20-Veinte

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—Súbete al auto, Kayla. Te llevaremos a tu casa— informa Haminton, bajando del auto.

Lo ignoro. No pienso irme con ellos después de todo lo que hicieron. Tony no tenía derecho de dar información mía a Brandon. Los detesto. Solo de ver a mi hermano y saber que no me quiere ver. Rompe mi corazón, incluso Maya.

—¡¡KAYLA!! No seas caprichosa y sube al auto— ordena Tony. Paro en seco y volteo, limpio mis lágrimas. Es inútil, ya que estoy empapada.

—¡NO! Arruinaste mi vida, más de lo que ya está. Te detesto— sigo mi camino y cuando estoy apunto de cruzar la calle todo se pone color negro. Un zumbido en mis oídos, hace que cierre los ojos con fuerza.

Intento abrir mis ojos pero no puedo y cuando lo logro, mi vista está borrosa y no distingo nada. Escucho; clakxon, ambulancias y Muchas voces murmurando lamentos y maldiciones. Intento levantarme, siento un piquete en mi cabeza. Me retuerso del dolor.

¡Ay que llevarla pronto al hospital!— una voz aguda escucho a lo lejos.

Siento como me suben a algo. Mi cuerpo, cansado y maltratado, no lo puedo menear y por más que quiera articular alguna palabra, no puedo.

—Tranquila chica, todo estará bien— la voz de nuevo. Un pinchazo, hace que suelte un gemido, creo que ni lo han escuchado...

—...Aquí estoy Kayla, todo saldrá bien— se nota preocupado e indignado...

¿Brandon? Perdóname— pido en hilo de voz. Cuando todo vuelve estar negro y no escucho nada más que un; ''¡No!









4 horas después






Zac

No puedo creer que ésto haya pasado. Todo por no detenerla cuando podíamos. Joder. Las imágenes de ella tirada en la calle  me pone los pelos de punta.

Ya ha pasado mucho tiempo después de que la ambulancia la trajo y no nos dicen nada. Solo de pensar que está grave duele. Los chicos están con el alma en un hilo, pero el que está peor es Tony. Cada que puede se echa la culpa de lo sucedido.

He llamado a sus hermanos pero ambos, mandan directo a mensaje de voz. Caminamos de un lado a otro desesperados.

—Chicos relajense. Nadie tiene la culpa de esto. A cualquiera le pudo pasar. Tranquilos toda saldrá bien— consuela Zefora, desde su asiento.

—No digas, ''a cualquiera le pudo pasar''— en comilla —Todo esto es más que mi culpa. Yo no debí decirle eso a su hermano. No tenía derecho— dice molesto Tony.

—Pero no te desquites conmigo. Nadie tiene la culpa. Es mejor que vayas a casa y te cambies, porque te puedes enfermar. Estas empapado y no solo tú. Sino tus amigos también— pide en súplica.

—Tiene razón Zefora, chicos. Debemos cambiarnos. Además, tenemos que ir a casa de ella para informarle a sus hermanos— habla Caleb, angustiado.

—No podemos  movernos de aquí. En cualquier momento, saldrá el doctor— comenta Justin, molesto.

—Es cierto. Vayamos por turnos, lo más rápido que podamos— opino.

—¿Familiares de la señorita, Kayla Eloisa Thompson?— pregunta un doctor alto como de 29 a 30 años, tal vez.

—¡Nosotros!— decimos al unísono. Nos ve sorprendidos. Enarca una ceja y dice:

—¿Hermanos?

—¡Sí! Y hermana también— interviene Zefora, antes de que habláramos.

Chicos ProblemáticosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora