Dominación

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Kurenai Yuhi se consideraba una persona paciente y no muy exigente, ciertamente quería que sus alumnos llegarán a su máximo pero eso era lo que querían todos los profesores de sus alumnos, ¿A que venía todo esto? A su relación con Asuma Sarutobi, para poner las cosas en situación, se conocían desde la academia, habían sido parte del mismo equipo, pasaron su infancia como buenos amigos y su adolescencia como amigos que eran coquetos con el otro, durante su joven adultez las cosas quedaron claras y ambos querían una relación el uno con el otro, la idea de Kurenai era esperar a la boda para intimar, después de todo no quería arriesgarse a un embarazo sin estar casada, o un hijo no deseado ya que obstruiría su carrera, pero Asuma había insistido bastante en hacerlo.

Ella había decidido que tomaría la iniciativa por una vez en su relación, una buena cena con velas, un vestido sugerente, todo había ido tan bien hasta que su novio se desvistió, Asuma era un hombre fuerte y musculoso, de rostro y voz varonil, con grandes virtudes y valores, un ejemplo de hombre según dirían muchos, pero se llevó una inmensa decepción al ver el miembro viril de su pareja, no era como su amiga Anko que quería un pene de casi 30 centímetros, tamaño que se rumoraba tenía Asuma, ella era feliz con un promedio, entre 10 y 15, pero ni siquiera a eso llegaba, el miembro de Asuma con suerte llegaba a los cinco centímetros empalmado.

Por lo que en tamaño se refería Asuma era una decepción, ni siquiera lo tenía grueso como para nivelar el bajo tamaño, era pequeño y delgado como un meñique, pero no se desilusiono, puede que no tuviera una herramienta muy digna pero mientras supiera usarla y pudieran hacerlo varias veces debería compensar todo, pero en que error había estado, el hombre barbudo ni siquiera le dio a su punto g, ni siquiera creía que hubiera perforado su himen, y aún peor solo duró una ronda, por lo que su frustración sexual tenía motivos, pero quería creer que el sexo era algo sin interés mientras los dos se amaran y su relación fuera bien, pero por más que había querido creer eso su frustración era mayor y mayor hasta llegar al punto en el que se encontraba, un punto en el que sí la descubrían sería el fin de su carrera y vida social, espiar a sus alumnos mientras se duchaban en una posada después de una pequeña misión, había agarrado la ropa interior de uno de ellos, no sabía de cual era pero menos no le podía importar, y la olía mientras se masturbaba furiosamente.

Por otro lado Hinata tenía que aguantar las ganas de reírse al ver así a su profesora que creía encontrarse segura en el pequeño armario del vestuario de los chicos, gracias a su byakugan podía no solo ver a su mentora, también podía ver a sus compañeros, pero aunque le encantaría burlarse de su profesora y chantajearla para su diversión no podía evitar sentir cierta empatía con la propia, ella también le tenía puesto el ojo a un compañero que aunque sabía que tenía una verga apetecible parecía no confiar en ella, cada que lo veía le daba cierta excitación que le obligaba buscar un modo de desfogue que no la terminaba se saciar.

— Hola, Hiashi-san —Saludó a su padre con el rostro ladeado viendo unos rollos de canela, no quería dejar en evidencia a su maestra, no aún por lo menos— ¿Qué se le ofrece? —Preguntó después de unos minutos.

— Hinata, tu madre te extraña, necesitas volver para completar tu entrenamiento para ser la futura cabeza del clan, debes volver con nosotros —Dicha petición fue susurrada con tristeza y pena goteando de cada letra usada.

— No me vengas con esas, padre —Escupió la última palabra con desprecio puro— Nunca te interesé en lo más mínimo, siempre tuviste a la pequeña Hanabi para ser la cabeza de la familia, para ser el orgullo del clan, para ser tu verdadera hija —Gruñó permitiéndose ver a su padre a los ojos, el regio hombre parecía destruido, su seño estaba fruncido, el insomnio había formado bolsas bajo los ojos que se encontraban enrojecidos.

— Claro que me importas Hinata, eres mi pequeña princesa —Susurró intentando que su hija comprendiera cuanto la extrañaba y le dolía su partida del hogar.

Naruto el Uzumaki ConquistadorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora