Habían pasado aproximadamente 10 años desde que el mundo explotó con la gran noticia de que Tony Stark estaba enlazado, y no sólo eso, sino también venía con un pequeño bebé.
Su cachorro.
No hubo mayor festejo desde ese entonces; las Industrias Stark habían recuperado a su dueño, los inversionistas acataron las órdenes del Omega y Steve respondía ante el gobierno, dando por asegurado que su pareja era capaz de manejar el legado de su familia.
Rogers fue su sombra en todo momento, apoyando al genio, sin intervenir en sus decisiones, sólo manteniéndose como lo que era, su compañero.
Hoy en día, el pequeño Peter Rogers Stark era el orgullo de sus padres. No había familia más feliz que ellos.
—¿Leyendo el periódico de nuevo?
Reed desvío su mirada al Alfa. Este se me tenía serio, mirándolo insistentemente, esperando una respuesta.
Él sonrio.
—Es imposible no hacerlo. —Richards dejó el periódico en la pequeña mesa, se levantó y aliso el traje—. El hijo de Tony es adorable.
Víctor asintió por inercia. Parecía estar en otro mundo.
Reed miró por todos lados pensando que decir en ese momento tan tenso.
—¿Te irás temprano? —La voz gruesa del Alfa le evitó la molestia de seguir pensando que decir.
—Tengo una cita.
Doom cerró los ojos, tensando la mandíbula. Se veía tan abatido.
Reed sabía a que se debía todo ese estrés y mal humor.
—Eres mi destinado Reed.
El científico sonrió. Muy pocas personas sabían que él era un Omega. Su equipo; Susan, Ben, Johnny, y finalmente, Víctor.
—Así es... —El delgado hombre levantó la mirada—, lamentablemente me cansé de esperar, Víctor.
El Alfa pareció dolido por sus palabras, pero fue lo bastante rápido para esconder su sentir.
No fue necesario que Steve Rogers golpeara al Alfa que alguna vez quiso arrebatarle lo único importante en su vida; el karma se encargó de hacerlo pagar, quitándole a Víctor lo que más quería.
Reed y él habían crecido juntos, compartido tantas experiencias y tantos años de su vida... Pero cuando Víctor pudo percibir el aroma de Richards, fingió no saberlo, se dejó guiar por su ambición, se obsesionó con Stark y dejó que lo único bueno que tenía se marchitara.
Para suerte de Reed, hubo alguien que si lo supo apreciar y amar.
—Espero puedas perdonarme. —Víctor no era capaz de mirarlo—. Lo digo en serio.
El Omega se encogió de hombros y sonrió.
—Este era nuestro destino desde un inicio. —El científico se dio media vuelta—. Ahora me doy cuenta.
Salió del gran edificio sin mirar atrás. Reed sentía que poco a poco los lazos se iban soltando dejándolo libre.
—¡Hey! —El Omega miró hacía su derecha, encontrando a un chico rubio recargado en la pared.
Reed negó con una gran sonrisa.
—¿Estabas esperando? —Preguntó incrédulo, esperando por la cercanía del Alfa.
—Mmmm tal vez. —La sonrisa pícara del joven lo estremecio—. Quería invitarte a cenar.
—¿De verdad? —Richards entrecerró los ojos— ¿O no será que estabas celoso de que fuera a verme con Víctor? Sé sincero Johnny, de eso depende mi respuesta a tu invitación.
Storm abrió la boca y al instante la cerró.
—No puedes culparme. —El chico se puso serio—. Me siento inseguro de que estés tan cerca de eso sujeto.
Reed evito sentir satisfacción con esa respuesta.
—¿Si recuerdas que soy un Omega marcado? —El científico se acercó al motociclistas— ¿Y que tú eres el Alfa idiota que me marco?
Johnny se toco el pecho, como si hubiera sido herido, para después sonreír.
—Te lo dije desde un inicio, soy celoso, primor.
El Omega sonrió divertido, dejándose guiar por el Alfa que no dejaba de hablar de lo que había hecho en su día.
Reed era feliz, y muy en el fondo, esperaba que Víctor también lo fuera en un futuro.

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Aciano
ФанфикHistoria cliché Créditos de la idea: Unos Pelos de Gato. [Stony] [Omegaverse] •Aclaraciones: Portada: Pinterest (yo sólo la edite).