Capítulo VII

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La primera mención.

Claro, ahora las personas son internadas en manicomios por gusto.
Me pasé una semana sin hablar con Kiwi, estoy molesta, no me gusta que me oculten cosas, al menos no la parte de la invasión sin intención hostil de Regus.

Él es la causa de mi molestia, fingía ser un buen amigo y todo ese rollo, pero, ¿sabíamos quién era en verdad? Algún día iré al manicomio y obtendré respuestas.

Iba saliendo de mi cuarto a la residencia de Maya cuando vi una rosa roja encima de mi escritorio con una nota:

Eres hermosa con tus defectos y virtudes, nunca cambies.

Vaya, tenemos un Romeo aquí. ¿Habrá sido Kiwi queriendo disculparse con elogios? No importa, prefiero que lo haga personalmente.

(...)

-¿Alguien quiere invertir? -preguntó Maya antes de que fuera su turno.

Estábamos en su residencia jugando en el piso a la deuda eterna con Esteban, Kiwi (al que no le hacía caso), Ronald un chico que iba a farmacología conmigo y Crystal la pelirroja que saludaba constantemente en los pasillos que había conocido en la cafetería.

Había escampado hace unas horas y decidí venir para bajar un poco el aburrimiento pero me encontré a mi compañero aquí.

-Yo. -dijo Kiwi agarrando una barrita para poner en su propiedad.

-Saca. -le di un golpe en la mano, yo era banco. -Paga diez mil dólares.

-¿Por? -no se que le hacía gracia.

-Dije que el que tocara el banco sin mi permiso tenía que pagar una multa. Lo acordamos al incio del juego.

-Es cierto. -me defendió Crystal. -Incluso hasta votamos.

-¿Ya ves? Paga.

-Toma todo. -me lanzó las propiedades y todo el dinero que tenía.

-Vaya y yo que pensé que la rosa significaba bandera blanca.

-¿Qué rosa?

No fue él. ¿Entonces quién?

-Ya no quiero jugar. -estaba seria.

-¿Pasó algo entre ustedes dos?-preguntó Maya.

-No se, ¿vas a decirles tú? Acuerdo de Confidencialidad. -sellé mis labios con un zipper.

Me levanté y fui al sofá de la sala a jugar Candy Crush en mi teléfono.

Es hermoso como nada más logré pasar una sola vez de nivel y se me acabaron las vidas.

-¿Crystal? -vi que se acercaba. -¿Y los demás?

-Vienen ahora, están recogiendo. Wao, eso sí que fue tensión de la buena.

-Ujum.

No pienso hablar de mis problemas, o mejor dicho, de los problemas de Kiwi con Crystal, no me corresponde decirle que tiene un amigo asesino del manicomio de aquí al lado.

-¿Vas en primero no?

-Si. ¿Y tú?

-Voy al mismo año que Kiwi y Esteban.

-Genial, soy la peque del grupo.

-Y eso te hace un poco más peligrosa e inestable.

-¿Qué? -ahora me tuve que reír.

-No es gracioso, veo que te tomas esto muy a la ligera. Si llegaras a violar el acuerdo en serio estarías en problemas, si te metes en donde no te llaman...las concecuencias pueden ser irreversibles.

-¿De qué hablas?

-¿Te doy un consejo? Y espero que lo tomes. -Asentí. -No hagas preguntas de nada a nadie, trata de no averiguar sobre lo que pasa en este lugar, estudia bastante y lleva una vida tranquila mientras estés aquí. Mientras más presiones a tus superiores peor te va a ir.

-¿A qué viene esto?

-Sólo te estoy cuidando. El primer año es difícil, pero lo será aún más si sigues como vas. Quédate tranquila y no trates de sobresalir con esa prepotencia que tienes.

-Ahora si me dejaste en Hong Kong...

-Te he visto, eres muy inteligente, cuando preguntas siempre te responden, te las arreglas para sacarles el zumo. Tus niveles de convencimiento y empatía son increíbles, por eso me caes bien, eres bastante decidida.

-¿Pero...?

-Aquí lo más importante es la discreción.

Le di una palmadita en el hombro. -Gracias en serio.

-Eso no funciona conmigo...

-Hola chicas. -interrumpió Maya.

-Se que no me harás caso. Pero ya te advertí. -me susurró al oído y le devolvió el saludo. -Hey.

-¿De qué hablaban?

-Solo estoy diciendole cómo van las cosas por aquí.

-Entiendo. -le dio una mirada tratando de descifrar lo que había dicho pero después siguió en lo suyo.

-¿Y los demás?

-Llegaron por quienes preguntaban. -dijo Kiwi y volteé los ojos.

-Les traigo café enseguida. -Maya le hizo una seña a Esteban y fueron a la cocina.

En las residencias hay cocinas.

-¿Cómo le va a los novatos? -dijo Crystal refiriéndose a Ronald y a mí.

-Bien. -contestó el chico.

-Supongo que bien.

-Espero que se centren en estudiar y no se distraigan. -habló Crystal y supe que eso fue conmigo. Ronald solo asintió.

-Aquí está. -llegaron los chicos con el café.

-Gracias. -tomé el mío.

-Los nuevos deben estar emocionados. -dijo Maya.

-¿Por?

-Vamos Kiwi...¿no le dijiste a tu compañera? -esta vez fue Esteban quien hablo.

-Se acerca el juego, pero antes hay una fiesta. -completó Ronald. -Mi novia me lo dijo.

-Okey...

¿Soy la única que quedó como estúpida?

-¿No vas a preguntar de qué se trata? -Kiwi abrió la boca.

-Número uno: acuerdo de confidencialidad...

-Aprendes rápido. -me interrumpió.

-Número dos: no hablo con fantasmones. -le di un sorbo largo a la taza.

Todo el mundo se echó a reír.

-Amigo... -Esteban le dio un golpecito en el pecho. -Estás muy jodido. -Me causó mucha gracia y me dio el ataque epiléptico que hizo que se me fuera el café por la nariz y escupí el resto en la taza de tanto reírme.

Todo el mundo se quedó mirándome, las gotas de café me corrían por la barbilla.

Ronald habló -Se que no se puede decir, pero estás loca Di.

-No sabes cuánto. -me seguí riendo y los demás se contagiaron porque estaban muertos de la risa. Creo que en sí era por mi aspecto, pero ahora existía un ambiente agradable que yo había creado.

Es todo lo que necesitaba.....

El juego de la muerte. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora