Capítulo 4. Par de tontitos

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Hola soy yo otra vez ¿Cómo han estado? ¿Les va gustando la historia?

Como siempre los invito a leer mis demás trabajos, y a comentar siendo respetuosos.

Disfrútenlo

YYY

Capítulo 4. Par de tontitos

Nieves conocía demasiado bien a Rubén.

¿Cómo no hacerlo? Llevaban prácticamente unos 6 años siendo los amigos inseparables que eran hoy en día. Su amistad inició un día que fue trágico para el pobre castaño. Tan doloroso y profundo fue el daño que aquello le dejó unas enormes cicatrices, solamente que la persona que le rompió el corazón. Al menos no lo dejó tan mal como había quedado la misma Nieves, luego de aquella experiencia que aunque corta; fue lo mejor de su vida en su momento. El dolor tan agonizante cada que la recordaba o que pensaba que posiblemente, actualmente vivía su vida felizmente con alguien más; todo eso valía la pena solo por los recuerdos tan reales que estaban grabados en su corazón.

Por eso, siendo la mejor amiga y confidente de su queridísimo osito, ella ya había notado que el chico estaba coladito por el doctor guapo de ojos amatistas. Porque cuando el chico hablaba de la gente que le desagradaba, no solía insistir en cosas como: "Tan guapo pero tan gilipollas" "Mira que esta mamadísimo pero lástima que es un dolor en el culo". Esas eran frases de alguien que realmente se sentía mínimo atraído físicamente por la otra persona y definitivamente, Rubén se moría por besarse locamente en algún lado con ese muy candente doctor. Que ahora que lo tenía de frente, su amigo no tenía para nada mal gusto. Era una fantasía viviente para enfermeras, doctoras y pacientes.

Pero cuando vio al de ojos amatistas mirar a su amigo, se dio cuenta de algo: ese doctor se moría por arrinconar al más alto contra alguna pared para hacerle cositas. Los dos se gustaban mutuamente. Demasiado. Además de que ambos eran lentos para esas cosas.

─ No estoy de humor para seguir aguantando tus mierdas, tío.

─ A mí tampoco me gusta que me estés desobedeciendo, chaval deja de darme complicaciones.

─ Me puedes comer los huevos con pan bimbo si quieres.

El azabache se puso visiblemente colorado ante esa insinuación. Para la pelirroja que era algo inocente, aquello fue un poco extraño pero tampoco era tan tonta. Eso delataba que posiblemente, el mayor de los presentes quería hacer esa clase de cosas con Rubén. Ella también se puso algo colorada y le dio una sutil risita, que lastimosamente, los devolvió a la realidad de que ella seguía ahí.

Los dos, par de bobos se pusieron colorados.

─ Lamento mucho mi comportamiento señorita no quise importunarla.

Fue cuando por fin, el doctor de Luque fue consiente de la chica que estaba ahí, en esa cama. Luciendo enferma y demacrada, además de que se notaba que era a ella a quien el chico le llevaba la mayoría de los postres y sus enormes loncheras con comida. Pues estaban regados por todos lados.

─ ¿Tas bobo o qué? Mira que venir a joder a la habitación de una paciente. El doctor le dijo que mientras menos estrés, mejor para ella y vienes aquí a armar...

Antes de que Doblas continuase con sus reclamos al pobre Samuel, la pelirroja negó y jaló sutilmente de su ropa para llamar su atención.

─ No me molesta, de hecho me divirtió sobre manera. Me gusta que alguien venga a verte para variar, siempre vienen a verme a mí y alguien que venga a verte a ti de vez en cuando no está para nada mal. Me hace feliz.

El de ojos amatistas volvió a ruborizarse.

─ Yo no vengo a verlo.

Aclaró algo nervioso pero no menos firme. La oji azul pareció confundida.

─ ¿No vino a llamarle la atención por meter postres a escondidas?

Entonces Samuel se dio cuenta de eso, si lo miraba en perspectiva; si definitivamente, él había ido específicamente a buscar al chico de ojos claros. Lo que lo hizo ruborizarse y sentirse de repente muy torpe. Por su parte Doblas, al notar al doctor ponerse de colores no alcanzó a comprender muy bien pero si entonces, el mayor había ido a buscarlo a él... eso lo alteraba a niveles que prefería ignorar aun así, no logró disimular su rubor.

Para la chica en la cama, la escena era muy adorable, ambos todos colorados y torpes; para ella, los dos eran un par de tontitos que empezaban a gustarse entre ellos más de la cuenta y no lo habían notado todavía. O preferían ignorarlo, como Rubén que le tenía miedo a las relaciones. Desde la última, él no había vuelto a darse permiso de enamorarse. Un pensamiento que la atormentaba diariamente, era el hecho de que encerrado ahí cuidándola todo el tiempo, menos podría conocer a alguien maravilloso.

─ Dígame doctor ¿usted es casado?

De la nada Nieves hizo una pregunta que rompió el ambiente extraño delante de ella, dejando otro en su lugar, pues ambos estaban confundidos ante lo que la chica acababa de preguntar.

YYY

¿Qué tal si el doctor de Luque y Nieves comienzan a llevarse mejor? Lo comenzaremos a saber en el próximo capítulo 5. Que linda 

Las flores bajo la nieve [Rubegetta]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora