12. ...la mató

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El chico de aquella voz, la cual reconocía a la perfección, me sacó de la fiesta en un abrir y cerrar de ojos, dejando al otro chico con la palabra en la boca.

No estabamos exactamente en la salida, más bien en un callejón, al cual sabía que se accedía por la puerta de atrás. Que manía tenía este chico al parecer de llevarme a callejones, pero mi problema es que este no tenía salida y no sabía que iba a hacerme. Estaba rodeada por cuatro paredes, sin posisbilidad de escapatoria.

Aron se encontraba mirando hacia la pared contraria a mi. Parecía frustrado, ya que  escuchaba su respiración irregular.

Bajé la mirada por menos de un minuto, quizá fueron segundos y ya lo tenía detrás de mí.

Me sobresalté al notar su frio aliento detrás de mi oreja derecha, pero no me atreví a alejarme.

Parecía que estubiera... oliendome...

-Creí haberte escuchado decir no hace mucho, que no me harías daño...- hablé no muy segura de si había sido buena idea.

-Creo que después de que me desobedecieras al venir aquí,... puedo hacer una escepción.-me susurro.

Yo me encogí en mi lugar.

Después de cerrar los ojos y notar como si me fuera a caer del miedo de un momento a otro, lo oi suspirar y después reirse. Me entró todabía más el pánico, su risa no tenía vida, se reía sin ganas y no se porque pero me pero me provocaba terror. Derrepente apareció delante de mí y a muy poca distancia, aun con una sonrisa que cualquiera si la viera le resultaría matadora, menos a mi.

-¿No estarías pensando que te mordería no?- me miró con incredulidad finjida.

Empezó a hacercarse a mí, poquito a poco, como cuando un lincé divisa a su presa y se dispone a atraparla y hacerla añicos. Con cada paso yo retrocedía, aun sin dar respuesta a aquella estúpida pregunta.

Choqué con la fría pared de ladrillos y me extremecí. Él se encontraba enfrente y de subito puso una mano al lado de mi cabeza yo cerré los ojos y lo sentí acercarse a mi oido de nuevo para después susurrar...

-Ni aunque tu piel y sangre huelan tan bien te mordería, ya que no me apetece tocar ni rozar un centrimetro de tu asquerosa piel... Princesa.- la última palabra la arrastró entre sus dientes y labios dejando que el miedo me recorriera las entrañas.

-¿Entonces porque me has sacado de la fiesta?- pregunté casi en un susurro.

-Porque aunque no me interese morderte no pienso dejar que otro vampiro se acerque a mi presa.- finalizó.

-¿O- o -otro... vampiro?- tartamudee.

-Si niña, aquel chico que te había pedido bailar ahora mismo ya te estaría dejando sin una gota de sangre en todo el cuerpo.- susurro de nuevo, yo aun mantenía mis ojos cerrados, pero al dejar de notar su repiración cerca de mi oido, supuse que se había alejado, así que habrí un poco los ojos.

Supuse mal.

Me lo encontre de frente. Unos ojos rojos sangr, miraban los mios detalladamente. Del susto empecé a respirar entrecortadamente, iba a  cerrar los ojos de nuevo, pero una pregunta me vino a la mente y no se de donde saqué la valentía pero no los cerré y pregunté encarandolo...

-Po-por eso no querías que viniera, tu sabías lo que iba a pasar.- le dije.

-No exactamente... - dijo, y lo miré con duda.

-Simplemente me lo esperaba.- añadió y yo fruncí el ceño.

-Los vampiros solemos salir por la noche de caza a las discotecas y eso, se nos hace fácil conseguir mujeres, gracias a nuestro aspecto,- añadió con una sonrisa engreida- además tu sangre se huele a dos manzanas o más de distancia y si no fuera porque yo soy un vampiro mayor que él nos habría seguido, a mi matado y tú irias detrás.- puntualizó.

HUSHDonde viven las historias. Descúbrelo ahora