Cuarto veces Julio

45 8 1
                                    

Mi nombre es Julio Julio Noa, mi madre me nombro así porque a falta de un segundo apellido repetir el mismo nombre haría que pareciera una persona importante (lógica de una niña de trece años) nací el 11de noviembre de 1978 a las afueras de pueblo Celeste en una noche inusualmente cálida que desbordaba tristeza por todas partes y se cubría bajo un manto de silencio casi absoluto el cual solo fue apagado por mi primer grito, morí el 22 de noviembre de 1989. Y volví a nacer (si porque volví a nacer) el 11 de noviembre de algún año... no recuerdo con sinceridad, en un hospital de ciudad Celeste y otra vez solo contaba con una madre.

Pero antes de eso hay algunas cosas que debo mencionar. Desde mi primer nacimiento fui un niño muy enfermizo (quien sabe porque) me hicieron muchos estudios, pero aun así mi primera vida fue muy corta. Mi no vida, sin embargo … empezó cuando al intentar atravesar el Umbral. ¿Eran gotas? La gotera parece querer fastidiar la paz inalcanzable que ahora persigo. Escuché los desconsolados llantos de mi madre y decidí quedarme vagando por Celeste, en cierta forma acompañando a mi madre. Paso mucho tiempo creo. Hasta que en algún momento una extraña fuerza que no logro comprender aun me absorbió hacia aquel sitio. Vi como un médico le comentaba a otro, da con el perfil sosteniendo un tubo de cristal de lo que fueron parte de mis antiguos estudios, al principio no entendía aquello, pero aproximadamente un año después supe, yo volví a nacer.

Aunque no deje de ser un alma errante, pero en parte deje de serlo porque mi libertad se había ido estaba atado a mí, más bien dicho a ese nuevo cuerpo que parecía tener libre albedrío. Dude sobre mi existencia una y otra vez. ¿Porque que es existir? Tener un cuerpo al cual estar anclado, tener un alma, o simplemente hacer saber a los demás que ocupas un espacio en algún plano, me dividía constantemente a mí mismo como queriendo imitar al cumulo de dudas y contradicciones aquellas.  trate de fugarme creo que aun más veces, pero siempre volvía absorbido por la misma fuerza extraña. Decidí conocerme otra vez y esto lo digo en todas las formas imaginables he inimaginables. Estaba convencido que el yo que habitaba el plano de la vida, no duraría mucho (al igual que a mí me paso) quien sabe si luego de eso podríamos hablar con más calma y no entre sus aterrados gritos en busca de la ayuda de su madre, que siempre lanzaba cuando me veía. A lo mejor luego de eso sería mi momento de atravesar el Umbral. ¿Aquel cuerpo tendría un alma propia? Quien sabe, pero lo que si tenía era vida, y para mi contrariedad esa vida se extendió más de la que yo tuve, mucho más era una injusticia. Cuando me di cuenta empecé hacer berrinches como cuando tenia vida, misma vida que ahora envidiaba tanto.

Comencé a molestarle y a molestarme literalmente. En un principio solo eran travesuras pequeñas como cambiarle las cosas de sitio, pero luego fui en ascenso tanto que no pude resistirme, la terapia no funciono, ni los espiritistas, ni la fe en los más diversos credos, sin poder soportarlo él me miro a lo profundo de los ojos no sé qué vio, solo sé que luego dirigió su vista al cielo, y enloquecido atravesó ciudad Celeste hasta llegar a las afueras. Paso algo bajo aquel árbol donde vi el cielo estrellado por primera vez, y a mi madre acompañarme en mi primer llanto. Había una nota que decía:

Nudos de garganta, música para los amantes sin esperanza. Nuevamente fui jalado por esa fuerza misteriosa. Y desde ese instante, todo está lleno de luz. 

Relatos del concurso GeschiChten Awards 2020Donde viven las historias. Descúbrelo ahora