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Llego el día, el maldito día.

Amanecía en Felin, para todos era un día como cualquier otro, pero no para mí.

En mi habitación termine de arreglar mi uniforme y al terminar me dirigí a la biblioteca, tome el libro y espere a que sucediera lo inevitable.

El color azul le sentaba muy bien, se veía impecable con su nuevo uniforme y hacia muy buen equipo con el Capitán.

Ellos habían abordado el tren, era hora de actuar.

Deje el libro en su lugar, nuevamente revise que todo estuviese bien con mi uniforme y en cuestión de segundos me encontraba en la Tierra.

Esa vez no necesite de cambiar mi apariencia, nadie tenía que verme, así que no importaba como lucia.

Estaba sobre el tren, podía verlo de cerca, era tan valiente, pero un poco descuidado, él y el Capitán fueron separados, estaba en peligro y por supuesto yo no podía intervenir, no aun y cada segundo era una maldición de mi parte.

Era valiente, pero su arma inútil. Tomo el escudo y ahí comenzó todo.

El Capitán no logro salvarlo, él cayó al vacío, su amigo y yo nos lamentábamos, pero a diferencia del Capitán, yo sabía que Bucky no moriría, así que era mi turno de actuar.

Era una altura de más de 8 mil metros, comencé a caer en picada, mi cara comenzaba a perder sensibilidad, se estaba congelando y mi vista nublándose, no lograba ver y al caer sobre la nieve rodé por un par de metros, pero no era hora de sentir dolor, tenía que encontrarlo.

Corrí por un par de metros hasta toparme con él; yo conocía su estado, pero nada me preparo para lo que vi.

Ahí estaba él, inconsciente tirado en el medio del bosque nevado, su cuerpo estaba sobre un charco de sangre que emanaba de su brazo izquierdo.

Me era increíble que un mortal hubiese podido sobrevivir a esa caída. Su rostro estaba lleno de tierra, nieve y sangre, al igual que toda su ropa.

Me acerque cautelosamente y note que su respiración era lenta y pesada, camine lentamente y me arrodille junto a él, extendí mi mano para tocar su rostro, tenía miedo de hacerlo y lastimarlo, pero me atreví a poner mi mano sobre él, estaba helado y su respiración comenzaba a forzarse más.

Tome un poco de nieve y la coloque sobre su rostro, comencé a limpiarlo y a curar las heridas, al terminar seguí con su "brazo", pero no podía hacer mucho, no quería que sospecharan.

Al terminar de limpiarlo y de curar pequeñas heridas, retire la nieve de su cuerpo y rompí en llanto, no importaba cuanto me esforzara, el dolor que sentía siempre salía a flote.

Lo tome entre mis brazos, lo coloque en mis piernas y comencé a acariciar su cabello.

Lo lamento Bucky, lamento no poder ayudar más, lamento no poder salvarte del infierno que se aproxima, esto es lo único que puedo hacer, limpiar tu rostro-

Estaba inconsciente, sabía que no me escucharía.

Lo atraje más a mi cuerpo, no quería que se congelara, faltaba mucho tiempo para que fueran a "rescatarlo". Quería llevarlo conmigo, llevarlo para que las Alfar curaran sus heridas, pero era imposible, tenía que dejar que el destino siguiera su curso.

Acariciaba su rostro y en ocasiones tuve que limpiar algunas lágrimas que deje caer sobre él. Me sentía tan incapaz, tan patética, lo tenía entre mis brazos, pero no podía hacer nada más que llorar, era una vergüenza.

SIEMPRE EN TU MENTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora