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No puedo creer que esté aquí
,analizando absolutamente todo el perímetro como se me enseñó.

¿Todavía no entiendo para que me quiere aquí el doctor Black?

El aeropuerto internacional de Tokio se ve como siempre, abarrotado de gente que va y viene, ingenuos no se percata de mí peligrosa presencia , aqui soy uno más.

Traje un bolso medio vacío así me ven por el lugar , no he visto nada fuera de lugar hombres de negocios , niños molestos, turistas perdidos mirando folletos ; repito nada inusual o interesante para mi.

- Joven...

Enuncia la señora amable mientras trae la bandeja.

- Muchas gracias...

Es bastante temprano así que decidí tomarme un buen café.
Se supone que los primeros vuelos tienen que estar por arribar.

Como si lo supiera mi móvil suena.

- Vuelo 215...

Dice el escueto mensaje. Observo las pantallas con información , en quince minutos llega.

Perfecto me da tiempo de terminar tranquilo la humeante bebida.

Dejó el dinero sobre la mesa y me levanto sin llamar la atención.

¡Es hora del show!

Cauteloso me dirijo a la sala dónde en teoría llega mí objetivo.

Ya he estado varias veces en esta situación.

Aquí la duda es:

¿Será una escultural morena?

¿O el típico científico decrépito que metió sus narices dónde no debía?

En tanto no sea un niño molestó y chillón no tengo problema o peor aún un estúpido puberto.

Las puertas se abren sacándome de mis conclusiones y cuál hormigas comienza a salir el gentío.

Gracias a mi altura puedo ver a cada uno con detenimiento, solo hay gente con ojeras pronunciadas y ropa arrugada con ganas de dibujarse la raya del culo de tanto estar sentado, otros prendiendo sus celulares o tratando de saber dónde puta buscar sus pertenencias.

¿Que quiere que recoja el Dr?

Como idiota espere y espere hasta que salieron las azafatas, algunas me detectaron cual halcón a cientos de metros desplegando sus miradas libidinosas.

Bajo mis anteojos negros admirando el paisaje, debo admitir que no me vendría mal hacer una escala en cualquiera de estas bellezas.

Pero algo puntiagudo comienza a picar mi brazo.

Miro con cara de pocos amigos a la molestia y de inmediato arrugo mi ceño al ver a una mocosa ,no se de trece años , con una valija rosa y un bolso colgado.

- Hola... ¿Estas perdida?

No contesta pero hace un grosero globo con el chicle que mastica.

- Okey... Allí hay una oficina que te puede ayudar si no vinieron por ti...

Señalo pero ni se molesta es girar.

Creo que no entiende.

- ¿You speak Japanese?

Nada.

- ¿English, español...?

No dice nada.
Esto no está bien , estoy perdiendo la escasa paciencia que poseo.

X Ella Donde viven las historias. Descúbrelo ahora