Capítulo 9. En mis sueños

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YYY

Capítulo 9. En mis sueños

─ Hola mi niña, cada día te ves más hermosa

O no, esa hermosa y siempre perfecta voz estaba de nuevo ahí. Hablándole con ese tono cargado de amor que pese a que no duró, ella seguía sintiendo tan real. Esos hermosos ojos casi lilas que brillaban cuando sus miradas se conectaban. Esas caricias llenas de afecto que estaban ahí de nuevo, acariciándole la mejilla con el mismo amor de siempre; Cada que se veían luego de no verse en un rato, siempre le decía lo mucho que la extrañó, cuanto la amaba y lo hermosa que era ante sus ojos. Le dedicaba esas miradas llenas de amor y afecto que aun hoy en día recordaba como si apenas hubiera sido ayer y no hacía más de dos años. Sin poder evitarlo, comenzó a liberar silenciosas lágrimas al tiempo que su persona amada le acariciaba la mejilla suavemente.

─ ¡¿Qué te pasó mi niña, por qué lloras?!

Preguntó la imagen, completamente preocupada. Al ver sus mejillas llenas de lágrimas que no podía detener. En lugar de apartarla, le tomó de la mano para que no la quitase de donde la tenía. A pesar de saber que era una fantasía aun quería aferrarse todo lo que pudiese a estos momentos, porque en la realidad al abrir los ojos, esta hermosa imagen desapareciera, dejándola caer en la fría realidad del abandono que la seguía matando a día de hoy.

─ No es nada, simplemente te extrañe muchísimo.

La mirada preocupada de su acompañante se suavizó. Y le dedicó una sonrisa enternecida.

─ Yo también te extrañe muchísimo mi amor. Lo más probable es que les ruegue porque a la otra no me hagan irme por tanto tiempo o al menos, que me dejen llevarte.

En ese momento, para Nieves no existía otra cosa que el sonido hipnótico del palpitar del corazón del pecho contrario, en el que había escondido su cabeza para descasar; solía hacerlo a menudo, era una de sus cosas favoritas.

Hasta que de pronto, la chica pelirroja sintió de nuevo el tirón en el pecho que aunque fuese tan familiar; seguía doliendo como de antaño y esa opresión en el pecho no le permitía respirar, dentro de sus sueños todo comenzaba a cubrirse de pétalos de flores y sangre. Comenzó a gritar horrorizada, despertando por fin y tan pronto lo hizo, aunque estuviera en medio de la horrenda obscuridad; salió corriendo a tropezones a encerrarse en el baño. Donde tan pronto llegó volvió a salirle el doloroso vomito que le sacaba lágrimas, las arcadas y el frío suelo estaban ahí de nueva cuenta, para ser testigos de los pétalos y sangre que emanaban por montones de su cuerpo; debilitándola. Cayó rendida al lado del excusado, abrazándose a sí misma, llorando por el esfuerzo y el dolor emocional tan terrible que la estaba agobiando. Unos pasos se escucharon en la puerta del baño y no tuvo que salir de su lastimera posición para reconocer de quien se trataba.

Sabía que para su acompañante, su propia imagen debía ser lamentable, seguramente se puso más pálida de lo normal, la sangre y los pétalos dejando ese asqueroso aroma ya pútrido; como de costumbre lo alteraban muchísimo y lo deprimían tanto como a ella. Ella seguía en el piso llorando desconsolada y él se notaba que estaba intentando recomponerse a sí mismo antes de acercársele. No le gustaba llorar delante de ella. Por eso intentaba sacar fuerzas de todo antes de intentar abrazarla por los hombros. Aunque al principio ella se alejó cuando él se sentó con delicadeza a su lado, eventualmente dejó de pelear para dejarse abrazar y recargar su rostro en el pecho masculino lleno de ese aroma tan familiar que para ella, era como su hogar. Siguió llorando, mojando la camisa ajena al tiempo que él le acariciaba la espalda sin decir una palabra.

─ Lo siento tanto osito.

Ella habló entre lágrimas sin despegarse de su pecho y él no dejó de acariciarla.

─ ¿Por qué te disculpas?

─ Por causarte tantos problemas...

─ ¿Tas boba o qué? Tú no eres ningún problema, te recuerdo que cuando yo estuve mal, en ese tiempo no éramos más que conocidos y aun así, fuiste a ayudarme y ser mi soporte. Yo me había quedado sin nada y no solo me dejaste quedarme a vivir contigo, me diste alegrías volviéndote en la familia que nunca tuve. Yo te adoro bobita, no lo dudes ni por un segundo. Yo solo quiero verte bien. Es todo lo que ansió en la vida. Si tú estás bien, todo lo demás también.

─ Yo quiero que seas feliz osito.

─ Yo soy feliz estando contigo, te lo prometo. Ahora quédate tranquilita mi niña intenta descansar ¿ok?

Ella solamente asintió pero no estaba para nada convencida, lo veía en su expresión demacrada y consumida: su osito no era feliz. Eso era lo que sin duda alguna la tenía peor. Ver que le estaba quitando la oportunidad de hacer una vida.

YYY

¿Qué tal si Samuel nota algo? Lo comenzaremos a saber en el próximo capítulo 10. Abatido 

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⏰ Última actualización: Jul 16, 2020 ⏰

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Las flores bajo la nieve [Rubegetta]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora