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Te encontrabas en la finca del patron, te había llamado para algo muy urgente. Al llegar te dijo que esperaras y alguien llegaría, ese alguien lo tenías que entrenar un poco para alcanzar totalmente su respiración.
No replicaste y aceptaste con amabilidad y la típica sonrisa que te caracterizaba.
El patron volvió adentro con sus pequeñas y tiernas hijas mientras tu esperabas. Unos segundos después apareció un peli borgoña y te sonrojaste abruptamente.
Ibas a entrenar a la persona de quien estabas enamorada.
-¡(T/N)-chan, daré lo mejor de mi!.
Le miraste tiernamente y apartaste la mirada para evitar que viera tu sonrojo.
-Sí, vamos. Aunque creo que el más indicado sería Tomioka-san o Rengoku-san. Ellos son tu aliento, yo sólo soy la pilar de las flores, Tanjiro.
-Oh, le pedí a Ubuyashiki-sama que me entrenaras tú. Eres una de las más fuertes en cuanto a resistencia y fuerza, ¡quiero aprender mucho de ti!.
Te sorprendiste y le acariciaste el cabello con cariño, te habias enamorado completamente de él.
-Muchas gracias por los halago, Tanjiro. Pero ya te dije que somos de la misma edad, no uses honoríficos si te dirijes a mí.
-Claro, lo que sea por ti.
Tomaste su mano y empezaron a caminar hasta tu finca. No tenias ningún tsuguko. Nadie quería realmente porque les parecia ñoño tu aliento o muy débil. Eso te dolía mucho.
. . .
Al llegar a tu finca te quitaste tu haori para más comodidad, y tomaste dos espadas de madera que se encontraban por allí. Una se la diste al chico y otra te la quedaste.
Ya posicionados empezaron a pelear, al principio se porto muy amable pero siempre le recordabas una cosa.
-En las peleas no tienes piedad, Tanjiro. No seas amable con los demonios que intentan atacarte-le dijiste y diste un golpe.
Realmente no le dolió y iba a pararse, sin embargo, pusiste uno de tus pies en él dejándolo en el suave pasto otra vez.
-Esto es todo por hoy, intenta mejorar tu habilidad y técnicas para atacar a tu oponente.
-S-sí.-se sonrojó-¿(T/N)-chan?.
Le ayudaste a levantarse y le miraste.
-¿Qué sucede, Tanjiro?.
Este otra vez se puso en el suelo arrodillado frente a ti.
-¡Perdón por ver su ropa interior!.
-¿¡Eh?!.
Bajaste, más bien, jalaste tu falda hacia abajo como si así se dejara de ver todo.
-La que se tiene que disculpar soy yo, Tanjiro. Debí pensar más sobre el uniforme a la hora de entrenar contigo.
El borgoña se acercó a ti y te beso, no sabías que pensar, tu cuerpo se dejó llevar y le siguió el beso.
Después el chico lo rompió y te miro sosteniendo una de tus finas y suaves manos.
-Espero ser el único que le vea así, (T/N)-chan. No quisiera que otro hombre se acercara a usted con otras intenciones.
-Tanjiro...
-Lo que quiero decir, es que me gusta mucho. Realmente le pedí a Ubuyashiki-sama que me entrenaras tú para estar... Más tiempo contigo y poder conocerte mejor.
Quitaste tu mano de las suyas y la dirijiste a su cabeza. Este siguió contento con su declaración.
-Los demás la toman como una joven débil, al igual que su respiración, pero yo no. Usted es todo lo contrario, no dejando atrás su increible personal. ¿Aceptaría ser mi novia y madre de mis futuros hijos, (T/N)-chan?.
Lo abrazaste fuertemente soltando varias lágrimas. Nunca nadie te habia dicho algo así.
Te acercaste feliz a él y lo besaste. Cuando terminó el beso fuiste corriendo por tu nichirin y la sacaste de su funda.
-He estado practicando esta nueva postura. Espero y te guste.
Le indicaste a el chico que se sentara en el pasillo alejado de ti y suspiraste antes de hacer la posición.
-¡Vigésima postura: flores del amor!.
Agitaste tu espada haciendo una forma de corazón y pronto el jardín se llenó de muchos pétalos rojos. El chico miraba con asombro y iba a tocar uno pero le interrumpiste.
-Si los tocas, te van a explotar en la cara. No te lo recomiendo, Tanjiro. Mira.
Tomaste una piedra y la lanzaste a uno de los pétalos, estos explotaron tal fuegos artificiales y no dejaron nada de lo que fue la piedra.
-Creé está nueva técnica pensando en ti, Tanjiro. Debo de admitir que la primera vez que te vi llamaste mi atención.
-Me alegra oír eso, (T/N)-chan.
Todo lo que quedó del día se la pasaron junto, sintieron que fueron sólo minutos pero fueron muchas horas la que se mantuvieron así.
Ahora se enfocarían en cunplir sus sueños y metas juntos, siempre se estarían apoyando el uno al otro.
Las flores son un reflejo de la belleza misma, y me temo que tú eres una de ellas. Te prometo que nadie te arrancará de tu espacio, mi amor.
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