Hola soy nueva en este fandom, pero no pude evitar quedar enamorada de esta pareja y bueno, se me ocurrió una historia porque llevo años queriendo hacer esta temática. Ojala les guste mucho.
Como siempre los invito a leer mis demás trabajos, y a comentar siendo respetuosos.
Disfrútenlo
YYY
Un escalofrió le reclamaba enormemente haber elegido ese sitio para derrumbarse pero no podía importarle menos en esas circunstancias. Estaba en el frio azulejo del baño, que contrastaba con su aun tibia piel. No sabía exactamente cuánto tiempo había pasado, el tiempo se sentía surrealista desde su escondite. El pecho le dolía y jadeaba ante la falta de aire. Las lágrimas no dejaban de brotar de sus pálidas mejillas, estas eran acompañadas de lastimeras gritos de dolor y gimoteos, sentía que se derrumbaría en cualquier momento; seguía allí, en posición fetal sentada contra la puerta de madera escondiendo su rostro entre sus brazos que igualmente temblaban.
Desde fuera se seguían escuchando los preocupados llamados masculinos, y los toques desesperados; pero desde su lugar era todo tan subjetivo, tan lejano. Hasta que de repente, comenzó a toser sin poderlo evitar, de manera estrepitosa. Creyó que era el resultado de haber llevado días llorando y gritando como maniaca; sin embargo, una terriblemente dolorosa sensación de malestar en su pecho le apretó tan fuerte que le comenzó a faltar el aire y su tos empeoró, obligándola a empinarse contra el retrete del baño, temblorosa y sin poderlo evitar comenzó a vomitar. El sabor metálico de la sangre, junto con el desagradable sabor a algo que no estaba segura que era pero no era precisamente el mejor sabor del mundo, en su lengua se sentía la textura de aquello que vomitaba, algo parecida a cuando uno se metía hojas de menta, laurel o algo así a la boca; estaba lastimándola al salir esa cosa. El aroma del óxido mezclado de un aroma dulzón y primaveral llamó su atención. Su cabellera que estaba también llena de algo de sangre y algo de aquello que miró en el excusado y piso, pues la cantidad de sangre y esas cosas que salieron acompañándola fue exagerada; la horrorizó al punto de que mientras las lágrimas no paraban, comenzó a gritar desesperada.
Los toques de la puerta se escucharon más fuertes junto con los gritos masculinos que conocía tan bien. Todo lucia tan relativo, ahí tirada en el piso viendo su propia sangre manchar la pureza de lo que la tenía tan asustada, al mismo tiempo que inconscientemente no pudo evitar relacionarlo con el color de SUS ojos. De un hermoso violeta que se te quedaba grabado en el corazón.
─ ¡¿Que mierda está pasando, coño?!
El hombre detrás de la puerta, al parecer se había aterrado de escucharla gritar y fue a buscar las llaves que le permitían entrar al baño. Entonces unos delgados y alargados brazos la levantaron, alejándola de ese sitio; ella por inercia buscó acercarse al cálido cuerpo contrario, y en el hueco del hombro ajeno, ella escondió su rostro para llorar ahí igual de destruida que de costumbre. Dejando al recién llegado en blanco cuando miró la sangre en el excusado, en los labios de ella, y el piso; lo peor de la imagen no era solo la sangre sino que además, venia acompañada de algo que lo dejó atónito.
Pétalos.
Su mejor amiga acababa de vomitar sangre con pétalos de flores de color lila. Ella estaba débil, pálida y sucia; lloraba entre dolida por todo y aterrada. Entonces, al sentirla así de frágil entre sus brazos, no pudo evitar abrazarla con fuerza para llorar con ella. Asustado, impotente e inútil.
YYY
─ ¿Me puede repetir otra vez que coño está pasando?
El hombre de apenas unos veintitantos, alto, delgado, de ojos verdes casi color miel, cabello castaño claro, con labios pequeños pero rosas y de linda forma, con facciones un tanto delgadas, caucásico, con un tatuaje en el brazo, y un piercing negro en su oreja, era un chico atractivo; estaba sentado pero balanceándose en su asiento, movía sus pies, y jugueteaba con sus dedos sobre el escritorio del doctor delante de él. Mientras una chica de la misma edad, estaba sentada más atrás como si quisiera desaparecer. Ella era pequeña, de ojos azules, cabello pelirrojo, su rostro era redondo, caucásica, labios finos pero en forma de corazón, enormes pestañas, y de lindas curvas; muy hermosa. Él lucia ansioso, mientras ella lucia tan destruida que ya no podía con nada. Solo estaba sentada, ajena al intercambio de palabras, concentrada en algún punto de la fría habitación donde se encontraban pero sin realmente estar presente. Se notaba que su mente estaba muy lejos de ahí, aunque las lágrimas no dejaban de brotarle de los ojos ella seguía silenciosa.
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Las flores bajo la nieve [Rubegetta]
RomanceRubén Doblas, estaba desencantado del amor. Cuando era joven vivió un desamor tan horrible que le dejó huellas imborrables en su corazón. En esa ocasión, quedó desecho pero no todo se fue al caño, gracias a la existencia de la que a la fecha sigue...