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—¿Es necesario todo esto? —Mingi cuestionó a su abuelo quien soltó una muy pesada caja sobre sus brazos.

—Sí, y sí no dejas de quejarte te haré trabajar el doble.

Y sin pensarlo dos veces, el menor de los Song huyó directo al no tan pequeño lugar donde esperaban con ansias lo que previamente había sido puesto sobre sus manos.

—Abuela, aquí están los últimos arreglos, ¿Puedo irme ahora?

—Pero Mingi, necesito que me ayudes a colocarlos.

—¡Son muchos! Yo solo jamás podré acabar.

—Lo sé, por eso pedí ayuda, seguro llega en un rato más, por ahora, comienza tú solo —la anciana no quiso escuchar más de los lloriqueos de su nieto dejándolo así ocupado, sin nadie más que lo acompañara, al menos en un rato.

Pasaron alrededor de diez minutos hasta que unas pisadas se hicieron presentes en el salón. Estaba seguro que era la ayuda que esperaba, por ello, sin voltear a ver al dueño de aquel sonido, indicó—:

—Puedes comenzar inflando los globos, odio hacerlo pero, en recompensa, prometo que yo haré lo demás.

Yunho estaba inmóvil. Era él. Mingi.
No sabía que hacer o cómo actuar. Sabía que la "inocente" petición de su abuela y la del contrario no era más que una vil trampa. No podía ver su rostro, pero por la descripción de aquel día que le dió la vieja señora, no tenía que ser un genio para deducirlo.

—S... Sí, ahora mismo lo hago.

Dijo titubeante yendo hasta la mesa donde se hallaban los próximos causantes de su tortura, los cuales comenzó a inflar con un pequeño aparato, esto sin dejar de ver de reojo al chico frente a él. Aún no volteaba, seguía sumido en su trabajo como para darse el lujo de darle aunque sea una mirada. Seguramente habían transcurrido más de veinte minutos cuando por fin los orbes cafés del pelirrojo se toparon con la figura ajena. Estaba sorprendido, no creyó que hubiera otro adolescente de su edad en aquel sitio, supuso que sería un niño, igual no le había dado importancia a su casi inaudible voz.

—Lamento mi grosería, debí mirarte al menos cuando llegaste —Yunho no quería alzar la mirada de aquel globo que estaba a nada de estallar—. Soy Mingi, el nieto de la anfitriona, ¿Y tú eres...?

Con su mano tendida a la espera de ser correspondido, se acercó aún más al alto personaje que yacía frente suyo, justo cuando sus manos conectaron, el mayor —por unos cuantos meses— alzó su mirada y conectó con la adversa.

—Soy Yunho, un placer.

Quería aparentar que no lo recordaba, pues estaba seguro que Song no tenía ni idea de quién era, pero se equivocaba, lo recordaba a la perfección, y rayos, era una completa sorpresa verlo ahí, así, casi diez años después.

—¿Yunho? ¿Jeong Yunho?

"¡Mierda! Recuerda mi nombre" pensó el castaño limitándose a asentir.

—¿No te acuerdas de mí? Fuimos amigos hace unos años —el de cabellos rojos se notaba ¿Feliz? Sí, al parecer su encuentro con su "viejo amigo" lo hacía recordar buenos tiempos.

A Yunho no le quedó de otra más que fingir que recordaba todo, y claro que lo hacía, pero quería hacer creer que no, total, ya habían pasado nueve años, casi diez desde la última vez que se vieron.

—¡Claro! Ahora lo recuerdo. Lamento no haberte reconocido, has cambiado mucho y eso de recordar nombres ha empeorado con los años para mí —fingió reír esperando que el contrario le creyera.

—¡Qué va! No te preocupes por eso, debo admitir que me pasa muy seguido, de hecho, ¿Recuerdas a Jongho? El chico menor que vive a dos calles de aquí —Yunho asintió y siguió escuchando al chico—. Pues ayer lo encontré a unas cuantas calles del viejo parque de juegos, me saludó con mucha confianza y por un momento no lo reconocí, tuvo que recordarme algunas cosas para hacer memoria, y ahora que lo pienso, era muy amigo tuyo, ¿Verdad?

—Sí, era con quién más pasaba tiempo de niño, algo así como un mejor amigo, en todos estos años hemos mantenido el contacto, pero vivir en diferentes ciudades lo hace difícil, ya sabes.

—Lo sé, lo entiendo. Menos mal mis abuelos hicieron esto, creo que lo que planean es hacer una reunión con la mayoría de vecinos y sus familias. No tengo idea del porqué, pero parece que muchos vendrán, entre ellos Yeosang, ¿Lo recuerdas a él?

Yunho escondió una sonrisa burlona tras su mano que descansaba en su barbilla a la par que asentía. Esta sí que no se la esperaba Jongho y disfrutaría mucho contándoselo.

—Los abuelos se están luciendo con esto pero el de los trabajos pesados soy yo, menos mal que estás aquí para ayudarme —Mingi le dio un pequeño golpe amistoso al contrario en su hombro—. En fin, démonos prisa, en cuanto terminemos de adornar el salón yo invito las bebidas, ¿Qué dices?

Al mayor no le quedó de otra más que aceptar y seguir en lo que se le había asignado. Parecía que la tarde estaba destinada a hacerlo sentir más incómodo que nunca.

——————————

—¿Acaso estás emocionado por ver a Yeosang, pequeñín?

Yunho sujetaba a Jongho por la cabeza mientras lo despeinaba haciéndole burla por su muy oportuno descubrimiento.

—¡Cállate! Parece que la pasaste de maravilla con tu viejo noviecito, ¿Verdad, Yuyu? —se soltó de su agarré y acomodó sus castaños cabellos con sus dedos.

—No digas tonterías, sólo lo ayudé porque mi abuela me lo pidió y la malteada fue mi recompensa por mí arduo trabajo, nada más.

—¿Me quieres decir que sólo se limitaron a trabajar y después a beber? ¿No platicaron ni un poquito? ¿Entonces cómo te enteraste que Yeosang vendría?

—¿Quieres más detalles acaso? —una pícara sonrisa y un guiño hicieron a Jongho golpear el brazo de su mayor con fuerza logrando un pequeño quejido de dolor—. Bien, ya entendí, nada de Yeosang.

Ambos estaban en uno de los pequeños restaurantes de aquel lugar esperando por la que sería la cena del más pequeño y su familia, Yunho justo lo encontró de regreso a casa ya que Mingi tenía planes, al menos eso le dijo para que regresara al vecindario sin él.
Una vez el hombre tras la barra les entregara su orden, los hermanos Ho, —como solían decirles cuando eran pequeños— regresaron al conjunto de departamentos mientas el más grande le contaba lo que realmente había pasado esa tarde.

—Cuando me vio creo que no me reconoció, fue hasta que le dije mi nombre que pareció recordarme, no quise quedarme atrás y fingí lo mismo pese a que nos dijo su abuela un día antes.

—¿Y te creyó? Pero si eres malísimo mintiendo.

—Estos años estuve en el taller de teatro de la escuela, he mejorado mucho —mencionó con indignación.

—Bueno ya, próximo actor de la nación, ¿Qué más pasó?

—Pues me contó de qué iba la fiesta, me dijo que vendrían gran parte de los vecinos de siempre con toda su descendencia, por eso me dijo que Yeo vendría, aunque no mencionó nada de Wooyoung o San, tal vez ellos no vendrán o al igual que contigo y conmigo no los recuerda.

—Ah, ¿te contó que lo vi ayer?

—Ajá.

—Admito que me dolió eso, después de ti él era quién más jugaba conmigo, pero parece ser que le pegó muy rápido la vejez.

—Mira, no digas vejez que yo soy el mayor de los tres y seguro estoy peor. Bueno, déjame seguir. Después de que terminamos el asunto del decorado fuimos a la cafetería del centro, ahí seguimos platicando sobre qué había sido de nosotros, me sorprende lo platicador que se ha vuelto, antes le daba pena jugar con nosotros casi todos los días —Jongho soltó una risita confirmando lo que le decía—. Me contó que entró en una universidad buena y está estudiando Producción Músical.

—Vaya, uno productor y el otro bailarín, la vida no es una coincidencia...

Yunho resopló y dio por terminada la conversación después de que el celular de su amigo sonara gracias a un mensaje de su padre exigiéndole que se apurara con la cena. Lo vio corriendo en la tenue oscuridad y se dispuso a regresar a casa de sus abuelos. Al día siguiente era la gran fiesta de los Song y tenía que prepararse para ver a más que la familia de aquel chico, tendría que ver a muchísimas más familias que, en su corta vida en aquel lugar, formaron una parte fundamental de sus recuerdos. No sería fácil, sin embargo, era algo que tenía que hacer quisiera o no.

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⏰ Última actualización: Feb 07, 2021 ⏰

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Diez Años - YunGi (ATEEZ)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora