Parte 3

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— Muy buena exposición la de ustedes — aplaudió la señorita Lovato, maestra de historia, después de que Isabel y Camila terminaran su explicación sobre los dioses de la civilización griega.
A muchos les sorprendía que a una chica tan joven como Camila, le apasionara tanto la Historia Universal y sobre todo las civilizaciones antiguas.
— Señorita Camila, quería volverla a felicitar por la gran explicación que nos dio. Se me hace increíble que a una chica como usted le interese tanto estos temas; ha sido un placer se su maestra durante su estancia en esta preparatoria, hay pocos estudiantes como usted. 
— Maestra, eso que me dice me llena de orgullo y alegría, siempre me gustaron sus clases, usted es parte de que reafirmara mi vocación. Lo he decidido, quiero convertirme en historiadora — comentó triunfante la chica, la maestra sonrió.
— Me alegra oír eso. ¿Dónde piensas estudiar?
— En la Universidad de Montreal… creo.
— Es una buena institución, aunque si quieres un consejo, creo que deberías hacer el esfuerzo de ir alguna vez a la Universidad de Atenas, dan especializaciones muy buenas sobre la cultura griega. Estoy segura de que algún día seremos colegas — mencionó la maestra giñándole el ojo.
— Seguiré su consejo maestra. Muchas gracias — dijo la chica muy contenta.
Tras intercambiarse redes sociales y darse un fuerte abrazo Camila abandonó su salón preferido. Al salir de la escuela iba con un nudo de emociones en el estómago. Estaba feliz por haber terminado una meta, aunque estaba insegura acerca de su futuro.
‘Oh gran Apolo, tu que todo lo sabes, me encantaría que pudieras predecir mi futuro, me encantaría que me dijeras que es lo que me depara el destino’, pensó la chica al cruzar el portón de su escuela, era divertido para ella imaginarse a su dios preferido adivinando profecías.
Lo que no sabía era que le esperaba una gran sorpresa en un futuro muy cercano.

****
Al llegar a su casa se encontró con su familia reunida, ahí estaban su mamá, su tío Esteban, su tía Mei y su prima Isa. Todos con una gran sonrisa en sus rostros, ella no supo que pensar, así que cuando entró sólo pudo poner una media sonrisa.

— ¿Pasa algo? — preguntó ella.
— Claro que pasa hija, vamos a festejar, ustedes dos terminaron la preparatoria — le contestó su tío con una sonrisa de oreja a oreja mientras acariciaba tiernamente su melena rizada.
— ¿No creías que lo dejaríamos pasar de largo, verdad Cam? — preguntó su tía meneándola de los hombros. Camila seguía sin saber que pensar, ella sólo sonreía ante el comportamiento efusivo de su familia.
— Ay Cami esto es genial — festejó Isa abrazándola.
— Hija les tenemos una sorpresa — dijo su mamá sacando una especie de tickets de una bolsa de papel.
— ¡Las dos pasarán el verano en Grecia! — anunciaron los tres adultos haciendo que el corazón de las chicas se parara por un momento.
— ¿QUÉ? ¿CÓMO? — preguntó Camila al borde del infarto.
— Tomarán un diplomado sobre civilizaciones antiguas en la Universidad de Atenas — contestó su tío dándoles un abrazo.
A ambas chicas les emocionaba la noticia, pero sobre todo a Camila que era la que realmente le interesaba el tema, ella no pudo evitar recordar a su maestra de historia, estaba emocionada porque sabía que en ese curso aprendería mucho más de lo que se imaginaba; a Isa también le gustaba, pero realmente a ella lo que le emocionaba era la oportunidad de conocer nuevos paisajes y nuevos chicos.
— Vamos niñas, mientras tanto vamos a festejar con una comidita que les preparamos Lisa y yo — anunció la tía Mei.

Esa tarde, después de comer y de ver una que otra película, se la pasaron oyendo distintas leyendas sobre la mitología griega que Camila les iba contando.

****
— ¿Ya está listo su equipaje? — preguntó el tío Esteban.
— Sí — respondieron las dos chicas al unísono.
— ¿Llevan los boletos de avión? — preguntó Lisa, la mamá de Cam.
— Sí — volvieron a responder juntas.
— ¿Están seguras? — preguntó la tía Mei.
— SÍ — repitieron ambas.
— Ok, ok, ok, súbanse al carro.

En el camino hacia el aeropuerto ambas chicas iban platicando sobre lo que habían investigado sobre la Universidad a la que llegarían.
— Yo leí que se fundó en 1831 — dijo Camila entusiasmada.

Al llegar al aeropuerto, a pesar de que los papás se pusieron de dramáticos, ambas se subieron con facilidad al avión. Ellas realmente estaban emocionadas.

Ya adentro del avión las chicas se pusieron a leer una guía turística acerca de la gran ciudad, que sus papás les habían dado.
— Antes de que las clases empiecen quiero que vallamos al monte Parnaso, en Delfos — mencionó Camila mostrando a su prima una foto del lugar.
— Ah sí, estaría bien, se ve bonito, pero… una pregunta… ¿para qué? — preguntó Isa, causando una pequeña carcajada a su prima.
— Pues para conocer, ¿no eres tu la que quiere mil fotos de mil lugares para subir a sus redes? — preguntó sarcásticamente Camila, Isa asintió con la cabeza. — Aparte ahí está uno de los oráculos a Apolo.
— Oh ya… tu dios favorito… ya entendí tu objetivo, quieres ir allá para ver si te encuentras a tu amado diosecillo y lograr enamorarlo, ¿no? — dijo Isa causando una carcajada en Camila.
— No.
— O bueno, tal vez quieras encontrar a un sexy griego que refleje la idea que tienes en tu mente sobre Apolo para poder ligártelo — sugirió Isa entre risas.
— ¡Isabel! ¡Claro que no! Recuerda mi regla número uno: CERO CHICOS.
— Ay Cam ¿sigues con eso? Lo que pasó con Joe fue hace más de tres meses.
— ¿Y eso qué? Yo hice una promesa, no quiero nada de chicos tontos en mi camino, estas vacaciones serán para aprender, no quiero un tonto que me distraiga.
— Pero…
— Nada Isa. Cero chicos para mí, hasta terminar la Uni. Y fin de la discusión.

Después de esa platica la chica cambio el tema, comenzaron a hablar de frivolidades como el cantante de moda o la serie con más raiting en la televisión, cuando cayó la noche Isabel cayó en los brazos de Morfeo. La mayoría de los pasajeros estaban en la misma situación que Isa, todos roncaban. Menos Cam, ella leía y releía su viejo libro rojo de historias mitológicas.
Después de leer por tercera vez en la noche la leyenda del nacimiento de Apolo y Artemisa, Camila también se cayó muerta del sueño.

Y comenzó a soñar, ella soñaba con una escultura, una escultura muy conocida por ella: el Adonis de Centocelle, esta escultura era una representación de Apolo, según los investigadores modernos, luego esta estatua comenzaba a cobrar vida, el blanco mármol se convertía en piel aterciopelada, se convertía en un sedoso cabello ondulado y tan rubio que parecía irradiar destellos, se convertía en unos hermosos labios carnosos y en unos ojos color miel que expresaban vida, sobre lo que antes era una estatua aparecían finas mantas blancas y en el hombro de aquel hermoso hombre se divisaba un arco y dos flechas doradas, en el otro brazo aparecía una cítara, luego el joven comenzaba a cantar, con una hermosa voz que mataba a más de un tenor. Era un hombre perfecto, que no aparentaba más de 20 años. De la nada comenzaban a aparecer muchas chicas hermosas, eran entre ocho y nueve chicas con hermosos vestidos y cabellos finos, con los ojos más bonitos y con sonrisas esplendidas; todas ellas se acercaban al chico, él dejaba en un lado sus herramienta e intentaba tocar a las chicas, pero en seguida algo horrible ocurría. Con la primera en el momento que el chico la tocó, ella se convirtió en agua, abundante agua que crecía hasta hacerse un rio; la segunda al ser tocada por el chico comenzaba a decir cosas, cosas que parecían profecías y de pronto sus palabras se convertían en espeso humo que terminó rodeándola hasta desaparecerla; con la mayoría de las chicas ocurría algo extraño o terrible, hasta que con la última pasó algo más feo, al ser tocada, esta chica se puso rígida y sus cabellos se convertían en verdes hojas, su piel se arrugaba, hasta engruesarse como un tronco y tras un grito desesperado, ella se terminaba en transformar en árbol, un árbol de laurel. El joven quedándose solo, sin las voces de las chicas comenzaba a llorar desconsolado. Entonces Camila, que en el sueño hasta ese momento sólo había fungido como espectadora, se le acercaba con tímidos pasos, ella lo quería consolar, cuando estaba frente a él, ella le tocaba un hombro y entonces él la miraba a los ojos y le daba su mano, al tocarla se escuchaba un tenebroso grito, para que después el chico fuera quien se desvaneciera.

Camila se despertó con el grito de su subconsciente. Al desertarse tomó una desesperada bocanada de aire, luego se dio cuenta de que parecía que era de mañana y que su prima la miraba asutada.
— Cam ¿estás bien?
— Sí, sí, sí, sí lo estoy. Sólo tuve una pesadilla… pero nada más, estoy bien.

En sueños con ApoloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora