Por fin había acabado aquella peculiar cita a ciegas, se dijo Sehun, aliviado. En realidad no sabía por qué se había prestado, pero cuando Baekhyun le había suplicado que lo acompañara no había podido resistirse. El pobre inocenton de su amigo había llegado a la conclusión de que su nuevo jefe, el extravagante millonario Park Chanyeol, y Luhan harían buena pareja, a pesar de que hasta un ciego con cataratas se habría dado cuenta de que el americano solo tenía ojos para el.
Hacía varios meses que Luhan y él no coincidían. Sus vidas, tan distintas y complicadas, cada una a su manera, hacían que resultara difícil quedar los tres a la vez, y Sehun no había podido resistir la tentación de verle de nuevo, a pesar de que siempre que estaba junto a el le embargaba una extraña mezcla de emociones que, por lo general, lo dejaban exhausto. Esta vez no había sido diferente. En un momento dado de la noche se había burlado de sus numerosas conquistas para provocarlo, y Luhan lo había acusado a su vez de que a él las mujeres y los donceles no le duraban ni una noche.
«Estoy seguro de que ni siquiera te quedas a dormir con ellos después, no vaya a ser que al tipo duro se le escape alguna emoción en sus sueños», había añadido, hiriente.
Había sido un disparo a bulto, pero había dado de lleno en la diana. Durante los años que siguieron a aquella noche inolvidable en la casita de juegos, Sehun se había acostado con todas las mujeres y hombres que se le habían puesto a tiro, hasta el punto de que era incapaz de distinguir en su cabeza el rostro de muchas de ella/os. Aquel joven herido en lo más profundo de su alma había hecho a un lado su inocencia lleno de desdén y, desde entonces, había aprendido mucho sobre el sexo y las mujeres y hombres. Sin embargo, aunque había disfrutado del alivio físico que suponían esos encuentros sexuales, jamás había vuelto a experimentar nada remotamente parecido a las emociones que lo sacudieron aquella noche con la intensidad de una ciclogénesis explosiva mientras, afuera, rugía con fuerza otra tormenta que, ni de lejos, alcanzaba sus proporciones.
Ver a Luhan en los brazos de otro después de aquella noche inolvidable en la que habían hecho el amor durante horas, incansables, le había causado una conmoción de tal calibre que se había jurado a sí mismo que jamás volvería a permitir que nadie más le causara un dolor semejante. A partir de entonces el había evitado en lo posible; si bien, había sido incapaz de renunciar a el por completo. Gracias a Baekhyun se mantenía informado de sus idas y venidas, y de la interminable lista de novios ―que, por otra parte, no solían durarle más allá de unos meses― que pasaban por su vida. Chanyeol había quedado en que acompañaría a Luhan a su casa mientras él hacía lo propio con Baekhyun, cuyo piso no quedaba lejos del restaurante. Caminaban despacio por las calles solitarias y húmedas tras el paso del camión cisterna del servicio de limpieza del ayuntamiento, y Sehun se resignó a aguantar como un campeón la charla que saltaba a la vista que su amigo estaba decidido a endilgarle.
Baekhyun empezó sin rodeos:
―La verdad, Sehun, no me gusta que te metas con la vida amorosa de Lu. Para ser sinceros, tú tampoco eres un ejemplo de nada.
Él se encogió de hombros:
―Es divertido hacerlo saltar.
―No deberías burlarte de el ―lo reprendió con firmeza―, solo está buscando al hombre de sus sueños.
―Pues ya debe haber descartado a la mitad del planeta ―replicó con sorna, a pesar de aquellas palabras eran sal en su propia herida.
Armándose de paciencia, Baekhyun trató de hacerle comprender por qué Luhan cambiaba de novio como el que cambia de camisa.
―Lo que ocurre es que está traumatizado por su primera vez.
Al oírlo se paró en seco en mitad de la calle, la agarró con fuerza de los brazos y preguntó, muy agitado:
―¿Traumatizado? Tuvo... tuvo... ¿fue una mala experiencia?
Muy sorprendido al percibir aquella expresión torturada en el rostro de su amigo,
Baekhyun se apresuró a negar:
―¡No! ¡No! ¡Claro que no! Todo lo contrario. Dice que fue tan maravillosa que no puede conformarse con menos. De hecho, una vez me confesó que a veces piensa que lo soñó todo. Si quieres que te sea sincero ―prosiguió, sin percatarse de las chispas de deleite que, por unos instantes, destellaron en los iris casi negros―, yo también creo que fue un sueño. Francamente, no sé cómo sería para ti tu primera vez, pero yo estoy firmemente convencido de que el sexo mejora con el tiempo. Cuanto más practicas, mejor.
De pronto, pareció recordar algo y se quedó callado, pero él estaba demasiado alterado para notar nada extraño.
―No creas. Mi primera vez también resultó maravillosa. ―La voz de Sehun sonó más ronca de lo habitual. Luego la soltó, echó a andar de nuevo y carraspeó un par de veces antes de hacerle otra pregunta―: ¿Y por qué no siguió con el tipo que la hizo sentir así?
―Eso mismo le pregunté yo, y me contestó que cuando volvió a hacer el amor con aquella persona no hubo ni siquiera un atisbo de la magia anterior. Ni siquiera disfrutó, así que cortó con él por lo sano. ―Baekhyun frunció el ceño―. No sé, me parece todo bastante raro.. Pero Sehun ya no lo escuchaba.
«¿Será posible?», se preguntó, incrédulo. «¿Y si Luhan no hubiera visto la nota?
¿Y si durante todos estos años hubiera pensado que, en realidad, se había acostado con el imbécil de Minseok?».
Siguió rumiando aquella inesperada posibilidad durante el resto del camino y, al verlo absorto por completo en sus pensamientos, Baekhyun permaneció también en silencio hasta que llegaron al portal de su edificio y se despidieron con un par de besos amistosos en las mejillas.
A pesar de que su casa quedaba bastante lejos, Sehun decidió volver a pie en vez de coger un taxi; necesitaba pensar y esperaba que el aire fresco de la noche le ayudara a aclarar sus ideas.
«Pongamos que Luhan no sabe nada; que lo que yo tomé por el más cruel de los desprecios era, tan solo, simple ignorancia».
Aquella idea abrió en su mente un abanico de posibilidades tan insospechadas que le empezaron a zumbar los oídos y su respiración se volvió trabajosa. Continuó caminando con las manos metidas en los bolsillos, sin fijarse en las calles por las que pasaba, hasta que, sorprendido, se dio cuenta de que había llegado a su casa y llevaba un buen rato parado frente al portal, con una enorme y estúpida sonrisa prendida en los labios.
Las palabras de Baekhyun resonaron una vez más en su cabeza:
«Su primera vez fue tan maravillosa que no puede conformarse con menos. De hecho, me confesó una vez que, a veces, piensa que lo soñó todo...».
A pesar de lo que había creído hasta entonces, estaba claro que para Luhan aquella noche había resultado mágica también. ¿Sería posible que, sin saberlo, lo hubiera estado buscando en todos los hombres con los que había salido después?
Sin poder contenerse echó la cabeza hacia atrás y lanzó una estentórea carcajada de felicidad. Una vez más, tenía a aquel esquivo pelirrojo en el punto de mira y, ¡por todos los dioses paganos!, esta vez no lo iba a dejar escapar.
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Te odio pero, besame
RomanceSehun y Luhan se conocen desde niños. Segun Luhan, lo suyo fue odio a primera vista, pero da la casualidad de que Baekhyun es la mejor amigo de ambos y estan condenados a verse a menudo. A pesar de que odia los imprevistos y las sorpresas, esta disp...