Caleb-(2/2)

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Kayla

—¿Qué vídeo?—preguntamos al unísono.

La chica saca su celular, teclea y luego nos lo tiende en un vídeo en proceso de reproducir. El chico a mi lado se pega a mí para ver también.

Sabemos que todos tenemos secretos, en este caso son rumores. La nerd del CAS pasa de chica mala, a Hacker, nerd y por último a lesbiana. Rodeada con los populares de su colegio.

Ya no veo más y se lo entrego a la dueña. El vídeo es mío pasando un montón de imágenes de mi persona en el orden que mencionaba. Y por último yo besando a Zefora.

Joder sabía que aquella noche yo hice una estupidez pero no quería reconocerlo. Me levanto dejando a los hermanos atónitos. El enojo crece dentro de mí. La furia invade todos mis sentidos, quién demonios se atrevió a montar un vídeo mío, personal. Y para colmo revela los estúpidos rumores, los quería mantener ocultos.

Tengo que deshacerme de ese maldito vídeo cuanto antes. Antes que llegue a más y comience a revelar más secretos.

Veo una pelota de fútbol, tomo avance y tiro de ella haciendo un estruendo contra la pared. Mi sangre hierve del enojo. Unas  manos toman mis caderas pegandome a un cuerpo musculoso y más ancho que yo.

—Tranquilizate. Kayla es solo un vídeo, la única parte verdadera es de la nerd. No lo puedes negar— trata de consolarme pero él no sabe nada.

Liam tiene razón, tengo que decirles mi verdadero pasado antes que ellos lo descubran por su parte.

—Prestame una portátil. Necesito deshacerme de eso. Antes que llegue a oídos de otros— volteo, sus ojos se clavan con los míos. Para mi gusto estamos demasiado cerca.

—¡Chicos, llegó la comida!— grita Karen sacandonos de nuestra cercanía. Caminamos al patio trasero, donde están las mesas, con la luz radiante del sol, pero unas capar cubren las mesas.

—¿Dónde me siento?—pregunto.

—Conmigo— responde dirigiéndome con él. En la cabecera el Sr Anderson, su derecha la señora, otro hombre y la cuñada de Caleb. La izquierda el susodicho, yo junto a él y Oliver a mi lado.

—Yo pensé que, como otras familias, la tuya iba a cocinar— comento en susurro y el ríe.

—No. Ignora la rareza y disfruta de la comida comprada— toma de su agua. En medio de la mesa está toda la comida, las bebidas, arroz y ensaladas.

Cada quien se sirvió de lo que les parecía y degustaba. La mesa se llenó de platicas privadas y las que no ponía atención no me interesa la vida ajena. Y la cuñada de Caleb me mataba con sus miradas, no quedé atrás y yo si la enterraba de una vez.

—¿Dónde se conocieron?— curiosea el Señor Anderson. Ambos nos miramos con nerviosismo.

—En el colegio. ¿Dónde más?— dice obvio el chico tratando de sonar seguro.

—¿Y tus padres saben de la relación con nuestro hijo?— habla Karen esta vez. Bajo mi mirada nostálgica —Lo siento no... no sabía— suena lamentada y sonrio a mis adentros.

—No se preocupe. Mis padres siguen vivos. Pero nuestra relación es algo complicada, vivo con mis hermanos. Ellos ya son mayores de edad— meto una papa frita a mi boca.

—¿Y tus padres? Tú eres menor de edad, significa que ellos tienen poder sobre ti. ¿Trabajan? Porque matener a una adolescente es algo complicado— habla Lourdes, si, así se llama, con una sonrisa total fastidio.

—¡Lourdes!— la regaña su suegro —Disculpa, Kayla...

—No. Está bien, por eso Dios nos dio boca para defendernos y no quedar callados— la veo —Con mis padres, ellos dieron mi custodia completa a mis hermanos. Y sí, trabajamos los tres, no andamos mendigando. Además de que yo tengo un trabajo extra, el sueldo de ello es para mi su personal— me defíendo y noto su enojo.

Chicos ProblemáticosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora