El diario de mi pequeña Dani

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6 de mayo del 2000

Mi querida Dani:

¡Cuántos días sin escribirte algo en tus memorias! Pero es que, a pesar de que comes bastante, no engordas, y eso le preocupa a los médicos. Yo hasta hace poco te veía bien, pero de un chequeo médico que te mandaron, resultó que tienes una bacteria en los riñones y es por eso que no subes de peso.

El día que cumpliste los 5 meses te ingresaron hasta el 29 de abril. Te atendió un urólogo que se llama Demetrio. Era muy profesional y me lo explicaba todo: cómo bañarte, cómo asearte, que la Escherichia coli (la bacteria que tenías) forma parte de la flora intestinal y que las infecciones urinarias son muy frecuentes en estas edades, por eso la importancia del aseo correcto. Te trataron con amikacina y te tomaban la temperatura con frecuencia. Eso fue terrible para mí, aunque tú ni te enteraste.

Tu papá y yo estamos muy preocupados porque, desde hace unos días, no tienes mucho apetito y estás algo majadera, tú que apenas lloras. Hoy tu papá le puso al motor un pistón y un espró nuevos para que tenga más fuerza y pueda con nosotros tres.

Tengo pendientes algunos hechos de los ocurridos meses atrás. Para no seguir esperando, aquí te escribo las cosas más relevantes.

Guardo para ti, en un pomito, tu ombligo y las primeras uñas que te corté. Quería, además, guardar un mechón de pelo, pero nunca me atreví a cortártelo porque era muy poquito.

Durante tus primeros días de vida, tu abuela de Mayarí Arriba lavó tus pañales (7 días); después de eso, tu papá sacó 15 días de vacaciones y entonces fue él quien se encargó con esmero de esa tarea. Después lo hizo todos los fines de semana cuando, según él, salimos de vacaciones tú y yo; en realidad yo, porque tú siempre has estado de vacaciones.

A los 7 días sostuviste por largo rato tu cabecita, al mes y medio te girabas de boca abajo para arriba, y a los dos meses y medio, de boca arriba para abajo. A los 3 meses andabas toda la cuna.