~ Una canción que te enamore

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Una canción que te enamore

Aristóteles trabaja en un kínder, donde le hacen descuento por Arquímedes. Sin proponérselo, se queda prendado del representante con la sonrisa más hermosa, Cuauhtémoc López, quien todos los días busca lleno de cariño a su hijo.

♪♫

No soy muy dado a las canciones de amor básicamente porque mi historial da pena y me ha dejado más decepciones que otra cosa. En cambio, doy todo de mí cuando se trata de entonar letras de superación personal, cómicas, patriotas, infantiles o las de la iglesia que son muy pegajosas.

Sin embargo, debo admitir, con mucha vergüenza, que en las últimas semanas me he, y me han, sorprendido varias veces tarareando una canción mega cursi. Yo me hago el desentendido, o sea, todos alguna vez han cantado una canción romántica sin estar enamorados. El problema es que, a diferencia del resto, a mí no me puedo engañar.

Creo, no estoy muy seguro, bueno sí. Definitivamente me he interesado mucho en un hombre casado. ¡Qué manía la mía de fijarme en imposibles!

Pero es que si lo vieran, ¡es encantador! Cada vez que viene a buscar a su hijo al kínder donde trabajo, se le ilumina el rostro y lo alza en brazos como si fuese un trofeo, como si fuese su mayor tesoro.

Me levanté con ganas de escribirte algo

y me salió esta canción que aquí te canto.

Sé que es un consentidor porque lo segundo que le pregunta a Jesús es «¿hoy quieres helado o donas?», y en seguida le hace prometer que guarde el secreto «porque seguro tu mami se enoja».

Cada vez que veo como trata a su hijo, pienso que sería un buen ejemplo para Arquímedes, mi hermanito de cinco años. ¡Y solo imaginármelo como el padre de mis hijos! ¡Ay!

No sé si la escucharás, pero a mí me da igual.
Es una simple excusa pa decirte lo mucho que me gustas.

Ya, sé que parezco púbera de novela. Esto es algo que no puedo evitar. Desde que ahora solo somos el chaparro y yo, cuando me fijo en alguien lo primero que llama mi atención es cómo trata a los niños, y Cuauhtémoc López cumple con todo: es amable, atento, participa en las actividades de su hijo, es puntual, huele rico y tiene una sonrisa capaz de aniquilar las nubes grises sobre mi cabeza.

Oh, bueno, lo tiene casi todo. Si tan solo fuese soltero... y hetero.

-¿Qué pasa, Aris? ¿Y esa cara tan larga?

-Pues así nací, ¿no?

Yolotl me golpea el hombro y yo me río. Ella tiene rato atosigándome con que si me gusta alguien, pero ni loco le cuento mis melodramas. Conociéndome, sabe que yo no le daré prenda y continúa recogiendo los juguetes desperdigados por el piso.

El turno de la tarde está por culminar y solo quedan los niños rezagados que deben esperar a que se distiendan los apretados horarios de sus padres. A muchos no le fifa eso de utilizar transportistas.

-Ay, Jesús. ¿Todo bien? ¿No han venido a buscarte?

Mis orejas y rizos se crispan en cuanto escucho a mi colega. ¿Cómo que Jesús sigue aquí? Ya van a ser la 7 de la noche, ¿le habrá pasado algo a su papá?

-Sí, sí. No, no -el pobrecito se va hecho bola hacia la puerta del salón. Está a nada de empezar a llorar. Lo sé, lo he visto cientos de veces.

-Ven, Jesús. Vamos a hacer formas de plastilina que eso te gusta mucho, ¿verdad?

El pequeño se olvida de la angustia que le da ver a todos irse mientras él se queda solito aquí, y me mira con ilusión. Lo tomo de la mano y lo llevo a la mesita violeta. Siempre fue un niño obediente.

~ BACKSTAGE [Aristemo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora