Capítulo 4

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Escapé un jadeo cuando termine sentado en el suelo mientras mis manos estaban cubriendo mi rostro. No se con exactitud que horas es, lo único que puedo decir es que no me siento bien. Hoy era una de esas típicas noches en las cuales quedar dormido era una tortura. Tenía este problema desde que tengo memoria, admito que he hecho cosas horribles que simplemente regresan cuando cierro los ojos y no me dejan tranquilo. Ese es uno de los motivos principales por los cuales evitó llegar a casa a dormir.

Hoy no planeaba hacerlo pero... estaba tan cansado después de trabajar en un par de mandados que mi padre había hecho, me distraje un poco con Sarang llevándola a almorzar conmigo y... luego de eso volví a Paradise para encargarme de los preparativos de la reunión que mi padre me había mandado a hacer.

-Mierda.- susurré recargado mi cabeza contra la pared.

Cerré mis ojos intentando calmarme o distraerme, pero creo que no fue el momento adecuado porque de la nada pude ver pequeños fragmentos del almuerzo que tuve hoy con ella.

-No tengo dinero así que este es el mejor almuerzo que he tenido.- sus grandes ojos color café miraban su plato aún con comida en el -¿estás seguro de que no hay ningún truco?- entrecerró los ojos mirándome acusadora.

-¿Que tipo de truco?-

-No se, algo que tenga que ver con pagar mi plato o devolverte el favor.- dijo burlona.

-Ya te dije que no planeo hacer nada malo.- lo repetí por quinta vez y esta empezó a reír mientras asentía.

-Confío en ti compañero.- me señaló con su tenedor.

Me tenía nervioso el simple hecho de que esta sostenía todo con las mangas de su blusa. Se que ya se lo había preguntado muchísimas veces pero aún así se me hacía raro la forma en la que tocaba las cosas, hasta por mi mente pasó una idea de que tenía a alguien con un trastorno obsesivo compulsivo en frente mío.

Lo pensé por varios minutos pero después ella terminó por aclararlo nuevamente dejándome en claro que no era ningún tipo de trastorno. Esta parecía ansiosa por el simple hecho de que las personas la miraran y creo que hasta se encogió en su lugar mientras evitaba mirar hacia el frente.

-Odio que hagas eso, siéntate bien.- dije de la nada llamando su atención.

-Tu odias todo, así que...- me miró retadora -pero supongo que está bien, es decir todos podemos darnos el lujo de odiar algo o... a alguien, ¿no es así?- cuestionó mirando su plato.

No supe que decir después de eso, esta se veía tan segura de las cosas que habían salido de su boca que yo no encontraba las palabras adecuadas para preguntarle a que rayos se refería con ese tipo de cosas porque... era la primera vez que sentía como mi piel se erizaba ante unas simples palabras de una pequeña chica.

Esta clavó su mirada con la mía, sus ojos se veían cansados pero ahí estaba de nuevo esa sonrisa empalagosa, empezaba a odiarla pero no podía hacer nada porque al parecer ella no estaba dispuesta a dejar de sonreír.

Eso me había dejado pensando. No soy fan de entrometerme en vidas ajenas pero esto era un tanto nuevo y me sentía curioso al respecto. Para mí, el odio era una palabra realmente fuerte, y si, siento mucho odio hacia mi padre y la vida que me está tocando vivir. Podría decir que al principio amaba el simple hecho de poder hacer lo que yo quisiera, pero siempre está aquella molestia con respecto a las cosas que estoy haciendo y ese sube y baja que está entre el bien y el mal, no se si me dejo explicar. A veces siento mucha duda antes de hacer algo que respecta a mi trabajo, no estoy asustado, solo... me siento cansado de todo.

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