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Buen viaje.




Había sido una mala idea.

Tan pronto como se acercó, fue empujado bruscamente hacia la tina. Su cuerpo quedó justo encima del difunto ahora inerte y tieso, pero eso no era no peor, no. Taeyong los hundió con un agarre bestial y la cabeza de Yuta golpeó con fuerza contra el agua, haciendo que salpicara por todas partes, mientras sus propias extremidades chapoteaban para poder salir de una vez por todas, luego de más de quince segundos de aguantar la respiración. Se sintieron eternos.

El de orbes negros lo levantó entonces y cuando Yuta estuvo al borde de lanzar un improperio bastante justificado, el rostro le fue manchado de un líquido escarlata.

Ah, bien. Yuta estaba siendo bañado en sangre.

No supo en qué momento Taeyong había abierto más heridas en el cadáver, pero llenaban sus brazos verticalmente. ¿De dónde había sacado una navaja? ¿O es que él acaso...?

—¡Ahora, bésame!

Apenas estaba recuperándose en el momento que el contrario le estampó los labios en la boca, fue ahí cuando Yuta expandió enormemente los ojos, en total sorpresa.

¡Qué estaba sucediendo!

Pudo jurar que los ojos de Taeyong se ennegrecieron por completo, pupilas, iris, esclerótica, todo... eran verdaderos pozos negros oculares. A sus alrededores también hubo un oscurecimiento, como si los nervios se le hubiesen inflamado y sombreado de un negro intenso y espantoso. No estaba alucinando.

Su boca fue abierta por la intromisión de la lengua de Taeyong, una lengua francamente muy larga...

Yuta comenzó a sentirse extraño a partir de allí. Un líquido viscoso traspasó su garganta, uno que jamás había probado y le había resultado extraño, desconocido, pero no del todo desagradable. Luego su cuerpo no se sintió suyo, de pronto le resultó difícil de controlar, sus sentidos se le nublaron, estaba mareado y paralizado, absolutamente todo le daba vueltas. Finalmente los ojos le rodaron hasta la parte posterior de la cabeza y él cayó hacia atrás.


[...]


Yuta despertó tomando aire desesperadamente e impulsándose hacia delante, su cuerpo se sentó en una posición de noventa grados. La tierra oscura era abundante y los árboles, demasiado altos, parecían no tener fin y rodeaban todo el lugar.

Se puso de pie y talló sus pantalones para sacar la suciedad de estos. Un momento... Él había estado en una tina, cubierto de agua, pero no se encontraba mojado, ni un pelo suyo estaba húmedo.

Era extraño.

Tanto como el sendero a unos metros delante, que conducía a más y más árboles. Yuta lo siguió caminó tratando de encontrar una salida. Pero a medida que seguía, la oscuridad lo envolvía poco. El cielo, si bien, no había estado completamente despejado ni de una tonalidad alegre y azulada, al menos le daba la suficiente visibilidad. Ahora no podía decir lo mismo. Era como si hubiera caído la noche abruptamente. 

El día y la noche estuvieron estrechamente conectados.

Los árboles dejaron de ser frondosos, cambiaron a árboles sin hojas, descuidados, marchitos, parecían producto de una época de sequía. ¿Pero era eso realmente el causante? Yuta pensaba que todo aquello era muy raro, en demasía.

¿Estaba en un sueño?

Su herida, sin embargo, continuaba allí. Así que, con una mano, la pellizcó. Y dolió, joder, en verdad lo hizo. Mordió su labio para no emitir un quejido de dolor. Luego respiró hondo.

Él sólo quería quitar cualquier preocupación, pero si el dolor estaba presente inclusive en un simple sueño, ¿en realidad estaba soñando?

Continuó su travesía.

A medida que caminaba, el sendero parecía volverse aún más estrecho. Apenas cubría su longitud, era en verdad tan pequeño... hasta que desapareció. Y frente a él, había sólo más tierra. ¿Cuánto había caminado? No tenía un reloj ni un teléfono para comprobarlo, aunque, si los tuviera allí, dudaba un poco de si funcionarían correctamente. Si le preguntaban a Yuta, él diría que había estado caminando por alrededor de quince minutos.

Más adelante, había más oscuridad, sin embargo, no era total. Y pudo ver... Yuta pudo ver que la tierra se tornaba roja. Al igual que los árboles secos, que se coloreaban de un granate espeso. También comenzó a oler asquerosamente, era un aroma fétido. Como a muerte. Pero Yuta siguió su marcha.

Estaba calmado, relativamente. Aunque la situación y el ambiente se vieran terroríficos, no pudo evitar pensar que se mantenía en un sueño y que, al despertar, si algo lo asustaba dentro de este, después se reiría de ello porque no fue real. Además, Yuta ya era grande. Para nada un niño, sino un adolescente que debía aprender a superar sus miedos, pese a que había muy poco en el mundo que le provocara un tremendo susto.

No obstante, escuchó un ruido que le hizo detenerse. Lo había percibido cerca, por lo que fue capaz de oírlo, sería mejor si esperaba un poco.

Después de unos momentos, el ruido se oyó de nueva cuenta, más bien, era un crujido, lo que le hizo preguntarse si había una nueva presencia.

Una serie de pensamientos llegó a su mente tal cual torbellino.

¿Y si era Taeyong? ¿Y si había entrado a su sueño? ¿Lo estaba buscando?

Pero entonces, fue tumbado en el suelo por el cuerpo que se posicionó sobre él. Al haber caído, su cuerpo había dolido por el impacto y, sin darle tiempo a levantarse, se sintió ser llevado a rastras hacia una zona todavía más oscura y lo que parecía ser sangrienta.

Su estómago se revolvió. El sitio era verdaderamente macabro... a los alrededores no sólo había sangre, sino restos. Restos humanos, mayormente partes sueltas. Un brazo por allí, un dedo por allá, una pierna cortada en dos...

Yuta se sintió llorar.

Esto no era extraño. Era aterrador, horripilante.

¡Que este sueño se terminara ya!

Luchó por soltarse del agarre que el ser ejercía sobre él, pero tenía las garras fuertemente incrustadas en su brazo. Lo golpeó con sus extremidades libres, haciendo todo lo posible para herirlo y así librarse, y sólo entonces, pudo ver con más detenimiento en cuanto la criatura se volvió hacia él y abrió la boca para gritarle en la cara, emitiendo sonidos guturales y monstruosos. Yuta divisó largos dientes afilados dentro de su boca y el feo rostro que le pertenecía. Para empezar, no tenía ojos, ni cabello, estaba totalmente calvo, mucho menos tendría cejas, pero sí una nariz y oídos perfectamente bien. No le harían falta los ojos si tenía los otros sentidos bastante bien desarrollados. Su cuerpo era igual de feo, demasiado lánguido, huesudo, estaba desnudo pero no parecía tener órgano sexual alguno. Y en sus manos, habían sido sustituidas las uñas por las garras, se veían afiladas, capaces de rasgar cualquier piel con tal facilidad, y vaya que lo eran. Yuta sentía su carne arder.

Con un nuevo impulso y un golpe de adrenalina que inundó su ser, de algún modo logró soltarse y Yuta corrió, tan rápido, tal veloz al saber que la criatura sin rostro lo perseguía. Aumentó la velocidad, sin embargo, el monstruo iba a toda marcha, estaba a un pelo de alcanzarlo.

No era su día de suerte.

Tropezó con una rama a medio camino... lo que lo llevó a su inminente final, pues la criatura ya se encontraba sobre él, con dientes amenazadores a unas pulgadas de su rostro. Su cuerpo tembló del miedo.

Inevitablemente, Yuta gritó:

—¡Ya basta!

Y cuando lo hizo, volvió al mundo real.








N/A:
¿Qué carajos estoy escribiendo, gente? Jajajaj 🤪 Me dio asco escribir este capítulo pero era importante(?) Recen por mi estómago porfa

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⏰ Última actualización: May 05, 2020 ⏰

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