco quería entrar a clases.
—¿Quieres tomar un café? Yo invito —se ofreció enderezandose de golpe, lista para abandonar el lugar.
—¿Ahora? Pero si tenemos... —Sam se detuvo al comprender lo que estaba pasando con Julia, o como le gustaba llamarla internamente, su nueva amiga.
Abrió la boca intentando decir algo, pero como nada se le ocurrió se limitó a asentir, aceptando su propuesta. Ambas caminaron en silencio hasta la cafetería frente al campus dónde solían juntarse a hacer los trabajos en equipo. Julia se pidió un café, al igual que siempre, y Sam un chocolate caliente. Gracias a la calefacción del lugar el frío no era capaz de sentirse ahí dentro. Permanecieron sentadas unos minutos, aguardando sus respectivas bebidas en completo silencio, aunque uno agradable. A pesar de que Julia nunca lo había dicho en voz alta, Sam comprendía que a ella le costaba un poco más que al resto la idea de abrirse ante alguien.
—Ayer perdí la virginidad con Andrés —soltó de golpe, provocando que Sam, quien observaba a través de la ventana el campus a lo lejos, volteara hacia ella con los ojos bien abiertos.
—¿Qué? —murmuró mientras una pequeña sonrisa comenzaba a formarse en su rostro.
Al verla Julia la fulminó con la mirada.
—No sonrías —le ordenó cruzando sus brazos sobre su pecho.
Sam frunció el ceño.
—¿Por qué no?
—Porque no es algo bueno.
—¿Y por qué no es algo bueno?
—Porque no.
Sam se rió.
—Esa no es una excusa válida.
—No es una excusa —se defendió Julia mirándola con algo de indignación.
—Claro que lo es.
—No, no lo es.
Permanecieron en silencio durante varios minutos en los cuales la misma mesera que las atendió les trajo una taza de café y una de chocolate caliente.
Aunque la situación no parecía ser nada seria Julia no podía dejar de pensar en eso. Su propia mente le estaba jugando en contra, luchar contra los sentimiento que Andrés le provocaba la estaba agotando.
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El profesor de Julia © [COMPLETA]
RomanceJulia no esperaba que su profesor fuera el hijo del mejor amigo de su padre. Y Andrés no esperaba encontrarse con aquella niña repleta de rizos que había interrumpido su clase en el living de su casa. Ninguno esperaba que la atracción fuera tan gran...