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No hables con él.




Habían pasado trece días desde la primera interacción con Johnny Suh, pero esa fue una de varias. Que el japonés se alojara en la azotea a menudo lo conducía a encontrarse con el chico; no todo el tiempo, puesto que el alto volvía con sus amigos luego de avisarle, lo cual era sumamente considerado de su parte. Esos días, en los que no hablaba con nadie, eran los que Yuta odiaba más, en los que se sentía todavía más solitario, porque el imbécil de Taeyong no había aparecido desde aquella vez en su cama.

Era un demonio, ¿qué podía esperarse de él?

Sin más sucesos aterradores o inoportunos, finalmente había vuelto a compartir el tiempo con sus padres adoptivos. Poco a poco, sin embargo. Comenzaron con la cena; Yuta era invitado a sentarse en la mesa e incluso era partícipe de la conversación, siempre y cuando le fuera preguntado cómo le había ido en el día, si tenía complicaciones con las materias, o si estaba haciendo algún amigo.

No es que olvidaran lo que había pasado, a decir verdad, estaban un poco reacios porque temían a lo que fuera a pasar, lo que él fuera a hacer, pero era mejor llevar la fiesta en paz. Ignorar lo ocurrido parecía la mejor opción.

Yuta volvió a su habitación. Hizo la cama y acomodó las almohadas, no sin antes revisar el teléfono tan pronto como le llegó una notificación.

Eso fue extraño.

Nadie nunca le enviaba mensajes.

A menos que fuera para atosigarlo y decirle cosas crueles como «muérete», «maldito otaku», «psicópata del demonio», o «deberías agradecer de que no te hemos linchado»; por esa misma razón había cerrado sus redes sociales hace un tiempo.

¿Entonces quién era el remitente?

"Hola, Yuta. ¿Qué hay de nuevo?", decía el mensaje. En la foto de contacto de KakaoTalk estaba la imagen de Goku y sólo eso, ni nombre, ni estado, aparte del número.

"¿Quién eres?", escribió al instante. Esperó un tiempo y, cuando vio que no respondía, decidió continuar con lo que estaba haciendo, por lo que quitó su uniforme escolar para ponerse más cómodo. Estuvo a punto de ponerse una camiseta de tirantes pero, en eso, su móvil volvió a sonar, así que conservó sólo los pantalones de dormir.

"Soy Ten :)"

Frunció el ceño, moviendo sus pulgares con velocidad para teclear la respuesta y presionar en el botón de enviar. "No puedes ser Ten." Claro que no podía serlo... era seguro que el chico lo odiaba y, en lugar de enviarle un mensaje, era más probable que él mismo le aventara una bebida encima en cuanto lo encontrase, haciéndole saber del rencor que le guardaba y que aquella había sido su venganza.

Sus ojos parecieron perforar la pantalla del teléfono mientras esperaba.

"No, soy Johnny, duh. ¿No es obvio?", dijo al cabo de unos segundos.

"¿¿Qué quieres??"

"Que me agregues a Kakao"

"¿Cómo conseguiste mi número?"

"Esas cosas no se dicen", Yuta se lo imaginó riéndose detrás del dispositivo. "Sólo puedes saber que me costó muuuucho trabajo", y más adelante envió el emoji con la cara al revés.

"Te estás viendo como un acosador ahora mismo"

"No me estoy viendo, veo al celular"

"Qué gracioso", se sentó sobre el colchón, con las piernas cruzadas, en posición de indio, y prosiguió: "¿Por qué me mandas mensaje a las diez de la noche?"

"Yuta, pretendo ser tu amigo, y por eso quería invitarte a jugar videojuegos el viernes en mi casa. Me caes bien!"

"No, gracias, no me quieres como amigo. Te lo aseguro. Me basta con que sólo hablemos durante el descanso."

"Yutaaaa, en serio quiero ser tu amigo. Si piensas que haré algo para molestarte, no es así. Eres un buen chico, pienso que no te mereces el odio ^^"

"No te conviene serlo"

"¿¿¿Eso fue una amenaza???"

Justo después de mandar aquello, la ventana abatible de su recámara se abrió abruptamente, como si fuera producto de los vientos torrenciales durante una tormenta eléctrica, sólo que, no había ningún fenómeno natural de esa magnitud en esos instantes. Yuta se sobresaltó por el estruendo y, aunque le pareciera extraño, se puso de pie para cerrarla.

Su móvil sonó brevemente de nueva cuenta. Bajó la mirada hacia el aparato.

"Yuta, contestaaaaa", al mencionado le pareció que estaba comportándose como un niño, fastidiándolo para que le hiciera caso.

Un repentino susurro lúgubre provino de una de sus criaturas, desde la parte más recóndita de su habitación, donde nunca entraba ni salía la luz, y era un negro total.

Demonio...

Por lo cual su corazón casi dio un vuelco ante la palabra. Entonces una mano se posó sobre su hombro, pero antes de voltearse, preguntó al aire: —¿Taeyong? ¿Eres tú?

Sin embargo, su frente se arrugó en confusión al sentir un peso caer sobre él y una mezcla de olores —a metálico y a hierba recién cortada— invadir sus fosas nasales.

Se trataba de una mano; un líquido rojo goteó de esta.

Y un cuerpo.

Pero no el de un vivo, sino el de un muerto.

Un cadáver fresco.

Y el grito que Yuta dio, desgarró incluso hasta a las paredes mismas.







N/A:
Muajaja 😈
Un capítulo re cortito, pero es que este fic tiene capítulos cortos, no lo olviden. De todos modos, pal siguiente se vienen cosas buenas(? Eso espero.

Umbrakinesis︱YuTaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora