Parker Dawson, más conocido como el baterista de la banda Asterias, tiene una vida envidiada por muchos: dinero, fama, y chicas.
El único problema es que él no está interesado en nada de eso.
Luego de la muerte de su madre, Parker se sumió en su pro...
❝With every guitar string scar on my hand, I take this magnetic force of a man to be my lover❞
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Abro mis ojos lentamente debido a la alarma que suena sin parar y me encuentro con la negra cabellera de Sam apoyada sobre mi pecho.
Paso mis dedos por la misma y luego lo aparto suavemente.
Apago la alarma y me visto. Tengo práctica con la banda realmente temprano, así que tomo las llaves de mi camioneta, una manzana y mi teléfono.
Me subo a la camioneta y conduzco en silencio hasta el estudio. Una vez allí, le envío un mensaje a Sam dejándole saber que volveré más tarde y que se sienta como en casa, libre de hacer lo que quiera.
Luego me bajo de la Range Rover y me adentro al edificio yendo directo a la sala donde se encuentran los instrumentos.
-Hola Parkie.- me saluda Pierre.
-¿Cuántas veces debo decirte que no me llames así? - me quejo. Me parece un apodo ridículo, sim embargo me ha llamado así por años.
-Supongo que has tenido una mala mañana, -murmura divertido mientras tomo asiento frente a mi batería.
-Él es así,- ríe Alesha tomando su bajo y ambos ríen. Debo admitir que se siente bien estar con mis amigos. Me recuerda a los viejos tiempos, cuando sólo se trataba de divertirse.
Durante la práctica, me dedico a lo usual. Descargar mi furia y ansiedad en la música. Sólo que esta vez no encuentro una palabra para describir lo que siento cuando pienso en mi padre.
Al salir, compro comida para Sam y yo donde suelo hacerlo, porque sé que la calidad es buena y la gente es poca.
Me paso por una florería y compro un ramo de margaritas, y continúo mi camino hacia el cementerio.
Camino lentamente pero determinado hacia donde sé que ella se encuentra. Me arrodillo sobre el césped que creció con el tiempo, y dejo sus flores favoritas junto a su lápida.
-Te amo, ma.- susurro.
Me quedo unos minutos... tal ves horas observando su nombre tallado en la piedra. A esto se ha reducido su vida... a una la lápida con su nombre en ella.
