Capitulo 1 "te tengo que decir algo"

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Karmaland, un lugar agradable que cualquiera quisiera vivir, sus aldeanos amables, sus hermosas vistas, su noble Rey.

En una mañana hermosa que los pajarillos cantaban, unos rayos del sol entraban de la ventana. Haciendo que un joven de color de ojos hermosos como la amatista, se levantara. Vegetta, un joven con no mas de veinticinco años, de cabellos color azabache, ojos amatistas, caderas y hombros anchos, cintura pequeña y un gran luchador igual que su padre.

El era de recurso limitado, vivía en una choza lejos de Karmaland junto a su padre, Gilbert, un antiguo luchador y leal sirviente del Rey.

-Hijo, es hora, levántate.- Gilbert se movió a su hijo con delicadeza para despertarlo.

-Ahora no padre, no tengo entrenamientos hoy.- Dijo somnoliento el de cabellos azabache, moviéndose para ver a su padre.

-Te tengo que decir algo.- Dijo Gilbert serio.

-Hijo ayer hable con el Rey, quiere que vayas a trabajar para el.- Dijo el antiguo luchador, sentándose en la cama que dormía su hijo.

- ¿Que? ¿Trabajar para el Rey? ¿Aceptaste? .- Dijo el joven con una emoción enorme.

- No, no soy el que acepta, tu tienes que decidir si trabajar o no.- Dijo el señor con una madurez y voz firme.

Pov Vegetta

No puedo creer que el Rey quiera que trabaje para el, estoy realmente feliz, así ayudaré a mí padre con un mejor trabajo y no el que tengo, uno muy mal pagado.

-Papá, vamos al castillo.- Dijo el de color de ojos amatista.

Gilbert salio de la habitación de su hijo, el azabache estaba lleno de felicidad, trabajar para el Rey. ¿De que trabajara? ¿Cocinero? ¿Sirviente? ¿¡CABALLERO!? ... Su sueño hecho realidad, desde pequeño soñaba ser el caballero que defendía Karmaland de monstruos y dragones.

Se vestía con rapidez de un conejo, con una camisa color beige, pantalones de color café y botas de piel. Cuando bajo vio a su padre estirando su brazo con una manzana roja como la sangre, el de azabache entendió y la cogió. Este es su desayuno habitual, era poco pero suficiente, desde pequeño el chico comenzó a trabajar como cuidador de cerdos, no le pagaban bien pero al menos traía pan a la casa.

Llegaron al puerto del castillo del Rey, los soldados ya conocían a Gilbert, abrieron las puertas para que entraran, Gilbert ya trabajaba en un buen tiempo, aproximadamente como 13 años. Ya era conocido en el pueblo como el sirviente leal y fiel del Rey.

Cuando Vegetta tuvo ocho años, su madre falleció. Mariana, una mujer de tez blanca, ojos amatista, hermosa e inteligente. Siempre Gilbert dijo que Vegetta se vio demasiado a su madre. Siempre que vio los ojos de su hijo, viola a su amada esposa, que murió por la culpa de la peste negra, una época oscura que pasó toda Europa.

Le abrieron la puerta del castillo, justo delante estaba el Rey sentado en su trono de oro, justo al lado de su reina y la misma sentada en su trono de oro.

El Rey Erick y la Reina Isabella, eran reyes justos, nobles y amables, pero había un pequeño problema para su hijo, Rubius, el alcalde de sus hijos y heredero al trono. Un príncipe rebelde, que no obedecía y siempre se pasaba organizando fiestas, bebiendo y fumando porros.

-Sus majestades llegó con mi hijo Vegetta.- Dijo Gilbert inclinándose e igual que su hijo.

-Gracias por traerlo, Gilbert. Por favor retirate amigo mio, necesito hablar con el.-Dijo el Rey, con voz amable y serena.

-Si mi Rey.- Dijo Gilbert, viendo a su hijo con seguridad y yéndose a ser su trabajo.

El Rey se convirtió de su trono para dirigirse al muchacho, hasta quedarse enfrente del chaval, la familia real siempre fue alta de estatura, Vegetta viendo la diferencia de altura entre el Rey, se intimidado y más con la mirada segura que emitió el Rey.

-Tu padre me contado mucho de ti, me ha dicho eres un joven con honor, seguridad y que eres bueno con la espada y el arco. Igual que tu padre.- Dijo el Rey con voz y mirada amable para que el chico se sienta cómodo.

-Sí mi señor, él entrenado gracias a mi padre.- Dijo con voz segura Vegetta, pero el Rey no sabía que el chico se sabía como un ratón enjaulado. Con tanto terror y miedo.

-Sí muchacho, quiero pedirte que trabajes para mí, mi hijo y heredero al trono Rubius, necesita que un peleador como tu lo defienda. Es un descuidado no sabe cuidarse.- Dijo el Rey, para seguir hablando.

-El príncipe ha salido mucho, y han tratado de asesinarle ¿Qué dices chaval, aceptas el trabajo? .- Dijo el Rey estirando su brazo y esperando al chico que tome su mano como trato.

-Si mi señor, acepto el trabajo.- Dijo samuel feliz, tomando la mano y agitandolo.

-Muy bien muchacho, la dama te dará el traje de caballero y te guiará en tu habitación.- Dijo el Rey dándose la vuelta y yéndose a sentar en su trono.

-¿Dormiré aqui? ¿Y yo padre? Perdone mi atrevimiento.- Dijo el muchacho con la cabeza mirando hacia el suelo y voz baja.

-Tu y tu padre vivirán aquí, tu padre ya trabaja aquí e igual que tu.-Dijo el Rey sonriéndole al muchacho y tomándole la mano a la Reina.

-GRACIAS, mi señor.- Dijo el joven gritando y después bajando la voz por pena, llego una dama, el azabache se incló hacia el Rey y siguió a la mujer

POV De Vegetta:

Que amable fue el Rey, ya tengo un mejor trabajo, ojala no esa tan duro.


Uis ... En la que te estás metiendo Vegetta.






















Hola, este es el primer capítulo de esta gran historia, ojalá les este gustando.

Estaba algo indecisa de cómo escribir la historia, pero yo vino el pensamiento de la edad oscura y esas madres de princesas, y reyes. Me gusta el tema que le di por que no hay muchas historias Rubegetta que tratara de esa época.

QUE TENGAN BUENAS NOCHES, BEBAN AGUA Y HAGAN SUS TAREA.

UN BESITO EN SU NALGA DERECHA, NOS VEMOS !!!!!

Almuaditamorada ..








¿Me amas? °|Rubegetta|°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora