- Honey, se que estas adentro- Craig tocaba la puerta de la habitación de Tweek hace ya 15 minutos- amor, no me iré de aquí así que me abres o tendrás que empujar mi cadáver cuando decidas salir.
Luego del nacimiento de Betsy, Tweek no había querido salir de su habitación, nadie sabia que pasaba por la mente del rubio, ni siquiera sus padres. Ellos eran los mas preocupados pues nunca lo habían visto así, al nivel de no querer hablar con nadie, los berrinches duraban a lo mas 3 o 4 días pero ya llevaba casi dos semanas en esa condición.
Craig iba sagradamente todos los días después del trabajo y se quedaba fuera de la puerta al menos dos horas. Una parte de él ya estaba fastidiado de la actitud de su novio pero la otra parte estaba preocupado, pues nadie nunca lo había visto así y probablemente fue su culpa que el chico rubio estuviera en ese estado.
El pelinegro pidió las vacaciones en su trabajo, pues pronto entraría a la universidad y quería ayudar a su novio antes que de verdad no tuviera tiempo, necesitaba sacar a Tweek de su habitación y que pudieran arreglar las cosas o al menos solo la primera, Craig ya no sabia en que estaba su relación puede que todo se fuera a la mierda pero al menos quería que el chico saliera de su encierro aunque fuera para botarlo.
Tres horas llevaba sentado el chico de ojos ámbar fuera de la habitación de Tweek, prácticamente ya no sentía el trasero, tenia hambre y sueño, los padres del rubio ya le habían ofrecido comida y la habitación de huéspedes pero el rechazo la oferta, de verdad no quería moverse pues en un segundo de distracción su novio podría salir y no verlo, no estaba dispuesto a dejar pasar ni una oportunidad.
- Amor, no se si puedas escucharme pero por favor sal de ahí, solo quiero hablar si deseas botarme, golpearme o gritarme puedes hacerlo, pero quiero saber que te pasa y ayudarte- una rebelde lagrima cayo.
Solo silencio se escucho, Craig vio la hora en su celular eran las 2 de la madrugada y el frió de la noche abrazo su cuerpo a pesar de ser verano, para conservar el calor apego sus rodillas al pecho y rodeo sus piernas con sus brazos, en algún momento de la noche cayo dormido sin siquiera darse cuenta.
La mañana llego y el pelinegro despertó cubierto por una manta de color verde limón pensó que probablemente sus suegros la habían puesto pero cuando ellos salieron de su cuarto y le preguntaron de que si había pasado la noche en ese lugar se dio cuenta de que había sido Tweek quien lo abrigo, como se la puso y abrió la puerta sin darse cuenta, el chico nunca lo sabría. Tomo la manta y la olio, tenia el olor a dulce de su novio, algo en el se removió, lo tuvo tan cerca y no pudo verlo, pero al menos aun se preocupaba por él al parecer.
- Craig cariño, toma- la madre de Tweek le extendió una bandeja con café, un muffin, leche, un emparedado de queso y jugo de naranja
- Gracias, pero no tengo hambre
- No has comido desde hace no se cuanto, llegaste ayer a las 4 de la tarde y anoche tampoco quisiste recibirnos comida- dijo gentilmente
- Tweek tampoco a comido
- No seas ingenuo, sabemos que él sale en la madrugada y se abastece de comida, bebidas y lo que necesite, en la mañana siempre encontramos platos y vasos usado en el fregadero
- Puede que ahí fue cuando me puso la manta- reflexiono el pelinegro
- Probablemente- coincidió la mujer, mirándolo con infinita ternura- gracias por ser tan paciente con mi hijo no se que sucedió pero no creo que haya sido algo tan grave que no tenga solución y tengo fe en que lo solucionaran
- Gracias señora Tweak, también lo espero
- Bueno, debemos irnos ya sabes nuestros números cualquier cosa solo llámanos
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Mimado
RomanceSiendo hijo único de una familia acomodada Tweek siempre obtenía lo que quería. No era una mala persona, solo que nadie le había negado un capricho antes, pero puede que un pelinegro fuera el primero.