Capítulo 6.
................................................................................................................................................................Tomé a YoonGi de la mano.
-¿Nos disculpan? -. Prácticamente lo arrastré por el pasillo y lo obligué a entrar en un dormitorio. La puerta se cerró a medias - ¡Lo has arruinado todo! - solté un susurro furioso-. Te dije que fingieras pero se te da fatal. ¡Ahora mis padres saben que no estamos enamorados!
-¿Qué a mí se me da fatal? Tú te comportas como si fuera una de esas estúpidas obras infantiles que montabas para los vecinos. Hablamos de la vida real, y hago lo mejor que puedo.
-Mis obras no eran estúpidas. Conseguimos mucho dinero con las entradas.
YoonGi resopló
-No sabes cantar bien y de igual modo hiciste un musical.
-Sigues molesto porque no te dejé participar.
YoonGi se tomó el pelo y emitió un gemido ronco.
-¿Cómo demonios consigues enredarme en estas conversaciones tan ridículas?
-Será mejor que se te ocurra algo. Rápido ¿es que no sabes cómo tratar a una novia? Te has comportado como si fuera una desconocida con la que debes ser educado.
-Eres adulta, y él sigue interrogando a tus novios. No nos hace falta su permiso. Nos casamos el sábado, y si a tu padre no les gusta, peor para ellos.
-¡Quiero que mi padre me lleve al altar!
-¡Ni siquiera es una boda de verdad!
-¡Pues ahora mismo es lo mejor que tengo!-El dolor se filtró en mi voz durante un instante. Jamás me casaría de verdad. Siempre había soñado con un amor para toda la vida, con una casa con jardín y un montón de niños. Sin embargo, iba a acabar con un montón de dinero y un marido que la toleraba por cortesía. Me puse de puntillas, aferrándome a sus hombros-. Arregla esto.
-¿Qué quieres que haga?
Los labios me temblaron.
-¡No lo sé! Hay que demostrar que esto será un matrimonio real o...
-¿?
Mi nombre se coló por la puerta desde el pasillo. Mi madre me llamaba
-Viene tu madre- dijo YoonGi
-Lo sé... seguro nos ha escuchado discutir ¡Haz algo!
-¿Qué?
-¡Lo que sea!
YoonGi me rodeó la cintura con los brazos y me pegó por completo a él antes de inclinar la cabeza. Sus labios cubrieron los míos mientras me estrechaba con fuerza contra su cuerpo, de modo que acabamos unidos desde las caderas hasta el pecho. Me quedé sin aire en los pulmones y tambaleé cuando me fallaron las rodillas. Había esperado un beso preciso y controlado para tranquilizar a mi madre, pero, estaba experimentando una descarga de testosterona y energía sexual incontenida. Los labios de YoonGi eran ardientes y se apoderaban de los míos mientras los mordisqueaba e introducía su lengua en mi boca. Comenzó a acariciarme con un ritmo sensual que me obligó a arquear la espalda. Me aferré a él y le devolví el beso. Ansiosa por sus caricias. Me embriagué con su olor a colonia y el sabor de sus labios. Me deleité con la dureza de su cuerpo mientras sentía la pasión consumirme y lanzarme por un precipicio. Solté un gemido ronco. YoonGi enterró sus dedos en mi pelo, para sujetarme la cabeza con firmeza mientras continuaba con su asalto. Sentí como se me endurecían los pezones y que el deseo me llenaba los muslos.
- cari... ¡Ah!
YoonGi apartó sus labios. Aturdida, observé su cara, buscando algún indicio de emoción, pero él veía a mi madre.
-Lo siento, María- dijo con una sonrisa muy fanfarrona y masculina
Mi madre soltó una carcajada antes de mirar que seguía entre sus brazos.
-Siento interrumpirlos. Vuelvan al salón cuando hayan terminado.
Escuché sus pasos alejarse. Despacio. YoonGi bajó la vista, haciendo que su expresión me diera un escalofrío. Sus ojos tenían una mirada clara, relajada. De no ser por la erección que sentía, creería que el beso no lo había afectado en absoluto. Mi mente me catapultó a la montaña, la primera caricia en mis labios, el olor a su colonia juvenil, el dulce apretón de sus dedos... Un escalofrío me recorrió la espalda. Si se reía otra vez, frenaría la boda en seco.
Si se reía...
YoonGi me soltó y retrocedió. Se hizo un pesado silencio, como el de una ola gigantesca que ganaba velocidad justo antes de romper.
-Creo que hemos resuelto el problema-. No repliqué- ¿No es lo que querías? - insistió YoonGi
Oculté como pude las inconvenientes emociones que se retorcían en mis entrañas como serpientes
-Supongo que sí.
YoonGi se quedó quieto un momento antes de extender una mano hacia mí.
-Será mejor que regresemos-. Me tomó de la mano sin apretar demasiado, con una delicadeza que me llenó los ojos de lágrimas. Las contuve y decidí que padecía un síndrome premenstrual bestial. No había otra explicación posible para que un beso de YoonGi me provocara tanto placer y dolor- ¿Estás bien?
Apreté los dientes y después esbocé una sonrisa tan deslumbrante que podría parecer modelo de dentífrico.
-Pues claro. Fue una buena idea.
-Gracias.
-Pero cuando salgamos, no te pongas tan tieso. Finge que soy JiWon.
-Jamás podría confundirte con JiWon.
Sus palabras me hirieron en lo más hondo, pero me negué a mostrar la menor debilidad.
-Seguro que sí. Pero has tu mejor esfuerzo, no podemos darnos el gusto de estar con nuestros ideales, Suga.
-No, me refería a que...
-Déjalo- lo conduje de vuelta al salón-. Siento la interrupción familia. Creo que será mejor que nos vayamos. Se ha tarde.
Todos se pusieron en pie de un salto para despedirse. Mamá me dio un beso en la mejilla y me guiñó un ojo para expresar su aprobación.
-Admito que no me gustan las prisas- me susurró- pero, eres adulta. No le hagas caso a tu padre y haz lo que se te apetezca.
Sentí un nudo en la garganta.
-Gracias mamá. Tenemos muchas cosas que hacer durante esta semana.
-No te preocupes, cariño.
Estábamos casi en la puerta cuando mi padre decidió no darse por vencido.
- lo menos que podrías hacer es posponer la boda unas semanas por la familia. YoonGi, seguro que estás de acuerdo...
YoonGi le colocó una mano a mi padre en hombro, con la otra se aferró a mi mano.
-Entiendo por qué quieres que esperemos, Jesús. Pero, verás, estoy locamente enamorado de su hija y vamos a casarnos el sábado. Agradecería mucho contar con su aprobación.
Todos se quedaron callados. Incluso Sooha dejó de parlotear para observar la escena. Esperé la explosión. Pero mi padre solo asintió con la cabeza.
-Bien. ¿Podemos hablar en privado un momento?
-Papá...
-Solo un momento.
YoonGi asintió y me soltó la mano, para seguir a mi padre hasta la cocina. Intenté no preocuparme, evadí mi creciente ansiedad charlando con las gemelas sobre sus vestidos de dama de honor. Atisbé la mirada de YoonGi mientras escuchaba lo que mi padre le tenía que decir. Al cabo de unos minutos, los vi darse un apretón de manos. Cuando regresaron, papá me dio un beso de despedida un tanto avergonzado. Tras volvernos a despedir de todos, volvimos al coche.
-¿Qué quería mi padre?
YoonGi salió del camino de entrada y se concentró en la carretera que teníamos delante.
-Le preocupaba pagar los gastos de la boda.
Un sentimiento de culpa me apoderó, ahogándome. Se me habían olvidado por completos los gastos de la boda. Era de esperarse, como era tradición en mi país, mi padre había supuesto que él correría con ellos. El sudor me humedeció la frente.
-¿Qué le has dicho?
YoonGi me miró.
-Que me niego a dejarlo pagar y que si hiciéramos lo que él quiere y esperáramos un año, aceptaría su dinero. Pero dado que hemos decidido hacerlo rápido, he insistido en pagar todo. Así que hemos hecho un trato. Él paga su traje y el de tu hermano. Y yo el resto.
Solté con fuerza el aire que había acumulado y observé el rostro iluminado YoonGi. Ya había anochecido y los faros de los coches me dejaban ver su cara, la cual, permanecía inmutable. Su gesto me conmovió.
-Gracias- dije en voz baja.
Él se estremeció, como si mis palabras lo hubieran golpeado.
-No hay de qué. Jamás les haría daño a tus padres. Nadie suele tener el dinero necesario para sustentar la boda en una semana. Y entiendo el orgullo familiar. No se me ocurría arrebatárselo-. Tragué saliva por la emoción que me provocó un nudo en la garganta. El resto del trayecto hicimos silencio, mientras contemplaba la oscuridad. Me sentí mal. Debí haberle presentado a mi familia un amor de verdad, no uno falso. Las mentiras comenzaron a pasarme factura al comprender que había hecho un trato con el diablo por dinero. Era necesario para salvar a mi familia, pero seguía siendo dinero. La voz ronca de YoonGi rompió el silencio y me sacó de mis pensamientos-. Pareces alterada
-Detesto mentirle a mi familia.
-¿Y por qué lo haces?-. Un silencio incómodo se hizo entre nosotros. Pero YoonGi insistió-. ¿Hasta qué punto quieres el dinero? No pareces muy contenta a la idea de casarte conmigo. Mientes a tu familia y preparas una boda falsa ¿Quieres ampliar tu negocio? Podrías conseguir un préstamo. No entiendo.
Las palabras se colocaron una a una en mi boca, y estuve a punto de soltarlas y decirle la verdad. A punto de contarle la enfermedad de mi padre. Lo de la falta de seguro médico para pagar las enormes facturas. La lucha de mi hermano por terminar su carrera de médico al tiempo que los mantenía a todos. Las llamadas interminables de los banqueros que llevaron a mi madre a poner la casa en venta, pese a la enorme hipoteca que había sobre ella. Estuve a punto de hablarle de la pesada carga de responsabilidad y de la impotencia que arrastraba desde entonces. Pero no.
-Necesito el dinero- contesté sin más.
-¿Lo necesitas o lo quieres?
Cerré los ojos al escuchar el deje desdeñoso de la pregunta. YoonGi quería creer que era una egoísta y superficial. En ese momento, me di cuenta de que necesitaba de esas defensas para poder tratar con un hombre como él. Su beso había destrozado cualquier ilusión de neutralidad entre nosotros. Sus labios me habían afectado hasta lo más hondo de mi alma, como aquella primera vez en el bosque. Min YoonGi había derribado mis defensas, dejándome vulnerable. Si no ponía un muro, tras unos días, ya me estaría acostando con él.
Necesitaba avivar su desprecio por mí. Si me creía inmoral, me dejaría tranquila y podría marcharme con mi orgullo y mi familia a salvo. Me negaba a aceptar su lástima o caridad. Si le decía la verdad, incluso podría darme el dinero sin nada a cambio, y estaría siempre en deuda con él. No sería una mártir. Sería mejor que me creyera una empresaria desalmada, tal como quería. Al menos, así se lo echaría en cara y se mantendría alejado de mí. Me bastaba estar cerca de este hombre para ponerme a cien. Y antes muerta que quedar por debajo de JiWon
El trato que había hecho con el diablo seguiría mis propias reglas. No me quedaba otra alternativa.
-¿Realmente quieres saber la verdad?
-Sí.
-Tú creciste con dinero, Suga. El dinero elimina toda infelicidad y tensión. Yo estoy harta de tener de batallar. No quiero esperar ni quiero lidiar con intereses ni bancos y con ratios de ingresos y gastos Voy a usar el dinero para añadirle una cafetería y convertir mi librería en un éxito.
-¿Y si no funciona? Volverás al punto de partida.
-El edificio tiene valor propio. Podría venderlo, invierto en algunas acciones y me compro un departamento. Tendré algo seguro para cuando el matrimonio se disuelva.
-¿Por qué no pedir más? ¿Por qué no intentar dejarme seco?
Me encogí de hombros antes de contestar.
-He calculado lo que necesito.
-Supongo que eres más práctica de lo que creía.
Y ese comentario que debió haberme halagado, solo me humilló. Sin embargo, sabía que era la forma de establecer distancia, una que necesitaba por desesperación. Aunque sea a precio de mi reputación.
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EN CUESTIONES DE NEGOCIOS
Teen FictionSe quitó las manos de los ojos, y de dio media vuelta. Fue a un sitio conocido, al escondite habitual de Chaerin, sus pasos se habían hecho más lentos y cuidadosos. Min YoonGi tenía dieciséis años, y era un pelmazo de lo peor. Su cara ligeramente re...