Hola soy yo otra vez ¿Cómo han estado? ¿Les va gustando la historia?
Como siempre los invito a leer mis demás trabajos, y a comentar siendo respetuosos.
DisfrútenloYYY
Capítulo 3. La chica pelirroja
Habían pasado dos semanas desde aquel encuentro que significó mucho para ambos, aunque obviamente lo negasen. Raúl no dejaba de burlarse del par de brutos, no parando de referirse a su rutina de peleas estúpidas como “tensión sexual”. Por más que estos no lo admitieran, lo cierto era que encontraban al contrario terriblemente atrayente. A veces Samuel no se percataba de lo mucho que admiraba en su totalidad al más joven.
Como hoy, que luego de una de sus peleas, el chico lindo aseguró que no metería el postre de turno a donde los pacientes. Si con eso el de ojos amatistas dejaba de “joder”, se pelearon como de costumbre y Samuel no lo siguió.
─ Es un crio odioso.Refunfuñaba al tiempo que de nuevo, se quedó mirando como el mencionado se perdía a la lejanía. El psicólogo que estaba a su lado, comiendo un delicioso pedazo de pie de manzana, le dedicaba una mirada de hastió. Al tiempo que respondía con la boca llena.
─ Invítalo a una cita para que se te calme esa tensión.
─Mira chaval serás tan tontito como ese bruto si crees por un segundo que yo quiero algo con ese. No tengo mal gusto.
El de tatuajes solo se encogió de hombros mientras limpiaba sus barbas de las migajas de pastel que acababa de terminarse.
─ El calvo toxico es un chico raro y es muy disperso, al grado de que podría tener déficit de atención; aun así, míralo: que está muy bello el desgraciado. Incluso tiene cintura delgada y lindo trasero.
Ante esas palabras, Samuel se puso un poco más rojo de sus mejillas, sobre todo porque aparte de sonrojarse, aquello le molestó.
─ ¿Qué tanto le estas mirando, eh? No seas tan cochino.
El de piercings se rio burlonamente.
─ Nada que tú no le hayas visto antes.
Dijo al tiempo que entrecerraba sus ojos y le alzaba las cejas, en un gesto sugerente a su amigo. Quien solo le torció los ojos. Para la diversión del mayor de los dos, quien volvió a carcajearse. Para nadie era un secreto que el psicólogo adoraba molestarlo y que de paso, lo lograba todo el tiempo.
─ El chico se llevó la caja.
Comentó de la nada y de repente, De Luque giró asomó el rostro y vio que efectivamente, la caja rosa que él chico había dejado en ese solitario mostrador, ya no estaba. Eso le hirvió la sangre a Samuel, pues el muy listillo se aprovechó de que lo ignoraban para colar el pie de manzana a donde los pacientes.
─ Ahora si me va a escuchar este chaval ¿Dónde está?
─ ¿Cuál es tu afán? Déjalo ser, solo es pie de manzana.
─ Meter estas cosas y dárselas así como así a los pacientes es ilegalísimo.
─Tú lo que buscas es un pretexto para irlo a ver más con esto de que quieres marcar territorio con el chaval porque hice el comentario de que yo igual creo que es bello, pero digamos que me la creo por un segundo; solo supongamos que soy idiota por un momento, si te digo donde esta ¿prometes no joder las cosas? Vale que “la cagó” y lo que tú quieras, pero recuerda que no debes alterar a los demás pacientes y eso.
El doctor azabache le miró con cierto reproche y confusión.
─ Me conoces lo suficiente como para saber que yo lo haría eso. Para mí, los pacientes son prioridad.Raúl le dedicó una mirada muy significativa, como si tuviese miedo de lo que pudiese ocurrir. Aun así, pareció rendirse.
─ Bien, te diré dónde está.
YYY
─ El postre de hoy esta delicioso, osito.
Fue lo que dijo la chica pelirroja, quien ya había perdido gran parte de su resplandeciente belleza. Ahora; se le notaban un poco las cuencas de ojos, era más delgada, su fisonomía redondita que le daba aire tierno había desaparecido, pues era flacucha de varios lados, incluso sus dedos. También, su bello tono melocotón de piel y su rubor natural en las mejillas, vieron mejores épocas. Su cabello era apoco, su piel más demacrada y pálida. Se le notaba a leguas que la enfermedad la consumía lentamente. Era un cuadro desesperanzador para el chico que la veía demacrarse así, día a día sin que pudiera evitarlo.
─ Solo te digo que creo que es lo mejor que he horneado, eh.
Ella soltó una dulce y sutil risita ante esto.─ Eso dices todos los días, osito. Aunque si, cada día haces una receta nueva más deliciosa.
─ Lo mejor para mi niña.
Dijo mientras le despeinaba el cabello con amor a la pelirroja, quien le sonrió con muchísimo amor.─ ¿Qué tal esta Luzu?
Preguntó ella con una sonrisa.
─ Aun no voy a verlo al local pero llama todos los días. Como siempre, hizo que Lana nos llevara el almuerzo.
Tras esto señaló los obviamente ya vacíos platos de comida que estaban en la lonchera enorme que siempre cargaba. Ahora cada uno, comía lentamente su rebanada de pie con una taza de té que sacó de un termo. Del cual tenía como 4 en uno agua, otro café, en otro té y en el ultimo, sopa de pollo con verduras.
La chica que estaba semi acostada sonrió ante ese detalle. Eran amigos maravillosos esos dos. Los quería mucho.
─ Y dime ¿Qué tal te va con el terriblemente guapo doctor gruñón?Dijo ella con ese tono adorable de insinuar algo de manera “disimulada”. Se ganó que su acompañante torciera los ojos.
─ Cállate un mes ¿quieres? Siempre estás muy insistente con ese tema, no abuses mi niña. Es un odioso pesado.
Ella por toda respuesta le lanzó una mirada de “sé que te gusta, no mientas”.
─ Pues tampoco es como si a mí me gustara aguantarte, eres un niño pequeño caprichoso.
Cuando se giraron los dos amigos dieron con el jodidamente atractivo doctor, quien les miraba como demostrando que estaba ahí porque se enfureció por algo.
O demonios.YYY
¿Qué tal si Nieves se da cuenta de algo? Lo comenzaremos a saber en el próximo capítulo 4. Par de tontitos
ESTÁS LEYENDO
Las flores bajo la nieve [Rubegetta]
RomanceRubén Doblas, estaba desencantado del amor. Cuando era joven vivió un desamor tan horrible que le dejó huellas imborrables en su corazón. En esa ocasión, quedó desecho pero no todo se fue al caño, gracias a la existencia de la que a la fecha sigue...