Capitulo 3

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A diferencia de la primera cena que habían compartido, está no era elegante. Y Julia agradeció tener la posibilidad de poder bajar con nada más que unos jeans y una camisa blanca. Tenía el cabello recogido en una cola de caballo que le llegaba hasta la mitad de la espalda y algunos rizos se le habían desarmado a causa del peinado pero aún así se veía presentable, pensó mirándose al espejo ubicado en una de las paredes del living.

Estaba nerviosa y no sabía que hacer, esperaba la llegada de los Johnson mientras sus padres estaban en la cocina terminando los últimos preparativos y hablando sobre solo Dios sabe qué. Hace unos minutos había intentado volver a subir a su habitación al ver que tardarían en llegar pero su madre le había pedido que se quedara aquí abajo para abrirles la puerta en cuanto llegaran. Por suerte había bajada con su libro y decidió sentarse en uno de los sofás a continuarlo mientras esperaba. Habría sido mentira si dijera que el timbre la distrajo, porque para ser honesta le estaba costando horrores concentrarse. Julia camino lentamente hasta la puerta de su casa con su libro aún en mano y al verlos no pudo evitar sonreír. No importaba que tan odioso sea su hijo, Lizy y Mike se habían ganado un pedazo de su corazón.

Primero entró Lizy quien la abrazo con cariño seguida de Mike, y cuando fue el turno de Andrés, por más que intentó mantener la sonrisa que segundos antes caracterizaba su rostro, no pudo evitar flaquear.

Cuando Andrés la vió al abrir la puerta no pudo evitar sentirse extremadamente culpable, es cierto que esa niña necesitaba un poco más de disciplina pero quizás había sido demasiado duro con ella. Y la culpa no disminuyó al verla sonreírle tan alegremente a sus padres para luego enfocar su vista en él y ver cómo luchaba por no borrarla. Julia lo saludo con un movimiento de cabeza que él le devolvió, y se giró lista para ignorarlo el resto de la noche.

—Es una alegría tenerlos a los tres aquí —dijo Anne mientras terminaba de saludar a Andrés.

Los adultos comenzaron a hablar y, al igual que la cena anterior, parecieron olvidarse completamente de ellos. Tanto Andrés como Julia estaban a un costado de sus padres escuchándolos conversar, sin hablar. Ella solo quería escapar de aquel incómodo momento y no se le ocurrió mejor idea que excusarse para devolver el libro a su habitación. Se acercó lentamente a su madre y le murmuró:

—Iré a mi habitación a devolver el libro, enseguida vuelvo.

Anne la miró y asintió, algo que la sorprendió, Julia había esperado que se resistiera a la idea de alejarse de los invitados. Ya había comenzado su camino hacia las escaleras cuando que su madre volvió a hablar.

—Andrés, ¿No quieres acompañar a Julia a dejar el libro en su habitación? Tu madre me dijo que eres profesor de biofísica y si no recuerdo mal tú —en cuánto la mirada de su madre se posó en ella Julia sintió que moriría—, el otro día necesitabas algo de ayuda en eso.

Julia supo que Andrés fijo su mirada en ella pero no sé atrevió a mirarlo. En ese momento solo esperaba que su madre sintiera como la fulminaba con la mirada, ¿Por qué siempre encontraba la forma de hacerle la vida imposible?

—Claro que no —su voz había salido más aguda de lo que esperaba—. Iré solo un minuto a dejar esto —levantó el libro que tenía en su mano derecha, está vez mirando a Andrés, su única opción era convenserlo a él—, no es necesario.

Lo último había salido casi en un susurro. De alguna forma le rogaba a Andrés para que se negara a aceptar la invitación de su madre a su habitación y a ayudarla a responder las preguntas que no quería hacerle a él.

—Eso es una idea genial, Andrés ama enseñar, todavía recuerdo las primera clases de dió cuando aún estaba estudiando...

Julia dejo de escuchar a Lizy a medida que los cuatro adultos se iban alejando en dirección a la cocina. Andrés la miró con algo de confusión al saber que la pequeña manta de rizos tenía dudas sobre sus clases y no pudo evitar preguntarse porque nunca se lo había dicho. En cuanto ella lo vió acercarse a la escalera supo que él había decidido seguirla. Julia subía los peldaños casi corriendo mientras Andrés intentaba seguirle el paso. Por un breve momento la idea de cerrarle la puerta de la habitación en la cara se le pasó por la cabeza, pero la descartó rápidamente.

El profesor de Julia © [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora