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Cuando cumplí los 14 años, que terminé la enseñanza media, me llegó una beca en uno de los mejores institutos preuniversitarios del país. Estudié mucho para presentarme a los exámenes de ingreso, que para nada fueron fáciles, pero mi esfuerzo tuvo su premio y el viernes 29 de agosto del 2014, ingresé al Instituto Preuniversitario Vocacional de Ciencias Exactas de Granma, Silberto Álvarez Aroche.

Desde el inicio supe que iba a ser una gran experiencia para mí. Nunca había salido de casa por tanto tiempo y no imaginé que estar ahí dentro me obligaría a empezar a hacerme responsable de mi vida y a tomar mis propias decisiones.

Las experiencias fueron muchas; algunas lindas e inolvidables, otras no tanto, sobre todo por el hecho de no tener cerca a mi familia que, a mis 14 años, siempre me había brindado su apoyo.

Esta carta me la escribió mi mamá cuando todavía transcurría mi primer año allí.

8 de septiembre del 2014

Mi querida Dani:

Ahora sé que existe la cuarta dimensión; en ella están las ganas tremendas que tengo de verte y lo mucho que te extraño, porque en lo largo, ancho y profundo que conozco, no cabe la angustia que me causa el no verte cada día.

¡Qué pena con Luis, el secretario!, pero él es padre y seguro sabe lo amargo que es morder un pan cuando imaginas que tu hijo puede tener hambre. Me dijo que puedo llevarle tu desayuno todos los días a las 6:00 a.m. Es una buena alternativa y una bendición que viva cerca de la casa.

Ahora recuerdo el primer día que te vió la nutrióloga y te mandó que tomaras leche de chiva. ¿Qué no haría yo por tu bienestar? No tengo medida de lo que estoy dispuesta a sacrificar por ahorrarte un instante de contrariedad o mal momento y proporcionarte uno de satisfacción.

Haz que valga la pena, por favor; sé tenaz, lucha y vence para que no sea en vano este sufrimiento que me provoca tu ausencia. No te lo voy a cobrar, te lo aseguro, porque siento que es el deber, sólo te pido que camines a la par conmigo.

Hoy es el día de la Virgen de la Caridad; no puedo ir a la procesión, pero desde mi rincón le pido que te guíe a ti y a Susi, que también te extraña y entiende menos esta separación, pero se inspira en tu ejemplo.

Le pido por la salud de nuestra familia: padres, abuelos, tíos, hermanos; porque mejore la vida de los cubanos, porque evite el sufrimiento y las muertes, que no sea lo que nos toque, que ya nuestros cuerpos envejecidos la pida por luz natural; por los amigos, los vecinos, los buenos y los malos.

Te quiero mucho.

Tu mamá.

El diario de mi pequeña DaniDonde viven las historias. Descúbrelo ahora