Capitulo 4

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El rostro sonrojado de Julia la noche anterior aún se mantenia en su mente. Había hecho un gran esfuerzo por no reírse luego de soltar aquello, sobre todo al verla intentando quitarse el inexistente pedazo de spaghetti. Estaba seguro de que si hasta ese momento ella no lo odiaba, ahora sí lo hacía. Pero de todas formas no se arrepentía, quizás fué la única oportunidad que tendría de ver a sus mejillas tornarse tan bordo.

A Julia, por otro lado, no le había divertido para nada. Había estado un buen rato intentando quitarse lo que sea que tuviera en el diente hasta que se vio en el espejo del baño y se dió cuenta que no tenía nada. Le habría gustado gritarle pero ya era demasiado tarde porque tanto él como Mark y Lizzy se habían despedido de ellos minutos atrás.

Y no supo porqué, pero esa noche se fue a dormir más tranquila de lo normal, el enojo con Andrés por su broma había durado menos de lo que esperaba y cuando éste la había saludado diciéndole que en la próxima cena le traería un libro especial para que leyera le había provocado una pequeña sonrisa.

El domingo había pasado más rápido de lo que esperaba. A la mañana se había dedicado a hacer todas las tareas que tenía pendientes y a la tarde había seguido con su investigación sobre biofísica. En una hoja había dejado en claro las dudas que tenía para ir buscándolas de a poco.

En la mañana de lunes Julia se había asegurado de llegar bien a clases, no quería volver a quedar fuera y menos ahora, dónde la presencia de Andrés no le molestaba tanto como antes. Fue caminado hasta la Universidad con los auriculares puestos a pesar de que su padre odiaba que lo hiciera, decía que era algo peligroso, sobre todo con la música alta. Y ella estaba de acuerdo con eso, fue por eso que a la hora de ajustar el volumen de la música lo había bajado para escucharla como un leve murmullo de fondo. Antes de salir de su casa se había metido en la boca una goma de mascar que encontró sobre el mesón de la cocina y se había pasado todo el camino formando pequeños globos con ésta para luego volver a explotarlos con la lengua. Cuando llegó se quitó los auriculares y los guardo. A pesar de que sabía que había llegado a la hora justa ver el movimiento en los pasillos le dió más tranquilidad.

La puerta del salón estaba abierta y ya había varios compañeros sentados dentro junto al profesor. Al entrar soltó un leve "buenos días" y Andrés se lo devolvió con una sonrisa.

—Antes que nada —había comenzado a hablar Andrés cuando toda la clase estuvo lista—, me gustaría preguntar si alguien tiene alguna duda sobre alguno de los temas vistos hasta ahora.

Su mirada cayó en la Julia, quien enseguida desvió la mirada. Claro que las tenía, pero no iba levantar la mano ante toda la clase y decir que sus dudas provenían de varias clases atrás. No, prefería buscarlas por Internet, sabía que tarde o temprano lo haría.

—¿Nadie? —volvió a preguntar al ver que ninguno de sus alumnos se movía.

Pudo ver como Julia lo evitaba con la mirada, ella ya era lo suficientemente grande como para pedir por ayuda si lo necesitaba. El ya había hecho su parte, pero si ella no lo dejaba no habría nada que pudiera hacer para ayudarla.

La clase transcurrió al igual que siempre, y Julia sintió que por fin había comenzado a comprender mejor algunas cosas. Resolver los problemas que él les daba ya no era tan complicado como antes, tenía sus complicaciones claro, al igual que todo, pero aún así ya no sentía que la cabeza se le partía como en las primeras clases. Era un avance.

Esa misma tarde su padre la llamo diciendo que pasaría a recogerla por la Universidad, algo que agradeció al ver las nubes en el cielo. Durante el camino su padre le contó sobre una operación que le harian a una señeroa mayor junto Lion la semana entrante, y Julia lo escucho gustosa. Todo lo relacionado a la medicina la volvía loca.

El profesor de Julia © [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora