XIII

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Pensé que el día de hoy sería uno más normal, sin ninguna sorpresa ni nada, pero estoy en shock hasta este momento, un shock que me hizo feliz.

Llegue al trabajó como todos los días y para mi sorpresa en mi oficina igual que todos los días una preciosa mesa con desayuno, lo deje ahí, fui muy claro con Quentin sobre que ya no quería que me diera nada, iba a ir a buscarlo para volver a decirle, pero ya era tarde y tenía muchos pendientes, así que decidí dejarlo para después.

Estaba enojado porque fui claro, le dije que no quería nada, porque no estaba interesado, pero parece que no entendió, tendré que hablar con él de manera más directa y si es necesario cortar todo tipo de relación con él.

Seguí con mi trabajo, no me quedaba más que esperar, él enojo no se me paso, hasta que Stark apareció, bueno, un mensaje de Stark apareció, solo dijo que extrañaba verme, porque en donde estaba era muy aburrido, yo no necesite que dijera algo más, con eso fue suficiente para que una sonrisa enorme apareciera en mi rostro.

Al llegar el final del día recordé que debía buscar a alguien para aclarar las cosas, antes de irme salí de mi oficina para ir a buscarlo, anduve de arriba abajo, no lo encontré, pregunté con todos, pero nadie supo decirme donde estaba, al regresar a mi oficina, el enojo creció, ahí, sobre mi escritorio, un ramo de rosas rojas, una caja enorme de mis chocolates favoritos, en ese momento no podía creerlo, a Quentin le valió lo que le dije, se pasó por las bolas lo que le pedí.

Estaba enojado porque se lo pedí como un favor y él me había dicho que sí.

Tire las rosas y los chocolates a la basura —error— y salí con mucha prisa de mi oficina a buscarlo una vez más, de nuevo lo busque por todo el edificio, pero no tuve nada de éxito.
Regrese por mis cosas a la oficina, ya habría tiempo para abordarlo mañana.

Iba saliendo, maldiciendo a Quentin en forma de susurro con la vista en el piso, hasta que choque con alguien e iba a empezar a insultarlo hasta que hablo y escuche su voz, su inconfundible voz, ahí estaba Tony, mi Tony, me pregunto qué porque tanta prisa y que, si me pasaba algo, porque me notaba un poco enojado, a él no podía mentirle, y le dije lo que paso con Quentin, y ahí le solté que me había besado, que tonto eso no debía saberlo, su expresión paso de estar neutra a una enojada, me pidió que continuara y le dije que le había pedido que dejara de enviarme regalos y que no lo hizo y por eso yo estaba así.

De un momento a otro Tony estaba riendo a carcajadas, eso me enojo, no era gracioso, y empecé a caminar muy indignado, Tony se dio cuenta y fue tras de mí, me empezó a decir que me detuviera, pero como lo ignore me tomo del brazo obligando a detenerme, lo hice, le pregunte qué es lo que le daba tanta risa, y me dijo algo que no entendí al principio —Peter, soy yo— y pues obvio que era él, lo tenía enfrente, se dio cuenta que no entendí y dijo —Soy yo, soy yo el que te dejo todos esos regalos, por eso Quentin no lo pudo detener— y yo quede shockeado, porque mis sospechas eran ciertas, y a la vez estaba enojado ¿CÓMO SE LE OCURRIÓ A QUENTIN ENGAÑARME ASÍ?

A pesar de que era lo que quería no sabía que decir en ese momento, solo me quede viendo a Tony, me dijo que tenía que irse que ya habría un momento adecuado para hablar, porque tenía algo importante que decirme, sigo en shock.

Mañana Quentin Beck me va a escuchar.

𝑫𝒊𝒂𝒓𝒊𝒐 𝒔𝒆𝒄𝒓𝒆𝒕𝒐. (𝕊𝕥𝕒𝕣𝕜𝕖𝕣)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora