Estoy aquí para matarte.
Estaba sentada en la mesa de Kiwi en el desayuno cuando aparecieron sus amigos.
-Hola. -se acercó una linda morena de ojos verdes, cuerpo despampanante y rizos que le caían a ambos lados de la cara y un chico de espejuelos callado.
Yo era una tablita de planchar, metro sesenta y cinco, solo tenía bonitas piernas y una cintura un poco pronunciada. Nariz chiquita pero respingada, mis ojos marrones común y el pelo negro hecho un estropajo que casi siempre lo traía en una cola. Ropa holgada y converse, labios inferiores más grandes que los superiores sin brillo, sin maquillaje. Esa era yo y me gustaba, obviamente le gustaba así a los demás también.
-Hey...-Kiwi levantó la mano y le chocó cinco.
Él era el tipo de chico sociable, cabello castaño, ropa de rico por cierto, pero nunca le había preguntado. Nariz perfilada y personalidad carismática.
Me tocó por debajo de la mesa. -Hey...-a penas pude decir. Al principio soy mala entablando conversaciones, no es que sea antisocial.
-Soy Maya. Con que la nueva...
-Esa soy yo, pero ya no tan nueva. -me animé a decir. -Di, me puedes decir.
-Kiwi ya me dijo. Bienvenida a la montaña rusa.
-¿A qué te refieres? -mordí mi pretzel.
Kiwi le dio una mirada fulminante -Relájate, solo lo decía porque estudiar aquí es muy emocionante. -dijo la chica que ahora me estaba asustando. -¿Te gusta estar aquí?
-Es mi primer mes y, de no ser por los barrotes y los guardias de seguridad diría que esta universidad es perfecta.
Bufó el chico de espujuelos que estaba callado hasta ahora. -Perfecta mi orto...
-Discúlpalo, viene de España y como que no se le da bien hablar y cuando lo hace no suelta nada bueno. -susurró la morena.
-Sigo aquí. -espetó.
-Okey....demasiada información. -rompió Kiwi la tensión y sonó el timbre.
-Ya me voy, tengo farmacología ahora con el señor Crüguer. -me levanté de la mesa. -¿no van a clase?
-Estamos en segundo y tercer año, tenemos más ventajas. -me guiñó un ojo la morena.
Me estaba yendo cuando oí la conversación que habían iniciado en la mesa.
-¿Sabían que el profesor Crüguer es hijo del director?
-Cállate chismosa.
Subí las escaleras y saludé a una compañera de clase. Me sentí un poco mejor cuando empezó por fin el curso, ya conozco gente.
El laboratorio quedaba en segunda planta. Giré el pomo de la puerta y al entrar el aula estaba vacía, me senté en mi lugar a leer cuando alguien me interrumpió y dejé el libro sobre la mesa.
-Señorita Simon's, llega temprano. -dijo el profesor Crüguer con ese tono amable que lo caracterizaba y junto a él había un chico que se arrecostó a la pared. Traía una capucha negra puesta así que no se le veía la cara.
Que tío más raro.
-Usted me conoce.
-Pero, creo que habíamos dicho que esta clase se iba a dar en otro momento ya que el director dijo que se tomaran todos la tarde libre, va a dar una orientación en unas horas.
-Lo siento...se me había olvidado.
Que buenos compañeros tengo.
-Está bien, puedes irte.
Tomé mi bolso y me lo puse al hombro. Cuando iba bajando las escaleras se me olvidó que había dejado el libro y volví para recogerlo.
Pensaba entrar cuando oí una discusión.
-Te dije que no podías aparecer así en la puerta. -parecía el señor Crugüer.
-Quería ver a papá. -dijo la otra voz, supuse que era el chico.
¿Papá?
-Corta ya la mierda. Ambos sabemos que no podías dejar la mansión.
-¿Te refieres a ese manicomio de cojones en el que me han metido? Si, disculpa por querer salir.
-Está la familia junta, eso es lo que importa.
-Es una familia de locos Richi, y sabes bien que no solo están ellos ahí. Papá, tu y yo somos los únicos cuerdos aquí.
¿Qué es lo que estoy oyendo?
-Eso cambió cuando mataste a una familia de conejos entera.
-Tenía 6 años.
-Entonces me puedes explicar qué hacías con esa chica amarrada en el sótano. -se oyó un golpe en la mesa y me tapé la boca para ahogar un grito.
¿Un violador?
-Estaba jugando con ella. Un juego inocente.
-Qué me dices de las personas que desaparecieron en nuestro supuesto viaje de hermanos que te inventaste para salir de la mansión.
¿Hermanos?
-La policía no encontró nada. No tienes como probar que fui yo. -se oyó un suspiro. -me voy devuelta a " casa "
¿Un asesino?
Cuando el señor Crüguer dijo adiós ya supe que era hora de mi retirada así que corrí lo más rápido que pude hasta el pasillo que daba a la escalera más cerca y me senté en el borde con las manos en la cara.
Nock nock nock. Sentí el crujido de la madera y levanté la cabeza.
-Lo oíste todo. ¿No? -una sonrisa ladina y maliciosa se formó en sus labios.
-¿De qué hablas? - trate de no parecer nerviosa. Era el chico del abrigo negro de antes. Tenía el cabello negro y los ojos azul oscuro como cuando se nubla el cielo y va a llover, como su hermano, pero se veía atractivo. Nariz recta y labios normales.
-Está claro que lo oyó todo, señorita Simon's. Porque yo quise.
-¿Eh? -me paré de un salto y él hizo lo mismo. Parecía de unos veinticinco años, metro ochenta y cinco. Tuve que mirar hacia arriba para hablar dándole la cara, era un poste.
-Eso no importa ahora.
-Entonces que hace aquí. -me crucé de brazos para parecer tener el control cuando por dentro estaba cargandome de miedo.
Estoy hablando con un asesino. ¡Duh!
-Estoy aquí para matarte. -empezó a reír pero no le hallé la gracia. -Deberías ver tu cara ahora mismo. ¿Siempre estás así de seria?
-No le encuentro nada gracioso.
Fue caminando hacia mi y poco a poco fui retrocediendo hasta que la baranda de las escaleras hizo que me detuviera.
-Conmigo te ríes cuando yo ría corderito. -su expresión se endureció y poniéndome un cabello detrás de la oreja pude ver mi libro que lo tenía en la otra mano a la espalda.
-Wao, ¿así llamas a todas tus víctimas?
Qué mierda has dicho...me insultaria a mi misma pero la loca sería yo.
-Con que si lo oíste todo. -sus labios seguían siendo una línea. No se si esa era su cara de satisfacción. No podía leerlo, no sabía en qué estaba pensado. Odio no saber algo.
-Si. ¿Por?
-¿Por qué no sales corriendo a contarle a todo el mundo? Debes estar muriendote de miedo.
-Porque no me importa. -Sonreí victoriosa. -Uy, mira como me tiemblan las piernas.
Internamente si me estoy muriendo de miedo.
-No trates de jugar conmigo porque saldrás perdiendo.
-Dame mi libro.
-Estúpido corderito.
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El juego de la muerte.
Mystery / ThrillerSabes cuando te dicen. No puedes ir allá, es peligroso. Detrás de esos árboles hay un lugar que no es lindo y menos la gente que alberga. La cerca te mantiene protegida. No salgas durante la lluvia. Si pones esos pies en el lugar equivocado, si...