Era mi cumpleaños y con ello el aniversario número uno mis padres, un gran evento al que tendría que asistir se daría lugar en nuestra... en la mansión.
No quería hacerlo.
Después de la vez en la que tía Elizabeth nos había encontrado a Shi Ah y mí hablando, las visitas de mí prima eran cada vez menos y menos, hasta que un día simplemente dejó de venir, aún seguíamos siendo cercanas, ella me ponía al día de todo en las comidas, que eran las únicas veces en las que se me permitía entrar a la mansión, esas y cuándo había alguna fiesta, sin embargo ya no era como antes.
Nada lo era.
Había logrado por fin adaptarme a estar completamente ciega, por lo menos ya no necesitaba arrastarme por el suelo para encontrar los lugares, además Shi Ah la última vez que me visitó hace ya unos ocho u nueve meses, colocó unas gomas en las esquinas de los muebles y con ayuda del señor Ah, quien era el encargado de mantener el jardín, nos ayudó fijar los muebles a las paredes para evitar otro accidente como lo de la última vez.
Me ajuste mi hanbok de luto y coloqué unos broches en el cabello.
No mucha gente sabía que no podia ver, mi tía prefirió mantenerlo en secreto, y a mí me pareció una buena idea. No queria la lástima de las personas. Por esa razón no estaba estudiando actualmente, hasta que pudiera adaptarme a leer hangul* en relieve o aprender a leer en braille, mi tía se había encargado de difundir a los medios que luego de el accidente entré en una depresión infantil y diversos traumas infantiles. Para las personas esa era la razón por la que no aparecía en tantos eventos relacionados con la Fundación o la empresa, pero no podía estar más alejado de la realidad.
Ciertamente aún no me sentía preparada para tratar con tanta gente, pero la gente no sabía que mi tía me tenía escondida en casa "por mi propio bien" o para "evitar un escándalo" si la prensa se daba cuenta de mi ceguera.
Nadie sabía que yo era ciega hasta que mi tía o alguien se los dijera, intentaba calcular por su tono de voz y con eso calcular su edad y estatura, para así hacerme una idea de donde estarían los ojos de esa persona y mirarlos a los ojos. Era una buena táctica que me había funcionado hasta ahora.
- Min Ji, ¿Estas lista? - la voz de mí prima se hizo presente dentro del lugar - Ji-ah, este nudo está mal hecho - dijo acercándose a mí y atando el lazo delantero de mi Hanbok.
- perdóname por no ver ese detalle - bromee causandole una pequeña risita. - no quiero ir hoy, de verdad Unni
- Ji, tienes que hacerlo. - dijo luego de culminar con su trabajo y me ayudó a hacer mi trenzado. - hazlo por ellos esta vez, es...
Es lo mínimo que pudes hacer
- lo sé, pero aún así...
-¿Que tanto tiempo puede tardar una persona en arreglarse? - la tía Elizabeth entró a la que era mi habitación cuando mamá y papá... estaban aquí. - Shi Ah, cariño. Hay gente abajo esperando por hablar contigo, deberías estar allí.
Mi prima, como ya era costumbre, no dijo nada y simplemente salió de la habitación dejándome sola con mi tía. - ¿Conoces las regalas, no?.
No hablar de más con los invitados.
No hablar sobre mi cegera ni hacer nada que dejara expuesta esta.
No separarme del lado de mi tía por mucho tiempo.
No hablar con Shi Ah.
Y por último, no hablar de mis padres.
Conocía las reglas a la perfección, asentí a su pregunta. - perfecto entonces, bajemos.
