𝘛𝘌𝘌𝘕𝘛𝘖𝘜𝘔. [svt]

onze.

Jeon Wonwoo desde chico había soñado con ser veterinario, le encantaban los animales, había tenido mascotas de todo tipo, desde una pequeña Catarina hasta una serpiente en uno de sus más locos berrinches por tener un animal.
A los 18 años el chico decidió hacerse vegetariano pues no resistía el estarse comiendo algo que tanto amaba, cómo eran los animales en este caso. Nunca dañaría a alguien que amase.
Ese día después de años de estudio y hacer un largo examen con tal de entrar a una de las más prestigiosas escuelas de veterinaria dónde siempre había soñado ir desde que tenía 15 años y debía entrar a la preparatoria.
Finalmente y después de todo el estrés parecía ser que sus sacrificios rendían fruto pues se había logrado quedar y justo en el turno que quería, no podía estar más que feliz.

El primer día de carrera Wonwoo cargaba su mochila, en ella llevaba algunos alimentos pues no estaba seguro de si en la cafetería venderían cosas vegetarianas. Caminó por los pasillos esperando encontrar el salón que le habían asignado. Miró por todos lados, algo inquieto debe admitir, estaba muy nervioso.
Y lo vió a él

A él

Un chico con sonrisa hermosa, piel perfecta y hoyuelos. Delgado y alto. Oyó su voz y entonces se quedó impactado, ese chico se miraba angelical. Parece ser que se percató de aquello pues el chico de inmediato giró su vista y le miró de igual forma. Los lentes de Wonwoo cayeron un poco por el puente de su nariz y el chico frente a él rió.

"¿Buscas algo?" Habló dulcemente. Wonwoo no creía en el amor a primera vista, definitivamente no pero no sabía porqué de pronto sentía un cosquilleo con tan sólo verlo.

"Y-yo..." Logró articular un poco sus palabras, acomodó sus lentes y carraspeó un poco antes de comenzar a hablar un poco más decentemente. "Buscaba mi salón."

"¡Genial! ¿Eres de primer semestre?" Wonwoo asintió algo apenado, por alguna extraña razón ese chico le estaba poniendo nervioso. "¡Yo también! Ven, te puedo ayudar a llegar a tu salón."

Wonwoo asintió levemente de nuevo y cuando pasó aquello el chico le regaló una de sus sonrisas tan cálidas. El corazón de el azabache comenzó a latir salvajemente.

"Soy Park Dojoon ¿Y tú?" Cuestionó, comenzando a caminar a la par del chico, seguía manteniendo esa gran sonrisa y aquello no le permitía mirarle a la cara, si lo hiciese probablemente se sonrojaría como nunca.

"Jeon Wonwoo." Dijo seco y siguieron caminando por los pasillos de la escuela hasta que llegaron al lugar dónde el azabache estudiaría durante los próximos años. Dojoon le sonrió por unos instantes y luego se despidió de él. Wonwoo le plantó un beso en la mejilla. No sabía por qué lo había hecho pero al final lo hizo y después de que se fuera entró al salón con una sonrisa que nadie le quitaría en el resto del día.

[ . . . ]

La vida de Wonwoo los siguientes años fueron maravillosos. Vivía con su familia felizmente, sus padres y hermano siempre estaban para el y juntos hacían muchas cosas. Con quién más disfrutaba pasar tiempo era con su madre, esa mujer que siempre había estado ahí para él en todo momento. Era perfecta a su parecer.

También su carrera estaba yendo genial, llevaba buenas notas y actualmente cursaba el octavo semestre, estaba a punto de graduarse después de tanto tiempo de sacrificios y noches sin dormir. Sus sueños de abrir un consultorio para animales dónde podría ser feliz se haría pronto realidad, todo iba de maravilla.

Lo que iba mejor en su ahora maravillosa vida era que ese chico lindo que conoció en su primer día y le hizo conocer el amor a primera vista ahora salía con él. Le hacía el hombre más feliz del mundo y su historia de amor era de las más maravillosas, no podía pedir más pues tenía al hombre perfecto a su lado y después de todas las tardes que pasaron juntos, los besos, abrazos y caricias, Wonwoo estaba seguro de que quería pasar el resto de su vida al lado de ese chico. Casarse y tener muchos animales para cuidar, salir de viaje y recorrer el mundo juntos. No podía amarlo más porque eso sería mucho amor.