💭bipolaridad al máximo 💭

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No sabía de quién era ese tulipán, podía ser de León o de... Alex. Incluso su nombre me dolía. Puse la tele para distraerme, pero la cosa no fue a mejor.

Presentador: Hoy en las noticias hablaremos de la supuesta infidelidad del jugador de futbol Álex a "la chica del beso" también conocida como Jessica.

— que asco de televisión. -dije realmente cabreada.

Ese titular me mató. No podía aguantarlo más, estaba llorando por un tío q no dudo al estar con otro persona q no fuera yo. A si q salí en busca de paz y tranquilidad, busqué un banco en donde sentarme y cogí uno de los libros q llevaba en mi bolso. "La Celestina", ese libro era superior a mí, el desarrollo, los personajes... Yo quería a alguien como Calisto, un amador cortés q perdiera la cabeza por mí. Claro que... León siempre estuvo para mí y yo me encapriché de un niñato... Estaba sola, ya que el banco estaba situado en una zona de un parque bastante tranquila.

Llevaba unos minutos leyendo cuando paré. De golpe. Sin ninguna razón. Miré para los lados y como no había nadie, me tumbe en el banco. Su tacto era frío pero lo agradecera, ese día hacia calor. Notaba como mi pelo estaba entendido por las fibras del banco. Cerré los ojos y sentí.... felicidad, en un instantes deje de pensar en todo lo q pensaba y sentía felicidad y ahí es cuando me di cuenta de lo q dijo Nathan. Debería centrarme más en mi.

— No quiero distraerme más, no novios ahora mismo, yo quiero divertirme. Sólo eso, diversión.

Me levante del banco súper alegre y vi q había una señora mirándome como si estuviera loca. Ni sabía cuándo había llegado esa señora, aunq me puse toda roja y me fui del lugar. Decidí irme a un spa. Después de horas de masajes, chocolaterapia, y de uñas postizas, estaba totalmente renovada. Al salir del spa, me dirijo hacia una tienda de Calvin Klein y me compré unos vestidos, para ser sincera, un poco de putilla. Pero quería lucirme.

Salí toda diva. Si, quería sentirme bien, queria relucir, los chicos me miraban de arriba a abajo con la boca habierta. Las mujeres me clavaban sus miradas de envidia. Llegue a casa y León me miraba perplejo. Esta vez no me decía nada, pero ya no por el enfado, sino por el asombro. Así q lo miré, lo miré con demasiada lujuria.

    Quería sentirlo, quería q me hiciese suya. Lo estampe contra una pared y empecé a besarlo, noté como cerraba los ojos, le estaba gustando.
Entonces sin esperarlo, él se dio la vuelta dejándome q mi contra la pared. Con mis piernas enganchadas a su cintura nos besamos apasionadamente.

— esto está mal -dijo mirándome los labios

— se q te gusta lo malo - dije pasando mis manos por sus abdominales  y cada vez más abajo.

Cada vez notaba su erecto miembro más, así q decidimos pasar al sofá en donde me desnudo y nos entregamos a la pasión.



Bailando sobre las olasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora