Cierra los ojos.
El monstruo sigue ahí, sintiéndose fuerte, alimentándose de tu silencio.
Sálvate a ti mismo, del monstruo que robó tus dulces sueños.
Siente la necesidad de vivir conscientemente.
Y verdaderamente libre.
-Sonohra
Ruido blanco.
La multitud de reporteros aclama, abalanzándose sobre sus lugares para que les haga caso a cada uno de ellos. Los colaboradores de él están sentados a mi lado, cada uno de ellos riéndose entre dientes por su desesperación de ser escuchados. Otros más ni siquiera les ponen atención, están en su teléfono o platicando discretamente entre ellos. Parece que ni les importara la verdadera razón por la que están aquí.
La mayoría de las preguntas son por el nuevo proyecto en el sur del país. No logro entender completamente sobre que están hablando. Él nunca me habla de sus negocios, todo cuanto se es por lo que publican los periódicos y noticieros. No quiere que me preocupe. Todo en lo que trabaja es tan... doloroso.
-Lic. Barradas -un joven moreno se levanta de su lugar de la esquina, casi al fondo. No logro distinguirlo, los constantes flashes han dejado mi vista nublada.- Oscar Arellano. Corresponsal del diario "El Buscador".
Él asiente invitándolo a continuar.
-Licenciado, en las últimas semanas han llegado a nuestros oídos muchas historias basadas en un mismo caso, muy grave me temo, el cual me gustaría que usted desmintiera o, en caso de ser lastimosamente cierto, confirmara todas estas acusaciones sobre su matrimonio.
- Muchacho -aun sin verlo puedo deducir que eso no le ha agradado en lo más mínimo. No nos gusta comentar sobre lo que sucede en casa. A nadie- si no mal recuerdo este evento fue hecho para informar sobre el próximo centro de rehabilitación en la zona de Tabasco, y proyectos a futuros de esta organización. ¡El progreso está llegando al país! -una sonora carcajada retumba en los parlantes, haciendo sonreír a todos los presentes- Y no nos referimos solamente a los empleos, educación y gobierno, si no en nuestra sociedad, para ello es que nosotros trabajamos, tenemos que procurar...
-¡Oh, no! -El periodista lo interrumpe con voz simpática- Con todo el respeto señor, pero mi pregunta no tiene nada que ver con lo que está usted diciendo. Y disculpe si no está dentro de los parámetros de este evento, pero es de suma importancia el que desmienta estos rumores. Sé que suena imposible, pero, ¿Es cierto que usted maltrata físicamente a su mujer, la Sra. Nora Jáenz?
¡No!
El jadeo de todos corta el ambiente. Se han quedado petrificados, observando de mi marido hacia mí, esperando una respuesta.
Comienzo a sudar.
¿Cómo se han dado cuenta? ¿Rumores? ¿De dónde han salido? ¡Esto es imposible!
Siento un dolor agudo cuando aprieto inconscientemente mi muñeca derecha. Las ronchas aún no se quitan. Tiemblo al recordar sus dedos apretando la misma zona anoche con salvajismo, me gritaba en la cara, las gotas de saliva me salpicaban de tan cerca que estaba de mí. Yo no quería llegar tarde, fue mi madre la que me atraso con el pretexto que la visitaba cada vez menos. Eso no era cierto, simplemente ahora tenía un esposo al que cuidar. Un esposo con manos fuertes que me golpeaban en la cara y en cualquier parte del cuerpo que estuviera a su alcance...
Su carcajada vacía hizo eco en todo el salón, apretaba las orillas del podio tratando de controlarlo.
-¿Yo? -dijo entre espasmos de risa- ¿Maltratar a mi esposa? ¡Pero si es la mujer que amo de la que está hablando! ¡Nunca le pondría un dedo encima de esa manera! ¿De dónde ha sacado esa idea tan ridícula?
-¿Sra. Jáenz? -el reportero ahora está mirándome a mí.
Lo miro de regreso con calma fingida mientras siento el sudor frio bajar por mis manos. Siento una mirada pesada cayendo sobre mí por lo que volteo. Él está observándome también, dirigiéndome una sonrisa de loco y el monstruo acechando en sus ojos. La vena de sus brazos se ha hinchado. Está tratando de controlarlo. Quiere venir sobre mí, sobre el reportero, sobre todos nosotros. Ese monstruo que no me deja dormir desde hace tres años, le urge salir. Quito mi mirada aguosa de él y la dirijo de nuevo al joven que espera mi respuesta.
Niego lentamente con una sonrisa ensayada horas y horas en el espejo. El dolor de la noche anterior pasa como un fugaz y doloroso recuerdo en mi mente. ¿Este hombre es capaz de maltratarme?
-No. Él jamás me haría eso.
Este es el prólogo de esta nueva novela que comienzo a subir. Si bien no esta basada en una historia real, no se descarta que lo que se narre aquí no le halla sucedido a alguna otra persona.
Espero que sea de su agrado, voten y comenten que tal les parecio. ¡Gracias por leer!
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Ruido Blanco
General FictionNora Jáenz es una mujer temerosa y frágil que esta presa de la violencia a manos de la persona que menos imaginó: Álvaro Barradas, su marido.Tras unos días de libertad ella aprende a amar la vida, a anhelar lo que el tanto le ha negado y a implorar...