--Hola Santiago—La voz grave y seria de mi padre resuena desde la entrada de mi casa.
-- ¡Santi! – Renata corre hacia mí y me da un fuerte abrazo – Aunque no lo creas te extrañé mucho, hermanita – Le digo al oído mientras respondo al abrazo.
Renata y yo siempre hemos sido muy unidos. Luca también, pero desde que empezó a trabajar para papá se ha vuelto una copia de este. Por lo que nos hemos alejado un poco de él.
Suelto a Renata y abrazo a mamá que me mira con los brazos extendidos –Te extrañé, Santiago – dice con esa voz maternal que tanto extrañaba y no me había dado cuenta.
Acompaño a Renata a su cuarto que ya había sido decorado hace unas semanas por una diseñadora de interiores que mandó mamá.
--¿Cómo les fue de camino? —me aviento a su cama y escucho como se queja -- ¡Santiago, no! ¿Qué no ves que estaba hecha la cama? —deja su maleta sobre un sillón y comienza a acomodar las pocas cosas que trajo.
La verdad es que no hay mucha necesidad de viajar con todo el armario cuando tus padres simplemente pueden comprarte la tienda entera si así lo deseas.
--La verdad es que el vuelo es muy corto y el avión estaba prácticamente vacío—cierra la maleta y se sienta en el borde de la cama.
--Qué bueno que todo salió bien—me siento en la cama – Y, ¿ya estás lista para esta nueva etapa? – Se que Renata es muy apegada a mis padres y le va a costar un poco vivir lejos de ellos.
--Si te soy sincera, sí —wow, eso de verdad me tomó por sorpresa -- ¿Y se puede saber a qué se debe eso? – le pregunto verdaderamente intrigado.
-- Quiero empezar de nuevo y creo que la universidad es la opción perfecta para eso – baja un poco la mirada y juega con sus manos.
Renata es completamente diferente a mí, polos opuestos. Ella nunca fue popular en la escuela, más bien formaba parte de ese grupo del que mis amigos y yo nos reíamos.
Aunque mi hermana siempre estuvo bajo mi protección, los demás "freaks", como solíamos llamarlos, fueron víctimas de nuestros insultos por años y hoy me arrepiento de eso; porque, así como mi hermana sufría en secreto por los insultos de algunas compañeras, me duele pensar que muchos se vieron marcados por mis palabras hirientes, que solamente pronunciaba para alimentar mi ego.
Y justo como dice Renata, la universidad es la situación perfecta para cambiar lo que fuimos y renovarnos en versiones mejores de nosotros mismos.
--Te entiendo—fue la misma meta que yo me propuse al llegar aquí, no más bullying de mi parte –Me alegro por ti, hermanita y ya sabes que cuentas conmigo para cualquier cosa.
Caminamos de vuelta a la sala y nos encontramos con nuestros padres hablando en la cocina.
Papá y mamá, los amo la mayoría de las veces, pero eso no cambia el hecho de que fueron criados de otra forma y sus maneras de pensar no siempre coinciden con las mías.
La gente siempre dice que soy la viva imagen de papá. Alto, tez bronceada, cabello castaño claro y unos ojos verdes únicos; definitivamente soy su hijo.
En cambio, mamá y Renata son como gotas de agua. Estatura baja, una piel tan blanca que parece de porcelana, cabello negro y ojos tan azules como el cielo. Mi papá siempre me dijo que son nuestras princesas y como tal hay que cuidarlas.
Luca, el hijo mayor y el preferido de nuestros padres, según mi hermana y yo. Él es una mezcla perfecta de mamá y papá, es alto como yo, su tono de piel y cabello es igual que el de mamá, pero compartimos el mismo color de ojos. El sello de los hombres Cruz dijera mamá.
--Renata, mi vida – se dirige mi mamá a nosotros mientras entramos a la cocina – Tu papá y yo nos vamos a instalar al hotel, ¿vienes con nosotros o prefieres quedarte con tu hermano?
-- Me voy con ustedes – gira sobre sus talones para verme directo a los ojos—Sorry Santi, pero quiero aprovechar lo más que pueda a mis papás, a ti te tendré que ver diario toda mi carrera – me saca la lengua y toma su bolsa de la silla.
-- No te preocupes, Renata – me recargo sobre la pared mientras veo como todos toman sus cosas y caminan por el pasillo hacia la salida.
-- Adiós Santiago – habla mi papá desde la puerta de mi casa mientras mi mamá me lanza un beso –¿Cuándo nos vemos, pa?
-- ¿Te parece mañana, aquí en el departamento para desayunar todos juntos? – Asiento con la cabeza y me despido de ellos.
Uff, un peso menos. Creo que esto salió mejor de lo que pensaba.
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Este amor no pesa
RomanceMe llamo Santiago y soy el típico cliché del que te enamoraste en secundaria. La vida me ha cambiado en ciertos aspectos, pero todavía hay algo que tengo marcado como pendiente. Me lo propuse y pienso jugar con el destino, la voy a buscar y le voy a...