XI

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Tomó semana y media hasta que Erik se decidió, llevado por el rencor si se atrevía a admitirlo, por llamar a la mujer, la tal Emma Frost. El plan que ella le relató era una tontería sin sentido y, sin embargo, su enojo hizo que sonase bien.

Frost le proporcionó un proyecto en el que ella misma estaba trabajando, al cual, le había cambiado los nombres para que figurase el de Shaw y dejando algunos "descuidos" para probar que le pertenecía. También, le dio a Erik la llave de la oficina de Shaw, siendo la única parte con la que él debía cumplir, la de escabullirse sin ser visto y dejar el proyecto allí.

Debió haberlo pensado mejor, evitar que sus emociones interfirieran de tal modo que lo enceguecieran. Solo de esa forma, podría haberse salvado de cometer tal estupidez. Pero siempre había sido un hombre visceral.

Su corazón latía con fuerza mientras avanzaba por los pasillos, fingiendo que los conocía. Se había disfrazado como un empleado de mantenimiento, por si las dudas alguien le preguntaba que hacía allí. Aunque, a decir verdad, nunca se le había dado bien eso de mentir.

Cuando las puertas se abrieron en el piso 21, aparecieron ante su vista un buen número de cubículos, que, por lo que Emma le había dicho, debía atravesar para encontrar la única oficina allí. Abrió la puerta de roble, con la llave que le habían proporcionado, para encontrarse con un conjunto de paredes y muebles negros, solo contrastados con unos jarrones blancos bastantes grandes ubicados detrás del escritorio, que se le hicieron de bastante mal gusto. La vista de la ciudad a través de los enormes ventanales, en cambio, era lo suficientemente impresionante como para resultar agradable.

Sin perder más tiempo admirando el espacio, Erik avanzó hacia el escritorio y encendió la computadora portátil que allí había, la cual, permitió acceso tan fácil que, incluso él, en medio del caos que era su mente, se sintió alarmado por ello.

De manera automática, aparecieron en la pantalla varias ventanas con lo que podía apreciar, eran secretos empresariales.

-Scheiße, verdammt- (mierda, maldición) masculló enojado, antes de reír amargamente cuando escuchó el sonido que hizo la puerta al abrirse y las voces detrás de ella -Ich bin dumm- (soy un estúpido) susurró.

-Me has hecho venir hasta aquí y no entiendo para qué, Emma. Estaba atendiendo asuntos más importantes.

-Deja de quejarte- respondió ella y las luces se encendieron -Ya te he dicho que...

La parte que más le dolió del asunto, no fue el hecho de ver a Sebastián y a Frost allí observándole y fingiendo que no sabían lo que estaba sucediendo, sino, la mirada confundida y dolida de Charles, quien se encontraba junto a ellos.

-¿Erik?... Tu...- miró hacia todos lados como si no pudiese comprender la situación-¿Qué haces aquí?

"Al parecer, caer en una trampa" pensó deseando golpearse contra algo.

-.-

Sebastián había tenido la "decencia" de no realizar una denuncia, por lo que Erik evitó ir a prisión por invasión de propiedad privada e intento de hurto. Era más que obvio, que aquello lo había hecho para quedar bien ante los ojos de Charles.
Sin embargo, la empresa para la que trabajaba fue notificada y el despido no se hizo esperar, por lo que comenzó a trabajar en la panadería de su madre a tiempo completo. Aquello no era importante para Erik, después de todo, eran pocas las cosas que lo ataban a su lugar de trabajo.

Charles y su reacción fue otro asunto. La desilusión que expresó al ver confirmado el hecho de que Erik era una persona egoísta y sin escrúpulos, en la que no podía depositarse ni un poco de confianza, terminó por destrozar las pocas esperanzas que tenía de que, alguna vez, Charles pudiese verle, aunque fuese, como un amigo. Supo, entonces, que Charles se alejaría para siempre de él, que se iría dejando un vacío que no podía llenarse y se preparó para ello, para el dolor de su partida. No obstante, no había estado preparado para que el mismo Charles decidiera reparar su relación con Shaw. ¿Cómo podía hacerse eso a sí mismo?

Soportar en silencio, el hecho de que Charles se hundiera de esa manera en una relación enferma, plagada de engaños y violencia, causó en Erik una terrible sensación de desesperanza. ¿Qué podía hacer, para disuadirlo de que no se arruinase la vida de esa forma?

A veces, en las madrugadas, Erik no podía dormir. La desazón que le invadía, generaba un dolor profundo en su pecho que, parecía, iba a aplastarlo. Sentía como si estuviese cayendo en un abismo profundo y sin posibilidad de salvación. El vacío y el dolor, lo envolvían de tal manera que se creía incapaz de ponerse de pie de nuevo alguna vez.

El futuro era tan oscuro, como si se encontrase en una noche tormentosa en medio de la violenta marea que trataba de hundirle. Erik alzaría las manos hacia el cielo en vano, tratando de emerger a la superficie y, sin embargo, no lo lograría. Nadie vendría a ayudarle. Estaba completamente solo, gritando por el dolor de sus heridas, de su rencor y su propio fracaso.

No hay un Dios en ninguna parte.

No hay un Dios en ninguna parte

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N/A:

Ay!... Me duele 😢💔

Fingiendo ser víctimas ... 😒

Ay! 💔😭😭😭

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Ay! 💔😭😭😭

Muchas gracias por leer ♥

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