vier.

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Juntó sus manos por debajo de su estómago, sus pulgares chocaban entre ellos y las demás yemas de sus dedos también, exceptuando las palmas.

Miró por el rabillo del ojo hacia el espejo que mostraba toda su figura completa, jugueteó con los anillos que traía en manos y suspiró levemente.
Eijirō junto a los demás guardias se encontraban en la habitación para cuidar a su majestad. Pues era hoy, el cumpleaños número dieciocho de la susodicha.
Los invitados ya habían llegado hace ya casi una hora, era tradición real, de algunos de ellos, que el ovacionado u ovacionada, se presente cuando los invitados.

Las mucamas arreglaban el tul del vestido y proporcionaban los últimos retoques a su princesa.

Con un pequeño gesto, Eijirō supo que era hora que la princesa debiera presentarse ante los invitados que las esperaban en el salón principal del castillo.
Los tacones que llevaba Hanabi, sonaron cuando dio los pasos para bajarse de ese pequeño taburete en donde se encontraba.
Giró su cabeza para ver el arreglo floral que había sido enviado nada más y nada menos que por su futuro esposo. Sin mencionar un pequeño collar, presente del mismo.

No se habían visto desde la última vez que Shōto fue a su castillo, pero la comunicación por redes sociales se había mantenido.

—Princesa, el rey ya la está esperando.

Su semblante cambió, ahora estaba seria.
Asintió levemente, y caminó hasta el punto acordado para hacer su aparición en la fiesta.
Sí, el punto eran unas escaleras, en las cuales, su padre la esperaría para que, bajaran juntos y al terminar, escuchar los aplausos de la gente que se encontraba ahí.

Y así fue.

—¡Todos su atención por favor! La princesa está por llegar.

Los presentes guardaron silencio y dirigieron sus miradas hacia la escalera, en donde ya se encontraba el rey Jun, mirando cómo su hija caminaba hacia él.
Aceptó el brazo que le ofreció su progenitor para bajar las gradas y seguir con la ceremonia organizada.

Todo era tan elegante, pero no pomposo o excesivo. Las barandas de mármol que poseía la escalera, estaban decoradas con peonías de diferente colores, cuales representaban a su reino.
El vestido que llevaba la protagonista de todo aquello, eran tan delicado a simple vista, la hacía ver como si flotara a cada paso que diera.

Entre toda esa multitud, estaba la familia Todoroki, los cinco integrantes de la misma, y desde algún punto, Shōto la observaba. Le gustaba en cierto modo, hasta donde la había conocido y platicado con ella. Tuvo la suerte de seguir una conversación, quizá no en persona, pero logró hacerlo.

—Mucha gente ha venido. ¿No es así?

Murmuró el mayor. Quién no había hablado con su hija desde que aquel infortunio en el castillo se hizo presente.

<( ̄︶ ̄)↗

Yoshida miró a su padre, quién no decía ninguna palabra y sólo se centró en aquel rubio que gritaba como quisiera.

—¿De qué estás hablando?

Hanabi se dirigió a aquel loco que entró al palacio.

—Puedes llamarme Denki, por cierto... Kaminari Denki.

El mismo sonrió.

Hanabi no entendía nada, no entendía la actitud de su padre, no entendía quién era ese muchacho y no entendía sobre qué hablaba. En sus pies, logró notar una fotografía que estaba volteada; y dispuesta a recogerla, todo empezó a cobrar sentido.

eternal; todoroki shōto CANCELADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora