VII

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Ya pasaron varios días desde la primera aparición de mi admirador secreto, y no se ha detenido, todas las mañanas sin falta aparece un desayuno en mi oficina, con la misma nota de siempre, ahora aparte de los chocolates aparece una rosa junto a ellos, aun no tengo sospechosos, no se me ocurre nadie.

Hoy fue el día que quede de salir con Tony, paso por mi a la oficina, cuando pasamos por la recepción me llamaron para decirme que había llegado eso para mi, era un tremendo ramo de rosas, los colores se me subieron al rostro, no podía ver a Tony a la cara, no podía ser mas ridículo.

Al salir de la oficina Tony no se puedo aguantar las ganas de hacerme bromas, no paraba de decir —vaya Parker, parece que alguien esta loco por ti— tenia tantas ganas de decirle que el único que me importaba estuviera loco por mi era él, pero me aguante, no lo quería asustar, aun no era momento.

Después de que se canso de avergonzarme, me contó como había estado su día, y me pidió que le contara sobre lo que hace mi admirador secreto, yo no entendía porque, quizá le importaba o simplemente Tony era un chismoso.

Le conté todo, desde como empezó, hasta las rosas que llegaban a mi casa, solo dijo —que miedo, alguien te
espía— y pues un poco, ya aprendí a lidiar con ello y a no sentirme atemorizado, llegamos a mi lugar favorito para tomar helado, decidimos pedirlos y seguir caminando, ya se nos había hecho costumbre no decir una sola palabra, lo cual estaba bien, solo que yo ya estaba pensando en como seria nuestra boda, y los hijos que tendríamos, al darme cuenta de lo que estaba pensando, solté una carcajada, me reí tanto que me dolía el estomago, Tony solo me miraba sin entender pero igual con una sonrisa en el rostro.

Disfruto mucho el estar juntos, es muy divertido, siempre tiene algo que decir, a veces son solo cosas tontas, y me siento tan afortunado de poder descubrir ese lado más relajado de él.

Si que estoy perdido, perdido de amor por el grandioso Tony Stark.

La tarde se paso muy rápido, y se me había antojado un pastel, así que lo lleve a mi pastelería favorita, después de pedir nuestros pasteles, nos sentamos, Tony se veía mucho más guapo que otros días, no dejaba de mirarlo, hasta que dijo que si quería de su rebana solo tenia que decirlo, y me embarro un poco de chocolate en la cara, así empezó una guerra, hasta que nos sacaron del lugar, estamos vetados, no podemos regresar ahí.
Fue tan divertido que no me importó mucho.

No se que haría si alguien encontrará lo que escribo, seria tan vergonzoso, en primera porque todos descubrirán quien es mi gran amor, y segundo ¿quién a mi edad sigue teniendo un diario?
No quiero ni pensar en eso.

𝑫𝒊𝒂𝒓𝒊𝒐 𝒔𝒆𝒄𝒓𝒆𝒕𝒐. (𝕊𝕥𝕒𝕣𝕜𝕖𝕣)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora