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25 de julio del 2000

Dani:

Los secretos son secretos mientras no los contemos; si llegamos a contarlos, al menos a una persona, ya no nos pertenecen y, por tanto, ya no serían secretos.

No sé por qué te digo esto; yo misma siento pena y mientras escribo quisiera arrepentirme de contarlo, pero no puedo. Alguien tiene que apoyarme, algo tiene que ayudar.

En fin, ¿para qué tanto rodeo? Vivimos en la casa de tu abuela: ella, tu papá, tú y yo, y siento celos. Tu abuela me ayuda, hace mi comida y vela por mi alimentación, pero yo no quiero que te cargue, que te cambie el pañal, que se ocupe de ti...

Después de 15 días, en los que mi mamá estuvo aquí, yo no dejé que lavara tus pañales. Cuando empezaste a comer puré, aunque ella hacía mi comida, yo era quien preparaba la tuya. Si es ella la que llega primero a tu cuna cuando despiertas, yo me disgusto. Sólo tengo paz cuando soy yo quien decido que te cargue.

Un día yo estaba tendiendo tus pañales al sol y sentí que llorabas. Salí corriendo y casi me caigo. Cuando llegué al cuarto, ya tu abuela estaba bajando la baranda de la cuna para cargarte.

En las noches, le gusta balancearte. Yo le digo que eso no está bien, tienes que acostumbrarte a la cuna para que no des trabajo. Cuando vamos al consultorio, ella me acompaña. Yo te llevo en brazos y ella es quien sostiene el bolso con tus cosas. Sé que se siente mal y trato de entenderla, pero ni yo misma sé qué me pasa.

Siempre quiso tener nietos, y hasta afirmaba que, cuando llegara el momento, no tendría fuerzas para cargarlos. Antes de tú nacer, decía que tenías que llamarla "mamá" y yo le dije que no, la llamarías "abuela", porque tu mamá soy yo. Si me muero, entonces que ella te enseñe como quiera, a pesar de que sabe que yo no estoy de acuerdo. Esa es una costumbre en su familia, sin embargo, a su mamá la llama por su nombre y a su abuela entonces, le decía "mamá". En mi familia no, a los abuelos por ambas partes, le decíamos así, abuelos.

Creo que esa es la razón por la que tengo este sentimiento, como si ella quisiera ocupar mi lugar. Sé que no está bien, y no sé qué va a pasar, ella lo comenta con la vecina y eso me hace sentir mal.

Nunca te dejo con nadie, ni para buenos, ni para malos momentos. ¡Tú eres mi responsabilidad, nuestra responsabilidad! Te concebimos después de 10 años de relación, y a mis 29 años, como un acto bien pensado, esperando garantizar las condiciones mínimas indispensables, como tener nuestra propia casa y mejores condiciones, que al fin, nunca llegaron, y ahora no podemos hacer menos que dedicarte toda nuestra vida.

El diario de mi pequeña DaniDonde viven las historias. Descúbrelo ahora