vorwort.

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Todo era un revuelo por el reciente y anunciado compromiso de los jóvenes.
Los medios de comunicación explotaron por aquella futura unión, las redes estaban plagadas de fotos, mensajes, anuncios y chismes inventados por aquellos que querían colgarse de la noticia.

—Déjenme sola.

La servidumbre inclinó la cabeza, y cerraron las puertas con sumo cuidado. Mediante su teléfono, buscó fotos de quién sería su, futuro, esposo y compañero de vida.

Había coincidido con él en reuniones reales de suma importancia, solo de lejos, sin habla, había podido verlo. Nunca cruzaron la mirada, mucho menos alguna palabra.

Las puertas se volvieron a abrir, el sonido brusco hizo que alzara su mirada hacia la misma. El rey, su padre, entró con una sonrisa en el rostro.

—¿Cómo está mi niña?

Preguntó su progenitor. Caminando hasta la cama de la misma, mientras las mucamas se ponían en la puerta a disposición de su majestad.

No se dignó ni a responderle, la mirada de su precioso y adorado retoño bastó para hacer que se detuviera.
Era su pequeña consentida, siendo su única hija y heredera.

—No te enojes conmigo.

Jun, quien se sentó al final de la cama, veía impaciente a su hija esperando una respuesta, divisando como le mostraba el teléfono al mismo.

—Casarme con alguien que nunca he hablado en mi vida. —dejó el celular a un lado y abrazó una almohada que tenía a escazos centímetros de ella.

El pelinegro sabía muy bien que a su pequeña no le agradaba la idea de casarse con, literalmente, un desconocido.
Suspiró con culpa, acercándose un poco a la muchacha que yacía recostada mirando al techo.

—¿Qué piensas, bebé? —habló algo tímido, como si estuviera entrando en terreno peligroso al preguntarle.

Hanabi no habló, solo siguió mirando al techo, impacientando y poniendo incómodo al rey. Haciendo que jugara con sus dedos.
No era nuevo para las muchachas que trabajaban, ahí verlo de esa forma, era bastante cariñoso con su hija, solo en presencia de otros reales, mantenía la compostura.
Jun era un rey con todas sus letra, pero también era padre, y cada que tenía la oportunidad de tener momentos así con su hija, los tenía.

—¿Casarme?—giró su cabeza para ver al hombre que se sentía, en cierto modo, atemorizado.

Jun suspiró con pesadez.

—Sabes cómo es esto.... —imitó a su hija al recostarse y mirar al techo, con las manos entrelazadas en su abdomen. —Sabes que no dudo en tus cualidades como una líder, cariño, todo lo contrario, pero...

Hanabi sabía muy bien lo que venía.

—Pero no soy un varón, y debo casarme con uno para asumir el poder... o tenerlo siquiera.

Sabía muy bien eso, y sabía muy bien que debía casarse para seguir con el linaje real, tener descendencia, un futuro líder. Pero no había sido para nada como esperaba, y claro, algo había detrás.

Era consciente del motivo principal; una alianza. Su reino no estaba en decadencia, ni en ruinas o riesgos. Pero era hora de expander su dominio, la economía.
Ambos imperios salían bastante beneficiados de aquel futuro matrimonio; no era la primera, ni última pareja que se casaría por el beneficio de su pueblo.

























(*˘︶˘*).。*♡





















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Vamos a explicar todo chiquis.

La historia se basa en una monarquía constitucional. Pero no quita el hecho de ser una monarquía, por lo tanto, la voz del rey/reina sigue teniendo tanto poder y peso en las decisiones para el estado, país, imperio o reino.

Cómo se puede deducir, no solo hay un reino, existen distintos y diferentes. Siendo una era moderna, como en la que vivimos actualmente. Un ejemplo claro de lo que me refiero, sería La Reina de Inglaterra. Que su legado sigue y se basa en la realeza, pero vive actualmente en una época moderna.

Las actitudes y personalidades se les cambiará un poco a los personajes para que den un rumbo a la historia, incluso las relaciones que tiene en el anime, en este fanfic será totalmente diferente uwu

Muchas gracias por leer ⊂(•‿•⊂ )*.✧

eternal; todoroki shōto CANCELADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora