Capítulo 5. Que linda

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Hola soy yo otra vez ¿Cómo han estado? ¿A poco Nieves no es divina?

Como siempre los invito a leer mis demás trabajos, y a comentar siendo respetuosos.

Disfrútenlo

YYY

Capítulo 5. Que linda

La pregunta de la chica dulce y linda que estaba en la cama, los dejó completamente perplejos al grado que ninguno terminó de procesarla por unos segundos hasta que finalmente comprendieron aquello.

Ambos se pusieron de colores y Rubén parecía ofuscado.

─ ¡¿Qué clase de pregunta de mierda es esa, Nieves?! ¿Estas boba o qué?

─ Eh, eh esa boca chaval, no le hables así a la pobrecita.

Defendió Samuel al tiempo que la señalaba y ella solo les sonreía, divertida por su curiosa forma de interactuar.

─ ¿Esta mal que pregunte?

Fue la respuesta de esta chica bonita pero con un semblante que lucía triste, lo que sinceramente golpeó el corazón de ambos chicos. A De Luque parecía haberle afectado aquello, mientras que Doblas sabía que aunque ella era realmente dulce y tierna; también a lo largo de los años había aprendido a usar eso a su favor, la muy tramposa así solía salirse con la suya. Justo como ahora, porque aunque sabía que era vilmente manipulado, no hacia realmente nada para evitarlo. La quería demasiado y por eso perdía contra esa chica pelirroja.

─ Yo no estoy casado ni nada. Ni tampoco tengo pareja o algo que se le parezca.

Fue la respuesta que sacó de sus pensamientos a Doblas quien ciertamente no pudo evitar interesarse ante esa afirmación y que su corazón latiera desbocado. Por lo que de nuevo ambos se pusieron colorados; sin embargo, el guapo doctor miró "disimuladamente" al chico de gorrito de oso al tiempo que soltó su declaración, ni él mismo entendía porque esa necesidad de que el chico supiera eso, pero le parecía importante hacérselo saber.

Nieves por su parte estaba infinitivamente complacida con aquella respuesta. Al grado que se le iluminó su rostro en una real sonrisa, lo que ciertamente hizo tan feliz a Rubén; verla así era por lo único que soportaba todo ese infierno. Si al final del día ella sonreía así, todo valía la maldita pena. Cada jodido segundo.

─ ¿Y usted como se llama señorita?

Fue la pregunta del doctor Samuel al tiempo que tomaba asiento delante de la chica, una vez que notó que al ambiente era de nuevo cálido y que ya no era un extraño invadiendo esa burbuja, se dio permiso de relajarse un poco.

─ Nieves Doblas.

Contestó Rubén, de manera automática; él siempre usaba ese nombre y toda esa cosa que se habían inventado, esas mentiras que para ella eran lo peor. Odiaba usar ese apellido por todo lo que eso significaba; ella hubiera preferido llamarse de otra forma y sin poderlo evitar, recordó cierto par de ojos lilas con los que soñaba casi diario; ante lo cual sintió la falta de aire y la pesadez del pecho. Se apretó ligeramente el pecho, rogando por no tener una recaída, no frente al doctor y sobre todo no frente a su osito.

Entonces el doctor De Luque se puso pálido al tiempo que analizaba aquello.

─ ¿No te llamas también tú, Doblas?

Preguntó señalando al castaño quien con una mirada un tanto más obscura, asintió. El pobre azabache pareciera que se le estaba rompiendo la ilusión o algo, lucia bastante afectado. Mirándolos entre ellos, como si buscara alguna clase de explicación, sin encontrarla. Nieves miraba aterrada la situación, porque donde el doctor no quisiera escuchar las cosas y comprender los hechos, esta oportunidad para su amigo se esfumaría, como muchas cosas que se habían ido perdiendo y él lo había permitido solo para protegerla. No quería que Rubén perdiera más cosas por su culpa, no permitiría que su mejor amigo siguiera sacrificando cosas por ella; sobre su cadáver.

─ Somos hermanos.

Fue lo que salió la boca de la chica, de manera automática ambos hombres dentro de la habitación la miraron, Rubén le dedicó una mirada de reproche y el doctor de Luque parecía no creérselo, pues no se parecían físicamente en nada. Los miraba intercaladamente, como buscando algún indicio de que la familiaridad que decían compartir.

─ Yo soy adoptada, la familia de Rubén eran muy amigos de mis padres y cuando ellos murieron, yo quede huérfana; por lo tanto ellos me acogieron. Desde entonces hemos sido como hermanos, yo adoro a mi querido osito.

Fue lo que dijo ella, con una sonrisa amable y dulce; que de nuevo, manipuló a Rubius de manera monumental, esa mujer abusaba del poder que tenía sobre él, por lo tanto; se vio incapaz de negar la obvia mentira de la pelirroja ojiazul. El doctor de ojos amatistas sonrió enternecido ante la historia de la chica.

─ Que lindo que ustedes sean tan unidos y él te venga a cuidar al hospital.

─ Mi osito es lo único que tengo pero aunque es algo mal hablado, torpe, despistado y rebelde; también es amable, bueno, fiel y sincero. Lo quiero muchísimo.

El chico de ojos claros definitivamente estuvo a punto de llorar, de verdad él también adoraba a esa mujer, por la que estaba haciendo todo esto en primer lugar. Le acarició la cabeza con amor.

─ Yo a ti, mi niña.

Samuel al ver ese lado tan lindo del chico ilegal, no pudo evitar quedar prendado ante esa imagen deseando ser el protagonista de esas sonrisas cálidas.

YYY

¿Qué tal si Nieves ayuda un poco a estos dos bobitos? Lo comenzaremos a saber en el próximo capítulo 6. Conocerse 

Las flores bajo la nieve [Rubegetta]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora