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La felicidad era algo alcanzable y lo sabía ahora que veía a Jungkook dormir tranquilamente.

El pelinegro lucía tan perfecto a sus ojos que describirlo sería rebajar tal imagen a algo meramente humano, sus pómulos, su perfil, su nariz, el largo de sus pestañas, la cicatriz en una de sus mejillas, su pelo que se encontraba bastante largo y le caía de forma desordenada.

Estaba embelesado, no había otra palabra para describirlo, simplemente le encantaba todo lo que él era y todo lo que hacía... Jungkook era todo lo que jamás esperó encontrar, todo en lo que él jamás caería ni estaría al pendiente de ello, todo lo que se negó a aceptar en su vida y cayó redondito en todo lo que el chico representaba para él.

Su lugar de confianza, quien alborotaba todos sus sentidos, aquel que era padre de su pequeño hijo.

En algún momento cayó en sentimentalismos y lloró un poquito por la felicidad que le causaba el chico, entonces Jimin lo llamó y se despidió de su novio con un beso bastante profundo a lo que el más bajo tuvo que insistir para separarlos y que Taehyung revisase las cosechas de uvas en la ciudad, no quería hacerlo y algo le decía que no debía ir, pero Jimin insistió en que algo raro pasaba con esas cosechas en la ciudad lo cual le extrañaba a si mismo.

Una vez que llegaron el debió revisar las cosechas, dentro de lo que él sabía el terreno estaba en perfectas condiciones y debían crecer unos grandes racimos donde podrían producirse grandes vinos en un futuro.

Pero si había algo raro, y conocía perfectamente los efectos de esa rareza.

La tierra estaba agrietada en sitios y se observaba un rastro oscuro típico que aparecían cuando Hades en ocasiones debía ir a reuniones en el Olimpo que lo concernían.

Pero Hades no visitaba la tierra en esos días, pero algunos de sus hijos semidioses si.

—Jimin... ¿sabes si alguien en la ciudad es hijo de Hades?— preguntó con cautela, esperando estar equivocado en sus suposiciones.

Jimin lo miró extrañado, como si sus palabras fueran absurdas.

—No... el único hijo de Hades que se a conocido por los últimos años es Dorian— respondió con seguridad.

En ese momento la tierra en la que estaban rugió partiendose en la mitad y dejando salir un chico de cabello negro profundo y unos ojos apagados, además de una piel muy pálida.

Su risa se escuchó esteuendosa y algo en Taehyung hizo que temblase.

—¡Jimin! Mi adorado Jimin— habló el chico acercandose a su amigo y tomando sus mofletes mientras este estaba con sus ojos abiertos, demostraba sorpresa absoluta y entonces comprendió algo.

Jimin conocía a ese chico. Jimin conocía a Dorian.

—Sigues siendo el mismo niño de mofletes adorables, una lastima que el lado que escogiste fuera... hmm... como decirlo... el lado de la mierda.

Jimin golpeó al chico y lo alejó de su persona mirandolo con resentimiento.

—Al menos yo no traicioné a mi única familia...— mencionó Jimin de forma melancólica.

El chico, que había confirmado era Dorian rió con fuerza, como que lo que Jimin había dicho era lo más gracioso del mundo.

—¡Que gracioso eres Jiminnie! Nosotros fuimos engañados por ese bastardo que era en realidad un dios riendose en nuestras caras y amabilidad, aunque el destino me brindo la oportunidad de hacerlo mortal como nosotros y poder acabar con él por su traición, ahora... la diversión de acabar con otros en el camino es un premio aparte~

Dionysus [KookV]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora