Capitulo 8

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Para cuándo terminó la película ya no quedaba más helado, de a poco y sin darse cuenta ambos habían dejado el pote completamente vacío.

—Es bueno saber que ya no tienes frío.

Andrés había sentido a lo largo de la película como la mirada de Julia se enfocaba por algunos segundos en él, pero no sé había animado a moverse. No importaba que tan confiado se mostrará, el miedo de dar algún paso en falso junto a ella parecía no querer salir de su cabeza.

Julia asintió ante su comentario. Aún le parecía algo irreal la extraña relación que habían formado, pero se sentía tan a gusto con él que se había prohibido a si misma pensar demasiado en aquello.

—No creí que te gustaran esta clase de películas —comentó Julia de repente.

—¿Por qué no lo harían? —preguntó algo confundido, no es como si tuviera alguna preferencia a la hora de ver alguna película o série.

Julia se encogió de hombros.

—Mi padre las odia, dice que son para las niñas cuando están aburridas.

Ambos rieron sin dejar de mirarse, se habían acomodado de costado en el sofá para poder verse mejor. Andrés tenía uno de sus brazos apoyado sobre el respaldo y pudo ver como Julia mordía sus uñas para quitárse el esmalte negro que las cubría.

—Son solo... historias.

—Lo sé.

—Julia —dijo de pronto demasiado serio para el momento.

—¿Si?

—Deja de comerte el esmalte de las uñas.

Julia frunció el ceño.

—No me lo estoy comiendo —se defendió—. Solo lo estoy quitando.

—Bueno, deja de hacerlo.

—¿Por qué?

No sé detuvo, sus dientes seguían raspando la superficie de sus uñas.

—Porque no quiero comer esmalte negro.

Julia se rió.

—¿Te gustaría más si fuera amarillo?

Antes de que Andrés llegará a tirarse encima suyo, Julia se movió hacia un costado cayéndose del sofá.

—En realidad no me gustaría ninguna clase de esmalte en mi boca.

La tomó del brazo y la devolvió al sofá, pero está vez sentada encima suyo con ambas piernas a los costados de sus caderas.

—¿Y por qué tendrías mi esmalte en tu boca?

La tomó del cuello para que no tuviera oportunidad de escapar, y en ese instante Julia supo sus intenciones. Pero no quería escapar, quería quedarse ahí junto a él dónde por primera vez en mucho tiempo se sentía completamente felíz.

Cuando Andrés unió sus bocas todas las preocupaciones desaparecieron de su cabeza. El beso comenzó siendo lento, Julia saboreaba sus labios con gusto a menta gracias al helado mientras él aferraba sus manos en su cintura intentando juntar sus cuerpos aún más. Pero poco a poco la temperatura de sus cuerpos fue subiendo, Julia mordió su labio inferior  y Andrés la atrajó más hacía él. La fricción de ese movimiento le provocó cosquillas en lugares donde nunca antes las había sentido y de repente comenzó a sentir algo duro debajo de ella. Julia no era tonta, y a pesar de nunca haberlo experimentado sabía muy bien lo que estaba pasando, pero se negaba a detenerse, no cuando todo lo que le hacía se sentía tan bien. Pero para su mala suerte Andrés separó sus bocas, su pecho subía y baja a gran velocidad, al igual que el de ella, y espero algunos segundos para hablar con normalidad.

El profesor de Julia © [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora