sechs.

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Fue bien recibida en el palacio del Imperio Eclipse, siendo seguida por el pelinegro que la cuidaba siempre. Jirō regresó al Reino de su procedencia, su labor estaba completa con la futura señora Todoroki.

—Hanabi. —Shōto sonrió al notar su figura bajar por aquella camioneta negra.

La chica mencionada sonrió, caminando hasta el príncipe que vestía un traje formal.

—Si me decías que debería estar vestida de tal manera, no hubiera venido así. —se miró así misma en manera de burla.

—Tú siempre te ves bien.

La sonrisa de Hanabi cambió a una nerviosa, haciendo que un ligero rubor se colocara en sus mejillas.

—Creo que ha sido un falta de respeto venir así de todas formas. —carraspeó, pasando su mano por aquel brazo extendido que le otorgó Todoroki.

—Tranquila, ahora estás en tu casa.






(人 •͈ᴗ•͈)






Todoroki solicitó una cama aparte. Ambos estarían en la misma habitación, sin duda alguna, pero no dormirían juntos. Le pareció algo apresurado, pues no tenían tal grado de confianza, y estar en un compromiso, no le daba el derecho de obligarla a algo.

—Gran parte de tu ropa está ahí, el resto se encuentra en otra habitación.

Hanabi asintió mientras paseaba sus orbes por el lugar, aspirando el aroma a lirios que inundaba la gigantesca habitación, notando cada detalle.
Desde cada libro colocado en las estanterías color marroquí, hasta los jarrones que se encontrabas en ciertas partes de la habitación.

—Así que, ésta es la habitación del príncipe. —la petisa se sentó en la cama donde ella dormiría.

—Usa el baño con total libertad. —señaló una puerta que estaba al lado opuesto de la cama.— Ahora, también es tu habitación.

—Muchas gracias. —respondió recostándose en la cama, mirando el techo, parpadeando un par de veces, suspiró.

—Sé que esto es nuevo, para ambos... —Todoroki no sabía bien cómo expresarse con ella.— Lo que te dije en la celebración de tu cumpleaños... Yo-

Los brazos rodeándole fueron un calmante para el bicolor, Hanabi pegando su cabeza en el pecho del mismo mientras suspiraba con tranquilidad.

—Muchas gracias. —habló separándose.— Eres una gran persona, y estoy feliz de haberme comprometido contigo, pensé que sería un patán... O un creído. —rió mientras los soltaba de a poco.— Pero sé que no es así.

Luego de un rato en conversación, tomó una breve ducha para después cambiarse.

—Hanabi. —Todoroki tocó la puerta un par de veces, hablando desde el otro lado.

—¿Si?— respondió.

—Dentro de unos minutos te llevaré al salón principal. Eh... Necesito presentarte ante los trabajadores del castillo.

En la cabeza del bicolor sonaba un poco ridículo, pero era mejor hacer eso, a que más adelante sucediera algo que fuera negativo para su futura esposa.

eternal; todoroki shōto CANCELADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora