✾•Principio del Fin

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[13 años, 24 de mayo]

¿Podrías contarnos que paso Taehyung?

El juez me ofreció la palabra, mientras el guardia de seguridad ajustaba el micrófono a mi altura.

No podía con aquella presión, todos tenían sus ojos puestos en mi, eso no me gustaba.

Tae... Dígame sólo Tae.

El juez levantó una ceja acomodando su espalda en el respaldo de su silla, pero a pesar que estaba algo desconcertado, lo hizo.

De acuerdo Tae ¿Puedes contarnos que sucedió?

Su tono de voz había sido tan cuidadoso al decir cada palabra, que pude relajar un poco mi cuerpo. Apartando la mirada del hombre canoso con anteojos de toga negra, mis ojos escudriñaron alrededor de la sala, en busca de ese hombre que aceleraba y a la vez le daba calma a mi corazón.

Papá.

Con las manos entrelazadas apoyadas en el escritorio de madera, dónde hace unos minutos estaba sentado, papá me dedico una sonrisa, moviendo su cabeza en afirmación.

El profesor Dylan. —Desvié la mirada de papá para buscar a ese tipo y señalarlo con mi dedo índice, de manera segura. —Abuso de mi.

—¡Eso es mentira! —El profesor Dylan, o mejor dicho «Mike Brown» se levantó de su silla exaltado.

Me encogí en mi lugar, sintiendo el miedo invadir mi cuerpo, papá se levantó de su asiento viéndome preocupado, pero aún así, guardaba la calma y la compostura, algo que Mike no tenía.

¡Orden! —El juez golpeó su martillo de madera, llamando la atención. —Tae, continua.

Asentí, bajando la mirada a mis manos, las cuáles no dejaban de sudar y temblar.

Él... Primero comenzó a molestarme.

—¿Cómo? —Pregunto el juez.

Me llamaba Teo, por más que siempre le decía que mi nombre era «Taehyung»

Busqué nuevamente a papá, quién me sonrió de manera dulce ¿Cómo lograba calmar mi miedo con aquel pequeño detalle? No lo sabía, pero si estaba seguro de saber que tener su completa atención me daba el valor para hablar.

«Papá está aquí, él no te hará nada» aquellas palabras me habían dado tanta seguridad.

¿Y por qué insistía entonces en llamarte de esa forma? —Levante mis hombros a la vez que negaba.

No sé, él le dijo a papá que era ingles, y aún le costaba familiarizarse con los nombre coreanos.

—¿Llamo a uno de tus compañeros de diferente manera? —Negué. —¿No?

—Él nunca se equivocaba con otro nombre, sólo con el mío.

—¡Eso no es verdad! —Nuevamente alegó Mike.

¡Silencio señor Brown! —El juez volvió a vociferar con enojo. —¿Qué sucedió después?

—El profesor Dylan... Me amenazaba.

—¿De qué manera? —Papá me vio afligido, podía leer en sus ojos que se estaba culpando.

Él comenzó por tocarme.

—¿De qué forma? ¿Te tocaba en lugares... Privados? —Me apresure a negar.

El juez pareció recuperar la tranquilidad, ya que inconscientemente, había soltado un suspiro de alivio.

Hoy ¿Quién eres? [JinTae]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora