Londres anunciaba una nueva velada traían a la hermosa, misteriosa y romántica Venecia, aquella fiesta habia tomado por sorpresa los Maues de Derby,no solían hacer muchas fiestas debido a la pérdida de su hijo hace dos años atrás, pero aquello era un gusto que su padre había accedido a darle, Anabel tenía todo planeado y Stefano era un as bajo la manga que se podía esperar de aquel irritante y mentiroso florenciano. Todo estaba preparado el gran salón estaba decorado con colores gris y dorado, habia comida y muchas bebidas típicas de Venecia, aquello no se podía comparar con esos elegantes y misteriosos Carnavales pero el misterio de saber quien era quien aumentaba esa sensación de misterio. Sabía que el florenciano estaba dispuesto a jugar su última carta, habían adelantado la boda y aquello lo preocupaba de sobre manera sentía que su gran amor se escapaba entre sus dedos, iba hacer hasta lo imposible para que esa boda no se celebra.
A la hora del crepúsculo muchos de los invitados empezaban hacer su aparición asombrados por la magnífico que se veía el lugar, hacia muchos años que no vislumbraba un carnaval. Con aquellas elegantes vestimentas y elaboradas mascaras de todos los colores todos alababan lo magnífico del lugar. Anabel sonría y agredecia cada alago nodespejaba la mirada década hombre que hacía su aparición buscando al Marqués de suffkol, alzó un poco más la cabeza para buscar entre todos los presentes que se aglomdraban en la entrada. Un caruaje se detuvo llamando la atención, Anabel rodó sus ojos y soltó un suspiro aquel hombre le encanta ser el centro de atención. Anabel no podía negar que aquel hombre era apuesto pero todo lo atractivo se le quitaba cuando abría la boca, no es que fuera un hombre descortés y mal educado, pero era sanjano, audaz y manipulador.
El hombre bajo lentamente y mantuvo su mirada firme y mostró un pequeña sonrisa, camino hasta donde se encontraban los anfitriones hizo una pequeña reverencia.
—Gracias por invitarme a tan maravillosa velada— dijo con aquel exquisito acento—. Señorita Anabel se ve maravillosa.
Ella casi se quiso bufar pero se contuvo.
—Gracias, señor Toscana— dijo cortésmente.
—Bueno si me permiten voy a disfrutar de la velada.
Cuando Stefano estaba por entrar a la mansión, un carruaje se detuvo una que reconoció muy bien, era el de aquel pretencioso marqués. Pero lo que más le sorprendió fue ver aquella cabellera rubia salir del coche, aquel verde le quedaba exquisito, renchino los dientes al ver como le sonreía aquel idiota y con paso firme se adentró en la casa.
Ahora era hora de jugar.
El baile empezó y con ellos los nervios de los presentes había una norma al terminar la canción te quedabas con la persona con la cual te encontrabas; Alice pedía a Dios que no quedara con Stefano habia tratado de evitarlo y también las cartas que solía enviar no quería que su padre se enterara que lo había visto y conversado con él, el odio de su padre contra la familia toscana era palpable gracias a ellos habían perdido todo lo que tenían y huir a Londres cuando solo tenía siete años. Como si fueran unos ladrones cuando había sido todo lo contrario.
Habia concedidos a su padre que era mejor que se quedara en casa y ella acudiera al baile con Luicus y la madre de este Jane. Aquella mujer era un sol, era una excelente madre y le tenía aprecio en los últimos días ella parecía ser su Pilar. Por el otro lado Luicus cada vez se arrepentía y pensaba una y otra vez en la proposición de Anabel, y aquello le hacía sentirse mal ¿Queria dejar a Alice sola?¿Dejarla plantada? Si su padre lo oyera se sentiría decepcionado. Mientras bailaban no podía evitar buscar con la mirada aquella melena cobriza entre todas las mujeres presentes.
—¿Me buscabas?— dijo la mujer cuando estuvo entre sus brazos, la música se detuvo, ambos se quedaron mirando intensamente y sus miradas recaían en sus labios—. Porque yo también lo hacía.
Alice miró a Stefano y recorrió la mirada buscando a Luicus entonces lo vio muy cerca de Anabel se podía sacar mucho de aquella situación, quiso sacarse de su agarre y salir disparada y decirle que era un arpía ¿Anabel quería que ella pasara porque aquella vergüenza? No podía creerlo, aquel baile solo había sido una treta.
—¿Lo planeas no?— preguntó con sarcasmo—, no esperaría menos de ti.
El hombre sonrió ladeadamente y bajo su poco su rostro acercandolo su boca a su oído, sintió como la joven se estremecía ante aquella pequeña caricia.
—Todo lo que hago pequeña tenia una trampa— murmuró, Alice apretó fuertemente sus manos en los brazos del hombre clavando le las uñas. El se quejó—. Veo que eres una fiera ¿No?
—¿Qué quieres?— preguntó con fuerza alzando la voz un poco más de lo que había deseado llamando un poco la atención.
—Solo hablar pequeña Lexington— hablo con sarcasmo resaltando el título que ahora su padre ostentaba—. Si no quieres que a tu padre esta noche se lo lleven detenido ¿Sabes que haces cosas realmente estupidas? Lo que hace un hombre desesperado al punto de irse a la quiebra..
—¿De qué demonios estabas hablando?— maldijo, no creía nada de aquel hombre decía pero si era verdad que últimamente estaban bajos de dinero a las tabacaleras no les iba del todo bien.
— Es fácil, primero huir hace once años con dinero que le pertenece a la familia Toscana, ocultarse y negarse a pagar cuando se le a informado. Ahora trasportar licor ilegal a Escocia, sabían como son las cosas aprovechándose de clanes. Y además perder dinero constantemente en juegos azar¿Qué pensarán sus aliados en los negocios? Tu padre, esta apunto de irse a la quiebra pero esta en ti la solución, prefieres verlo libre o en un cárcel despojadas de todo tú y tú madre ¿Qué harías?
《Los Toscana no tenemos piedad, pero ahora yo te estoy dando la opción de salvarlo, señorita Alice ¿Qué decidirá? Sí, es si su respuesta la espero en Greetan el miércoles que viene. Ya saben que pasa en esos lugares, sería muy afortunado si se casa conmigo.
La soltó y se dio media vuelta dejando estupefacta, aquello no podía ser cierto era todo una catástrofe. Su padre no podía haber podido perder dinero cuando sabía que se veía afectado las tabacaleras por las recientes lluvias. Sentia su cuerpo temblar de la rabia, quería maldecir a Stefano aquella familia habia destruido a la suya. La habia hecho pasar por unos ladrones quedándose con todo lo que les pertenecía en Florencia.
Jane se acercó al ver que la chica temblaba y su rostro se coloca pálido. Entonces vio en la dirección que ella miraba ahí estaba su hijo mirando a otra mujer con adoración.
—Vamos cariño, vamos por ponche—dijo con solidaridad la mujer, luego hablaría con su hijo.
Del otro lado del salón, ellos se miraban como si no existiera nadie más.
—No te cases con ella—susurró con esperanza—, ninguno de los dos será feliz y vivirán con arrepentimiento. Habla con ella.
— Lo hare, te lo prometo— dijo dejando un suave beso en su mano.
😛😍Creo que faltan dos capítulos para terminar y el epílogo.
🤭❤✍Recuerden votar, comentar y compartir.
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La Desición del Marqués ✔
Historical FictionSu corazón sabia a quien elegir, pero su deber estaba por encima de sus sentimientos. Pero el honor de una promesa era irrompible, la amaba, pero ahora hacer lo correcto era lo primero en su lista y era... Registrada en safecreative