El engaño

81 28 12
                                    

-Estamos solos- dijo la policía.
No era cierto, detrás de la ventana había 8 policías más que observaban la escena.
-Esto se quedará entre nosotros dos.
Tampoco era cierto, además de los ocho policías que miraban una persona más sabía, pero no estaba ahí: La marquesa. Había sido fácil convencerla a contribuir, el ladrón había afectado a muchos de sus familiares.
-Se que eres inteligente y aceptarás este trato por el bien de los policías y tuyo.
Otra mentira, el ladrón no era de lo más inteligente, le gustaba robar, pero siempre lo atrapaban y él siempre escapaba, él era bueno sobornando.
-Te dejaremos libre, pero a cambio tienes que robarle a la marquesa su collar de diamantes. Si lo haces nunca te volveré a molestar, diré que no logramos atraparte, ya sabes será fácil decirles que no te sigan, ya no quieren hacerlo.
El ladrón era tonto, pero no tanto.
- ¿Y que gana usted? -preguntó.
Eso era predecible.
-Bueno pues tengo problemas familiares y necesito el dinero, el sueldo de policía no es el mejor.
El ladrón sonrió, era una policía corrupta. Creyó todo lo que dijo.
- ¿Como hago para salir?
-Te daré un arma y diré que la tenías escondida y me amenazaste.
Eso hizo y el ladrón salió.
Todos los policías querían deshacerse de él, ya no aguantaban tener que atraparlo una y otra vez, había otros problemas más importantes que un ladronzuelo que siempre era atrapado y gastaba municiones. Todos aplaudieron y sonrieron.
-
El ladrón ni siquiera lo pensó, apenas salió fue directo a la casa de la marquesa. Eso era otra cosa que los policías habían predicho. Entro a la fuerza y todas las alarmas silenciosas se activaron. El ladrón no las noto, dejo sus huellas dactilares en todos lados. Rebuscó en toda la casa y no encontró el collar. Solo quedaba la caja fuerte. La observó durante mucho tiempo y se decidió a tirarla al suelo con fuerza. Era una caja fuerte pequeña, en donde apenas entraba un collar o una pequeña bomba. El ladrón no notó el tic tac que sonaba y tiro la caja al suelo, la bomba explotó 5 segundos antes de la hora establecida: Las 12:00. El ladrón calló al suelo bruscamente, agonizo durante unos segundos y después solo murió sin entender que le acababa de pasar.

-Todas mis cajas fuertes tienen pequeñas bombas, me aseguraron que no eran mortales- diría la marquesa con un aire inocente. El juez le creería, siempre pensó que la marquesa era un poco ingenua y no quería problemas con su familia.
Así se acabarían las cosas, una sentencia de unos miles de dólares que no serían nada para la marquesa. Nunca nadie sabría que, a pesar del leve intelecto del ladrón, quería ayudar. Siempre soñó con ser una especie de Robin Hood. Lo fue, a su manera.
Nunca nadie se preocuparía de todos los niños que lo esperaban para poder comprar un poco de comida para sobrevivir un día más. Nunca nadie se compadecería de las madres llorando en las tumbas de sus niños, a los que luego acompañarían.

- ¿Qué pasó?
-Un acuerdo engañoso
- ¿Que querían ellos?
-Deshacerse de él.
- ¿Por qué?
-Estaba hartos
- ¿Que quería él?
-Libertad
- ¿Para qué?
-Para ayudar

Después de las 12 (terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora