Parte 4

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— Cam ¿estás bien?

— Sí, sí, sí, sí lo estoy. Sólo tuve una pesadilla… pero nada más, estoy bien.

No pasó ni media hora, cuando el piloto anunció que estaban por llegar a su destino, ambas chicas se acercaron a su ventana y lograron ver una hermosa ciudad, Isabel sin dudarlo le tomo foto.

Cuando el avión aterrizó y ambas estaban con los pies en la tierra, lograron ver que entre las personas que esperaban a sus familiares, había un chico castaño con lentes y un uniforme azul y que entre sus manos había un cartel con los nombres de las dos chicas, ambas se acercaron con una sonrisa.

— Hola — saludaron ambas cortésmente.

— Hola ¿ustedes son Isabel y Camila LeBlanc? — preguntó el chico leyendo un papelito.

— Sí, así es — contestó Isa que parecía comenzar a coquetearle al chico.

— Ah muy bien, entonces son a quienes busco. ¿Son las que vienen de Canadá, verdad?

— Síp.

— Oh pues entonces bienvenidas. Yo soy Ulises, soy uno de los asesores en el curso, yo las voy a ayudar a adaptarse y a que su estancia aquí sea placentera. Mucho gusto señoritas LeBlanc.

— Mucho gusto — contestaron al unísono.

— ¿Y es su primera vez en Atenas?

— Sí, nunca habíamos viajado a Europa.

— Ah pues verán que les encantará, hay lugares muy hermosos, por ejemplo…

Los chicos tomaron un taxi y el guía les fue indicando los lugares que tenían que visitar y las maravillosas cosas que de seguro aprenderían en ese verano.

— Esta es su habitación, la 312. Si necesitan algo, yo estoy en la 320.

— Muchas gracias Ulises — se despidió Isa.

— Gracias, eres muy amable — añadió Camila.

— Por nada, pásenla bien, pasado mañana empiezan las clases. Descansen. — concluyó el chico meneando la mano.

— Ey espera Ulises — lo detuvo Camila, el chico la volteó a ver. — ¿Cómo llego a Delfos?  Específicamente al monte Parnaso, donde está el oráculo dedicado a Apolo.

— Oh, debes tomar un transporte que… mejor las llevo yo, hoy tengo la tarde libre y también tenía planeado ir para allá — propuso el chico, ambas se vieron sonrientes y asintieron.

— Sí, por favor — pidió Isa.

— Bueno, ¿qué les parece si vamos mañana? Saldríamos a las 6:30 de la mañana. ¿Está bien? Sé que es temprano y que ustedes estarán cansadas por el cambio de horario, pero es para aprovechar el día, ¿les parece?

— Por supuesto que sí. Muchísimas gracias Ulises — agradeció Camila.

— Bien las veo mañana afuera de su habitación. Mientras descansen. — dijo el chico para volverse a despedir meneando la mano. Isa le guiñó el ojo coqueta.

— ¡Ay Isa! ¡Ya te vi eh! — dijo entre risas Camila mientras entraban a la habitación.

— ¿Qué? Está guapo, hay que aprovechar — le respondió su prima un poco sonrojada. — Seguro que hay uno para ti… ah no, perdón, olvida eso, se me olvida lo de tu regla — corrigió un poco apenada.

En sueños con ApoloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora